PEQUEÑAS HISTORIAS SOBRE MADRID

Para la persona que por primera vez visita nuestra ciudad puede que se lleve la impresión de una ciudad en la que la gente vive acelerada, corriendo siempre de un lado a otro, con la cara crispada por las preocupaciones cotidianas. En ocasiones, Madrid puede ser una urbe dura, algo fría , en la que cada uno va inmerso en sus propias inquietudes y no hay lugar para el que busca una relación más humana con lo que le rodea.

Pero eso sería una visión superficial de esta hermosa ciudad, porque cuando superas esta primera impresión de Madrid, descubrirás que es una ciudad abierta a todo el mundo, donde todo el mundo tiene cobijo sin importar raza, lengua y religión, tolerante, libre y abierta. Creo que el genial dibujante Antonio Mingote la definió muy bien cuando dice «Madrid es como una mujer no demasiado guapa, pero que no puedes vivir sin ella» . Es cierto que no es la ciudad más hermosa de Europa ni de España, que su planificación urbana es, cuando menos, irregular y algo caótica, que su casco histórico no puede competir con el de otras ciudades medievales, pero es una ciudad que siempre está viva, que cambia y evoluciona cada día, una ciudad que no es un museo aunque los tenga de los mejores, es una ciudad hecha por y para sus habitantes y a la que aprendes a amar poco a poco hasta que ya no puedes renunciar a ella.
Yo, que no soy de esta ciudad, me siento ya parte integrante de ella y mi forma de quererla es conocerla cada día un poco más. Ya he dedicado otros artículos de este Mentidero a su historia y hoy, que tendré ni primera experiencia como guía de esta ciudad, quiero compartir algunas de esas historias que dan personalidad a nuestra ciudad.
Los habitantes de esta ciudad reciben el nombre de gatos, pero seguro que muchos madrileños no saben la historia del origen de este nombre. Para conocerlo, tenemos que viajar en el tiempo hasta el año 1083, cuando las tropas del rey de Castilla, Alfonso VI, se aprestaban a la conquista de Toledo . El monarca sabía lo difícil que iba a resultar la conquista de la antigua capital visigoda, por lo que decide conquistar primero Madrid y las tierras limítrofes para dejar a la ciudad toledana sin comida y obligarla a rendirse por hambre.Según nos cuenta un cronista de la época: «Le pareció a Alfonso VI empezar la conquista de Madrid, por ser lugar fuerte y muy dispuesto para hacer plaza de armas y frontera contra los moros. Así lo hizo poniéndola sitio»
Alfonso VI(1047-1109), rey de Castilla y conquistador de Madrid en 1083
Aunque, en un principio, las tropas castellanas ocupan con facilidad el arrabal de San Ginés , los árabes se hacen fuertes detrás de la muralla que protegen la ciudad . Las defensas parecen inexpugnables y Alfonso VI llega a valorar la posibilidad de abandonar el asedio. Estaba reflexionando sobre ello en su tienda ,cuando los soldados trajeron a su presencia a un adolescente que había escapado de Madrid y se había colado en el campamento cristiano para unirse en la lucha, ganándose rápidamente el aprecio de las tropas, que le apodaban «Gato» por su  agilidad a la hora de escalar muros.
