HISTORIA DEL DÍA DEL PADRE, SAN JOSÉ Y SU EVANGELIO APÓCRIFO

El día 19 de marzo se celebra en España una doble festividad, el Día del Padre y San José, el más popular de los santos pues el nombre de José es el más habitual en nuestra nación y en la mayoría de las naciones de América. Aunque en España se decidió hacer coincidir el Día del Padre con la figura del padre de Cristo, no es así en el continente americano, donde se celebra el tercer domingo de junio y para conocer el origen de esta fiesta tenemos que remontarnos a los primeros años del pasado siglo XX, en concreto al 19 de junio del año 1909 .  Estamos en una familia formada por un veterano de la Guerra de Secesión Norteamericana, William Jackson Smart(1842-1919) que tiene a su cargo a seis hijos después de que su esposa, Ellen Victoria Cheek Smart(1851-1898), falleciera durante el parto de su sexto hijo.
William J. Smart, quién había participado en la batalla de Pea Ridge en 1962, y después de la guerra se había establecido junto a su esposa y sus sucesivos hijos en  Sebastian , en el condado de Arkansas. Allí fueron naciendo todos sus hijos, incluida su única hija y protagonista de nuestro relato, Sonora Smart (1872-1978). La familia fue desplazándose hacia el  oeste hasta que fijan su residencia en un lugar próximo a la población de Spokane, en el estado de Washington. La madre de Sonora fallece cuando ella tiene sólo 16 años de edad y a partir de entonces se dedica a ayudar a su padre en el cuidado del resto de sus hermanos. Poco después contrae matrimonio con John Bruce Dodd(1870-1945) que fundaría un negocio de esos que nunca tienen problemas para encontrar clientes, pues se trataba de una funeraria. Pero aún así Sonora no dejó de ayudar a su padre, al que admiraba por la fortaleza y el cariño con el que siempre había cuidado a todos sus hijos.

Sonora Smart Dodd(1894-1978) a quién debemos que hoy se se celebre en España el Día del Padre y el tercer domingo del mes de Junio en la mayor parte del mundo. Gracias a ella se celebró por vez primera el 19 de junio de 1910 y ya en 1916 se habría extendido por todos los Estados Unidos y no tardaría en ser festejado en países de todos los continentes
Cuando un día se hallaba en la iglesia escuchando un sermón sobre el  Día de la Madre, que acaba de establecer su celebración, pensó que la paternidad también debía recibir un homenaje. Así se dirigió a la iglesia de Spokane y propuso que se crease un Día del Padre, igual que había un Día de la Madre, y sugirió que la fecha podía ser el 5 de junio en honor de la fecha de nacimiento de su padre, sin embargo la iglesia de Spokane decidió que se celebrara el tercer domingo del mes de junio, que aquel año caía en 19 de junio. Así, el 19 de junio de 1910 se celebró el Primer Día del Padre en Spokane y no tardó en adquirir celebridad por todos los Estados Unidos hasta el punto de que en 1916 el presidente Woodrow Wilson(1856-1924) pronunció un discurso en Spokane con motivo de la celebración del Día del Padre y años después, en 1966 el presidente Lyndon B Johnson(1908-1973)  declaró  el tercer domingo de junio de cada año como fecha para celebrar el Día del Padre, ratificado por el también presidente  Richard Nixon(1913-1994) cuatro años después.
Por influencia norteamericana, el resto de naciones del continente han adoptado el tercer domingo del mes de junio como la fecha para  celebrar no sólo el Día del Padre, sino también el de los tíos y el de los abuelos. Así sucede por ejemplo en Canadá, Argentina, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Chile, Ecuador, Panamá , Paraguay,Perú, Costa Rica, Cuba, Guyana o Jamaica. Pero también se ha extendido a naciones de Asia como Pakistán, Bangladesh,Japón, Filipinas o Malasia , mientras que en Europa han fijado también el tercer domingo de junio naciones como Francia, Suiza, Irlanda,Malta o Países Bajos. En cuanto a España, como ya mencione, se ha cambiado esa fecha por la del 19 de marzo para hacerla coincidir con el día de San José, el padre de Jesús.
¿Pero que sabemos de la figura de San José? A través de los Evangelios Canónicos, los cuatro evangelios que forman parte del Nuevo Testamento, San Marcos, San Mateo, San Lucas y San Juan no nos dan demasiados datos aunque el que más habla de José es el evangelista Mateo. Primero establece su genealogía «Y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, el llamado Cristo».  Curiosamente San Lucas nos dice que el padre de José se llama Helí.Según nos dice la tradición José tenía también un primo llamado Cleofás ,que sería el padre de varios discípulos de Jesús, Santiago el Menor, Simón el Celote, Judas Tadeo y José Barsabas que serían a los que la Biblia se referiría como «hermanos de Jesús» aunque en realidad  eran sus primos.

