UNA NACIÓN DESMORALIZADA

España ha sufrido en su historia reciente diversos momentos de profunda desmoralización, quizás el más conocido el estado depresivo en el que quedó sumida la nación tras la perdida de nuestras últimas colonias en 1898, que a su vez no era más que otro paso en el proceso de descomposición y decadencia iniciado a raíz del reinado de Fernando VII y las continúas guerras civiles que asolarían el territorio español durante gran parte del siglo XIX , culminando con el estallido de la Guerra Civil de 1936 y la dictadura de 35 años que aisló a España de la escena internacional.

Pero si miramos el panorama actual nos encontramos una vez más con una nación que carece de confianza en si misma, sin un objetivo claro, con una clase política desprestigiada, una economía que marcha a la deriva y una falta de un proyecto en común que esta desembocando en el progresivo desvertebramiento de España por unos nacionalismos que tiran de ella hasta provocar su desgarro y un sentimiento de resignación y desencanto en la población.

La cascada de noticias de estos últimos días apuntan en este sentido. Por un lado nos encontramos con el conflicto del Sáhara , donde España tiene una deuda moral e histórica con el pueblo saharahui, pero es incapaz de salir en defensa de los más débiles por miedo a la reacción de Marruecos. Sacrificamos a un pueblo para proteger nuestros intereses pero ¿qué sucederá cuando, conscientes de nuestra debilidad, la siguiente reclamación marroquí sean Ceuta y Melilla? Una lección de la historia es que ceder ante la injusticia, ante la violencia del fuerte sobre el débil, sólo trae más violencia pero claro ¿a quién le importa la historia? es mejor guardar silencio o, aun peor, pronunciar palabras vacías de contenido como declarar que nos unimos a lo que haga la ONU. ¿No somos capaces de expresar nuestra postura ante el conflicto y hablar con voz propia en la escena internacional? No,no vaya a ser que nuestros vecinos se enojen.

Pero también dentro de nuestras fronteras nos encontramos con un estado débil que tiene que aceptar las imposiciones de los partidos nacionalistas para mantener la estabilidad del gobierno, produciéndose el efecto perverso de que partidos minoritarios ,con un peso muy pequeño en votos y cuyo objetivo no es favorecer a la nación sino a sus respectivos feudos, decidan  la politica nacional . Roza   la esquizofrenía que la política española este dirigida por aquellos que no desean ser españoles y que por lo tanto no piensan en el bien común ¿Donde podríamos encontrar un país en el que te multasen por querer escribir o hablar en la lengua común de todos los habitantes de ese país, o que no puedas estudiar o trabajar en partes del territorio porque te obligan a hablar en otra lengua diferente a la común? Marginados dentro de nuestro propio país.

Y para completar el panorama la crisis económica y social. Una economía que durante años vivió en una burbuja  basada en la especulación y la corrupción , donde los mismos que tenía que dar ejemplo de integridad al desempeñar cargos públicos se lucraban con operaciones fraudulentas , mientras nadie se preocupaba en transformar la economía para que dejásemos de ser el salón de recreo de Europa y nos convirtiéramos en una nación tecnológicamente desarrollada y con una población bien formada para adaptarse a trabajos más cualificados. Pero no es así, años de planes educativos absurdos han conseguido crear una generación de jóvenes que , sobre el papel, deberían de saber más pero que  en realidad ignoran aspectos básicos de la historia y la cultura de su propio país haciéndoles mucho más vulnerables a la manipulación y la mentira y restándoles el ejercicio de crítica que tan necesario es en una democracia para controlar al poder.

La esperanza es que todavía exista una parte importante de españoles a los que , como escribía Miguel de Unamuno, les «duela España» y reaccionemos ante esta situación.

Miguel de Unamuno

Nunca es una solución la resignación, ni la indiferencia, ni la desesperanza. Si queremos salir de este pozo hay que unirse en un proyecto común, con todos mirando en la misma dirección y recordando que hay cosas que merecen la pena defender y luchar por ellas como la libertad, la verdad, la defensa del débil y la búsqueda de la justicia. Y para ello tendremos que tener una actitud más activa en la sociedad y pedir cuentas a quienes nos han llevado a este punto de postración. Basta de palabras melifluas, de promesas vanas, de mentiras para ganar un voto más

LA DEUDA MORAL DE ESPAÑA ANTE EL CONFLICTO SAHARAHUI

Se ha producido el desalojo violento del campamento que la población saharahui había levantado muy cerca de la capital del Sáhara Occidental, El Aaiún. Estaban allí no para reclamar la independencia del Sáhara sino para pedir una vida digna, trabajo y acceso a la sanidad y a la educación, de lo que les priva el gobierno de Marruecos. En el momento en que estoy escribiendo Marruecos ha bloqueado las informaciones que llegan desde allí y sólo disponemos de la versión oficial, por lo que se desconoce el número de muertos y heridos.