Cuando se lo presentaron, el monarca tuvo una idea , aprovechar la agilidad  del joven para que escalase las murallas de la ciudad y pudiera facilitar la entrada en la ciudad a las tropas. Al día siguiente, antes del amanecer, el joven se dirigió a la parte más difícil de la muralla donde los musulmanes no había puesto vigilancia por creer imposible que nadie pudiera subir por ella. Poco a poco, con la ayuda de un cuchillo que iba clavando en la muralla para hacer un agujero en los que apoyar sus dedos, fue subiendo con agilidad hasta una de las torres de vigilia y, desde allí, lanzó una cuerda por la que escalaron unos pocos soldados que redujeron a los que custodiaban las puertas de la ciudad y las abrieron al resto de las tropas. De esta forma, gracias a la habilidad del joven «Gato» se conquistaba Madrid.
Por eso, de entonces en adelante, en Madrid, a toda persona especialmente valiente se la empezó a llamar gato y el propio joven convirtió el sobrenombre de Gato en un apellido de familia . Con el tiempo , terminó conociéndose a los naturales de Madrid con el apelativo de gatos.
Otro de los símbolos de Madrid es su escudo, el que todos conocemos, un oso que se apoya sobre patas mientras con sus manos parece abrazar un árbol, el madroño, y las siete estrellas que aparecen en su bandera. El origen del oso hay que buscarlo en el siglo XIII, cuando el rey Alfonso VIII le dio a la villa un escudo en el que aparecía un oso caminando por un campo de plata con la constelación de la Osa menor al fondo, formada por siete estrellas. El motivo de que fuese un oso parece ser que es porque había una gran cantidad de ellos viviendo en los bosques próximos a la villa. 
El escudo de Madrid, con el oso abrazando el Madroño
Por esta época se inició un conflicto entre la villa y la Iglesia por la propiedad de las tierras de pastoreo, la madera y la caza. Tras 20 años de disputa se alcanzó un acuerdo por el cual la Iglesia se quedaba con las tierras de pastoreo mientras que la Villa consiguió la explotación de la madera y las  tierras de caza. Para reflejar este acuerdo se modificó el escudo y así el oso apareció erguido sobre el campo y apoyado en un árbol, así las patas traseras sobre el campo simbolizaba el dominio de la Iglesia sobre las tierras de pastoreo mientras que las manos del oso que se abrazan al  árbol representaría el dominio de la villa sobre la madera y la caza. 
En lo que se refiere al árbol, tradicionalmente se ha creído que se trataba de un madroño, aunque tendríamos que puntualizar que éste no es un árbol sino un arbusto.En realidad no se sabe porque fue elegido el madroño como símbolo ya que no es una especie autóctona de la villa, aunque una de las historias más difundidas es una que nos lleva al siglo XVI. Durante el reinado del emperador Carlos V unas fiebres asolaron la ciudad mientras el emperador estaba de visita en la ciudad, y finalmente el monarca también cayó enfermo. 
No se conocía cura para estas fiebres y ya se daba por perdida la vida del rey, pero los madrileños habían averiguado que elaborando un brebaje con hojas hervidas de madroño se conseguía sanar mal. Se aplicó esta pócima a Carlos V que al poco recobró la salud  y por ello, en agradecimiento, se añadió este árbol milagroso al escudo de armas de la ciudad. Hoy en día podemos ver este símbolo de Madrid en la estatua erigida en la Puerta del Sol, obra del escultor Antonio Navarro Santafé en 1967.
Para terminar el artículo de hoy quiero recoger unos versos del gran poeta español Antonio Machado que han inmortalizado una de las definiciones de Madrid. Dicen así:
Madrid, Madrid; qué bien tu nombre suena,
rompeolas de todas las Españas!
La tierra se desgarra, el cielo truena,
tú sonríes con plomo en las entrañas
Esa es Madrid, la rompeolas de las Españas, donde todo tiene cabida  y todo es aceptado, donde nadie se siente extraño aunque casi nadie sea de aquí.