Placa conmemorativa situada en el edificio de la localidad del Estado de Washington de Spokane donde se celebró por primera vez el día del Padre el 19 de junio de 1910
El evangelista Mateos nos sigue hablando de José cuando nos explica la concepción virginal de María » El nacimiento de Jesucristo fue así. Estando desposada María, su madre, con José, antes de que convivieran se encontró encinta por virtud del Espíritu Santo. José, su marido, siendo justo y no queriendo denunciarla resolvió dejarla ocultamente. Estaba pensando en esto , cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir contigo a María , tu mujer, pues su concepción es del  Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tu le pondrás el nombre de Jesús, porque el salvará a su pueblo de sus pecados.» En aquella época era costumbre que durante el primer año posterior a la celebración de los esponsales la mujer permaneciese en la vivienda de sus padres y los recién casados no mantuvieran relaciones, de ahí la confusión de José, que aún estando casados sabe que no ha mantenido relaciones con María pero ella se encuentra encinta.
Según nos cuenta la Biblia, José , no pudiéndose explicar el embarazo pero a la vez confiando en la fidelidad de María, no quiso repudiarla con testigos y en público como era la costumbre, sino que prefirió ocultarla a la mirada de los demás para proteger su honor. El sueño en el que se le aparece el Espíritu Santo disiparía todas sus dudas y lo aceptaría como hijo suyo. Poco más sabemos de José, excepto el episodio de la huida a Egipto después de que fueran avisados por un ángel de la intención del rey Herodes de asesinar a todos los niños menores de dos años y su posterior retorno a Israel para asentarse definitivamente en Nazaret. Las últimas referencias sobre José la hallamos en el Evangelio de San Lucas, donde sabemos que ,al menos, cuando Jesús tiene doce años José estaba aún con vida «Sus padres iban cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua. Cuanto tuvo doce años ,subieron como era costumbre, para la fiesta»
Y estas son las principales referencias que hallamos de San José en los Evangelios Canónicos. Sin embargo, ya vimos al hablar de los Reyes Magos como muchas de las historias más difundidas en la tradición cristiana procede de otros documentos que no están incluidos entre los aceptados por la Iglesia Católica ni otras iglesias cristianas como la Ortodoxa, la Anglicana o las diferentes Iglesias protestantes, que reciben el nombre de Evangelios apócrifos o extracanónicos . El termino apócrifo procede del griego «apokrypto» que significa esconder o poner aparte y nos ofrecerían una información no confirmada por la Iglesia de la vida de Jesús así como de sus apóstoles y, en este caso, del propio José.  El evangelio que recoge más información sobre la vida de José es el conocido como «Historia copta de José el Carpintero»