Una calle de la ciudad, en el momento de los disturbios. | Efe
Enfrentamientos en El Aaiún

La reacción del gobierno español ha sido el silencio, excepto una breve declaración de la ministra de Asuntos Exteriores pidiendo que «es un problema del ámbito de la ONU«. Esto no es cierto del todo, España tiene una responsabilidad con quienes formaron parte de  nuestra nación entre 1943 a 1975,  llegando a gozar del estatus de provincia y sus habitantes poseían el pasaporte español

Como siempre, para entender un conclicto hay que mirar hacia el pasado porque su ignorancia es la que hace posible la manipulación que desde hace años ha llevado a cabo Marruecos. En 1975 , con Franco agonizando, el rey marroquí Hassan II organizó la llamada «Marcha Verde» , formada por civiles que violó la frontera que separaba Marruecos del Sáhara español, contando con la ayuda en aquel momento de Estados Unidos. España retiró a sus tropas para evitar un baño de sangre y a finales de ese mismo año se firma el  Acuerdo de Madrid en el que se establece que este territorio sería temporalmente administrado por Marruecos , Mauritania y España. Pero en ningún momento se establecía ningún derecho territorial de ninguna de estas tres naciones sobre el Sáhara, sólo eran administradoras del mismo hasta que pudiera prepararse su autonomía.

Después de la marcha de España nació el Frente Polisario para lograr la independencia del Sáhara y fundando la República Árabe Saharahui Democrática. Mauritania se retiró de su papel de administrador tras llegar a un acuerdo con el Polisario, pero Marruecos terminó ocupando todo el territorio en 1979 y a partir de entonces se sucedieron la violación de los derechos humanos de la población saharahui , llegando a bombardear a la población con bombas de fósforo y napalm, todo ello ante el silencio de la comunidad internacional, ya que Marruecos era un importante aliado de Estados Unidos en su política en África del Norte.

Finalmente, en 1991 se firma el alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario auspiciado por la ONU y con la promesa  de convocar un referendum, en el cual la población saharahui pudiera decidir su destino. Este referendum jamás ha tenido lugar porque Marruecos no ha hecho más que poner trabas a la celebración del mismo al tiempo que ha ido llevando a marroquíes a este territorio para ser más que los saharahuis y asegurarse así la victoria en caso de que se llegase a celebrar alguna vez.

Y así llegamos a los hechos de esta semana, cuando la población saharahui se ha convertido en una marginada dentro de su propia tierra, sin tener derecho a recibir educación ni asistencia sanitaria, viviendo como parias o en campos de refugiados en Argelia.

Una vez más se demuestra como las grandes declaraciones morales de los gobernantes que hablan de libertad, de respeto de derechos humanos, de justicia, de igualdad se vuelven palabras llevadas por el viento cuando entran en conflicto con sus propios intereses. El Sáhara poco puede aportar a las potencias dominantes mientras que Marruecos si, ya que es un aliado clave para controlar el crecimiento del islamismo en el norte de África y temen desestabilizar la monarquía que lo gobierna con mano de hierro y sin respetar los principios democráticos.

En cuanto a España, en su momento salió de mala manera del Sáhara en un momento delicado por la enfermedad de Franco y porque estaba presionada por Estados Unidos para que no hiciera nada por evitar la ocupación marroquí. Pero ahora , ese silencio es más vergonzoso porque es fruto del miedo, no queremos provocar la ira de un Marruecos que no tardará mucho en reclamar también las plazas españolas de Ceuta y Melilla donde desde hace años va introduciendo ciudadanos marroquíes para llegar a constituir la mayoría de la población.

España no debería callar, debería prestar su apoyo diplomático al pueblo saharahui y urgir la intervención de la ONU ,no sólo para parar el abuso de poder marroquí y sus acciones violentas sino para exigir  la convocatoria de ese referéndum prometido a los saharahuis. Al menos les debemos eso a un pueblo que una vez fueron nuestros compatriotas pero me temo, que una vez más , el gobierno español dará muestras de su incapacidad y guardará silencio. Es más sencillo dejar que sea aplastado el débil y esperar que el tiempo lo silencie todo