UN PASEO POR EL PALACIO REAL Y UNA HISTORIA SOBRE LA PATRONA DE MADRID

En la noche de Navidad de 1734 se inicia un incendio en la residencia que en Madrid tienen los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio, el Real Alcázar. Es a medianoche cuando los guardias dan la voz de alarma y ,aunque todo el personal de palacio se moviliza para sofocar el fuego, el fuerte viento no hace más que avivarlo. El palacio arde durante cuatro días, hasta quedar destruido por completo. Obras de pintores como Rubens, Tiziano o El Españoleto junto con otras muchas riquezas artísticas que atesoraba en su interior el Real Alcázar, perecen en el incendio. Por fortuna, los reyes se hallaban en aquel momento en el palacio de El Pardo, por lo que no corrieron peligro alguno.

Tres años después, en abril de 1738, Felipe V ordena el inicio de la construcción de un nuevo palacio sobre las ruinas del antiguo. Se encarga el proyecto al arquitecto italiano Filippo Juvara, que había diseñado un palacio a imitación del de Versalles, con una enorme fachada de 476 metros de largo y 28 metros de altura y con 3000 ventanas abiertas en todo el edificio. Pero Juvara moriría un año después del inicio de las obras, de las que se encargaría a partir de ese momento su discípulo Juan Bautista Sachetti, que reduciría las dimensiones del palacio , dejándolo en 131 metros, ya que el coste era demasiado alto para las arcas del rey.

Palacio Real de Madrid
Su construcción no estuvo libre de leyendas y hechos misteriosos, como las denuncias de los obreros que decían ver demonios que subían por las murallas del Campo del Moro. Las sombras en cuestión debieron de ser no demonios sino ladrones, porque cuando se envío a guardianes para que vigilasen la construcción, las sombras no se dejaron ver de nuevo. Sin embargo, poco después , un accidente le costó la vida a uno de los obreros y ,de nuevo, surgieron los rumores de algunos obreros que afirmaban que había sido empujado por un espíritu. Felipe V, para tranquilizar a los trabajadores, ordenó realizar un exorcismo y que todos los hombres fueran rociados con agua bendita, tras lo cual parece ser que ya se tranquilizaron y pudieron continuar las obras, que se finalizarían, ya bajo el reinado de Carlos III, en 1764.

Si  paseáis por la Plaza de Oriente ,que se halla a los pies del Palacio Real, veréis a lo largo de toda ella , una sucesión de esculturas de más de dos metros de altura que representan a diferentes reyes de la historia de España , desde los visigodos hasta los monarcas de Asturias, Castilla y Aragón, hasta un total de 108 reyes. Pero lo que muchos de los turistas que pasean entre ellas desconocen es que estas esculturas estaban pensadas para ornar la cornisa del Palacio. De hecho, si nos fijamos en ellas, nos daremos cuenta que estaban esculpidas para ser contempladas a gran distancia y no de cerca, como lo demuestra la falta de detalle en los rostros y en las ropas.

La idea de colocar estas figuras era del arquitecto italiano Francesco Sabatini, a quién Carlos III le había encargado una ampliación del palacio. Con la aprobación del rey un grupo de 20 escultores se pusieron a la tarea y ,cuando empezaban a colocarse en la cornisa, la reina madre, Isabel de Farnesio, tuvo un sueño en el que Madrid era sacudida por un fuerte terremoto que causaba la caída de las estatuas desde la cornisa al suelo y terminaba aplastanto bajo su peso a la reina. Asustada , la supersticiosa Isabel pidió a su hijo Carlos III que no se colocarán en la cornisa . También pudiera ser que el motivo fuera el exceso de peso de las esculturas para el techo del Palacio, o que su efecto estético no fuera el deseado, pero lo cierto es que fueron retiradas y guardadas en los subterráneos del palacio , y allí permanecieron hasta que, en 1842, la reina Isabel II ordenó que se sacasen para distribuirlas por toda la ciudad y enviarlas a otras ciudades españolas. Por eso, las que  hoy vemos en la Plaza de Oriente, son sólo algunas de ellas, las demás están repartidas por toda la ciudad y el resto de España.

Estatuas de los diferentes monarcas de los reinos de España que flanquean la Plaza de Oriente

Junto al Palacio Real se halla la Catedral de la Almudena, cuya construcción se inició el 4 de abril de 1883 , cuando el rey Alfonso XII puso la primera piedra de la nueva catedral , que no sería consagrada hasta 110 años después. Lleva el nombre de Almudena en honor de la patrona de Madrid, la Virgen de la Almudena, cuya historia o leyenda, es dificil separar la realidad de la fantasía en estos hechos, merece la pena que nos detengamos para relatarla.