Un ejemplar manuscrito de la «Historia copta de José el Carpintero» una de las obras que forman parte de los llamados Evangelios Apócrifos, aquellos escritos relacionados con la vida de Jesús , sus discípulos y su familia que no han sido aceptados por las Iglesias oficiales y no forman parte de los Evangelios Canónicos. Sin embargo,gran parte de la tradición cristiana y de las obras de arte inspiradas en ella proceden de estos escritos, como sucede con la tradición de los Reyes Magos
En este Evangelio se dice sobre José y María  que cuando José casó con María ya era un hombre muy anciano , que había enviudado y había tenido un total de seis hijos, que sí serían los hermanos de Jesús por parte de padre y no sus primos como nos dice la tradición . Así nos lo cuenta  en esta historia el propio Jesús, que se la está relatando a su vez a los discípulos:
«Había un hombre llamado José, natural de la villa de Bethlehem, la de los judíos, que es la villa del rey David. Era muy instruido en la sabiduría y en el arte de la construcción. Este hombre llamado José desposó a una mujer en la unión de un santo matrimonio, y le dio hijos e hijas: cuatro varones y dos hembras. He aquí sus nombres: Judá, Josetos, Jacobo y Simeón. Los nombre da las muchachas eran Lisia y Lidia. Y la mujer de José murió, según ley de todo nacido, dejando a su hijo Jacobo de corta edad. Y José, varón justo, glorificaba a Dios en todas sus obras. E iba fuera de su villa natal a ejercer el oficio de carpintero, con dos de sus hijos, porque vivían del trabajo de sus manos, según la ley de Moisés. Y este hombre justo de que hablo es mi padre carnal, a quien mi madre María fue unida como esposa» 
También nos cuenta como fue elegida María para ser su esposa y la temprana edad de María,no más de doce años, cuando recibe la noticia de que será la esposa de José, que , recordemos, es ya un anciano cono seis hijos 
«Mientras mi padre José vivía en viudedad, María, mi madre, buena y bendita en todo modo, estaba en el templo, consagrada a su servicio en la santidad. Tenía entonces la edad de doce años y había pasado tres en la casa de sus padres y nueve en el templo del Señor. Viendo los sacerdotes que la Virgen practicaba el ascetismo, y que permanecía en el temor del Señor, deliberaron entre sí y se dijeron: Busquemos un hombre de bien para desposarla, no sea que el caso ordinario de las mujeres le ocurra en el templo y seamos culpables de un gran pecado.

Por entonces convocaron a la tribu de Judá, que habían elegido entre las doce, echando a suertes. Y la suerte correspondió al buen viejo José, mi padre carnal. Y los sacerdotes dijeron a mi madre, la Virgen bendita: Vete con José y obedécele, hasta que llegue el tiempo en que efectúes el casamiento. Mi padre José acogió a María en su casa, y ella, encontrando al pequeño Jacobo con la tristeza del huérfano, se encargó de educarlo, y por esto se llamó a María madre de Jacobo. Luego que José la hubo recibido, se puso en viaje hacia el lugar en que ejercía su oficio de carpintero. Y, en su casa, María, mi madre, pasó dos años hasta que llegó el buen momento»

Cuadro del pintor francés George de la Tour basado en una escena del Evangelio Apócrifo de la Infancia de Jesús, donde Jesús ayuda a José en su trabajo de carpinteria  empleando sus poderes sobrenaturales «Y sucedía que , cuando José tenía necesidad de alargar o acortar un madero, o bien de hacerlo más ancho o más estrecho, Jesús no hacía nada más que extender sus manos hacia el objeto y éste se acopabla a la medida, sin que José tuviera necesidad de poner en ello la mano«

El resto del relato sigue lo establecido en los Evangelios Canónicos, con el nacimiento de Jesús en Belén, la huida a Egipto y el posterior retorno a Israel para establecerse en Nazaret donde Jesús pasará toda su infancia. Y así llegamos hasta el momento en que le es anunciada por un ángel a José que su muerte está próxima:

«Y sufrió la enfermedad de que debía morir, según el destino de todo hombre. Y su enfermedad era más grave que ninguna de las que había sufrido desde el día en que fue puesto en el mundo. He aquí los estados de vida de mi querido padre José. Alcanzó la edad de cuarenta años. Tomó mujer. Vivió cuarenta y nueve años con su mujer, y, cuando ésta murió, pasó un año solo. Mi madre pasó luego dos años en su casa, luego que los sacerdotes se la hubieran confiado, dándole esta instrucción: Vela por ella hasta el momento de cumplir vuestro matrimonio. Al comenzar el tercer año de vivir ella con él, y en el quinceno año de la vida de ella, me puso en el mundo por un misterio que únicamente comprendemos yo, mi Padre y el Espíritu Santo, que sólo somos uno «