Retrocedamos en el tiempo hasta el año 1085, cuando ,en plena Reconquista, el rey Alfonso VI de Castilla avanza hacia la antigua capital del reino visigodo , Toledo. Como es una ciudad fuertemente defendida , el rey castellano decide apoderarse de todas las poblaciones cercanas para evitar que los alimentos lleguen a Toledo y obligarles a rendirse por hambre, y por ello Madrid se convierte en un objetivo principal, pues su control asegura el cierre de los pasos que van hacia Toledo, los puertos de Navacerrada, Fuenfría y León.

Madrid es reconquistada por las tropas castellanas dirigidas por Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, y ,estando ya en la villa, una chica llamada María se acerca al Cid para contarle que ,oculta en algún lugar de la villa, se hallaba la imagen de la Virgen que había sido escondida por los madrileños durante la ocupación musulmana . Según le contó la joven, la Virgen estaba  en un lugar secreto acompañada por dos cirios encendidos , pero había un problema , su madre la había transmitido el secreto antes de morir y ella había olvidado su ubicación. El Cid ordenó buscar la imagen por todos los sitios sin resultados, y ,cuando tuvo que abandonar la ciudad para seguir la campaña, informó a Alfonso VI de estos hechos.

El rey regresó a Madrid después de haber conquistado Toledo para ver la imagen de la Virgen, pero ni la imágen había aparecido ni María recordaba donde estaba. El rey, enfurecido, juró que derribaría las murallas árabes que defendían la ciudad si en el plazo de dos semanas no aparecía la Virgen. Eso dejaría indefensa a Madrid contra cualquier ataque . La joven María , angustiada, no quería ser la responsable de la ruina de la ciudad por lo que no le quedaba mas esperanza que rezar  y esperar un milagro.

Reproducción de la imagen de la Virgen de la Almudena situada en el mismo lugar donde fue hallada la original en la Cuesta de la Vega

Transcurrieron las dos semanas, y el 9 de noviembre de 1085 se iba a proceder a demoler las murallas. Como último recurso , el monarca ordenó realizar una procesión a lo largo de las fortificaciones. La pobre María también participaba en ella, llena de angustia y sentimiento de culpa. La procesión fue avanzando sin novedad hasta llegar a la empinada Cuesta de la Vega. En ese momento, al pasar por delante de un granero, María emitió un grito desgarrador. Todos se detuvieron sorprendidos, y, antes de que pudieran preguntar que pasaba, una parte del muro se derrumbó y apareció la Virgen acompañada de dos cirios encendidos. El milagro se había producido, cuatro siglos después de su desaparición los madrileños recuperaban a su Virgen y las murallas no tendrían que ser derruidas. La pobre María , mientras, no había podido soportar la tensión y había fallecido.

La Virgen recibiría el nombre de Almudena aunque el origen de este nombre no queda claro. Algunos dicen que es una derivación del nombre árabe de muralla, almudayna, mientras que otros afirman que al ser hallada delante de un granero su nombre procede del árabe almud, que es una medida de trigo. Sea como fuere, la Virgen se convertiría en la patrona de Madrid hasta nuestros días, aunque la imagen que hoy podemos ver en la Catedral que lleva su nombre ,no es la original , sino otra realizada en el siglo XVI y podemos ver una replica de la original en la Cuesta de la Vega, en el mismo lugar donde hace casi mil años volvió a salir a la luz .

¿Qué parte es leyenda y que parte es realidad? Un milenio después no es posible saberlo pero , como dicen los italianos, «si non e vero e ben trovato», «sino es verdad está bien buscado». Quedémonos con el relato que ha llegado  hasta nosotros y que confiere a nuestra ciudad un halo más de misterio y magia.