Representación de la muerte de San José basada en la Historia copta, ya que los Evangelios Canónicos no hacen ninguna referencia a su muerte. En esta Historia Copta la muerte de José se produce a la edad de 111 años de edad. La obra es del pintor Giuseppe Maria Crespi y se halla en el Ermitage de San Petersburgo 

Según esto , cuando Jesús nació  José debía tener nada menos que 93 años y María 15 años , pues José se había casado por primera vez a los 40 años y había convivido con su primera esposa durante otros 49 años.  Pero la historia sigue adelante contándonos la agonía y muerte de José:

«Y, cuando la agonía llegaba a su término último y mi padre iba a rendir el alma, lo abracé. Y apenas dije el amén, que mi querida madre repitió en la lengua de los habitantes del cielo, se presentaron Miguel y Gabriel, con el coro de los ángeles, y se colocaron cerca del cuerpo de mi padre José. En este momento la rigidez y la opresión lo abrumaban en extremo, y comprendí que el instante próximo y su premio habían llegado, porque el cuerpo era presa de dolores parecidos a los que preceden al parto.

Y entonces Abbatón entró y tomó el alma de mi padre José, y la separó de su cuerpo, en el punto y hora en que el sol iba a despuntar en su órbita, el 12 del mes de epifi. Y el total de los días de la vida de mi querido padre José fue de ciento once años. Y Miguel tomó los dos extremos de una mortaja de seda preciosa, y Gabriel tomó los otros dos. Y tomaron el alma de mi querido padre José, y la depositaron en la mortaja. Y ninguno de los que se hallaban cerca del cuerpo de mi padre conoció que había muerto, y mi madre María, tampoco. Y mandé a Miguel y a Gabriel que velasen el cuerpo de José, a causa de los raptores que pululaban por los caminos, y que los ángeles incorporales, cuando salieran de la casa con el cadáver, continuasen cantando en su ruta, hasta conducir el alma a los cielos, cerca de mi buen Padre.»

Los datos que nos ofrece este Evangelio tiene muy pocos visos de verosimilitud , en especial la edad en la que habría fallecido, a los 111 años de edad, pero son estas historias coloristas las que sirven de base para muchas obras artísticas basadas en los relatos de la tradición cristiana aunque no tengan ninguna base real. Para terminar este artículo sobre el Día del Padre y sobre San José quería contaros una última curiosidad, el origen del apelativo de Pepe para todos los que se llaman José en lengua castellana. Como hemos visto, José era el padre adoptivo de Jesús, o, lo que es lo mismo y en latín «Pater Putatibus» , que era abreviado en muchas inscripciones cristianas por la abreviatura PP, abreviaturas que eran muy usadas entonces por los cristianos para referirse en clave a algunas de sus figuras más veneradas, escapando así al control de sus perseguidores en la época en que el Imperio Romano consideraba al cristianismo como una secta que debía ser destruida.

Puede que nuestro padre biológico no esté con vida, como es mi caso, pero hay otros padres en nuestra existencia, aquellos que nos van enseñando a lo largo de la vida codas que nos ayudan a ser mejores, a superarnos y convertirnos en una buena persona, que es el mayor tesoro que un hombre puede recibir de otro

Para terminar desear a todos los padres que tengan un feliz día, y a los hijos os recuerdo esta frase del filósofo griego Tales de Mileto » Espera de tu hijo lo mismo que has hecho con tu padre» y esta otra de un proverbio chino, que me parece muy hermosa «El que te enseña por un día, es tu padre por toda la vida». En ocasiones no sólo tenemos un padre, el biológico, sino que tenemos otros padres que vamos hallando a lo largo de nuestro camino por la vida, personas que nos enseñan y nos transforman , convirtiéndonos en quién llegamos a ser . A todos los padres, a los físicos y a los espirituales, Feliz Día del Padre.

SOBRE LA NAVIDAD Y ALGUNAS DE SUS HISTORIAS

Ya está aquí la Navidad , una vez más, aunque cada vez con menos fuerza, las calles se llenan con los sonidos de los villancicos de siempre, los escaparates de las tiendas se adornan con cintas de vivos colores y papas noel de rojo chillón prestan su colorido junto a pequeños nacimientos que aún nos recuerdan que , aunque casi olvidado en el fondo del torbellino consumidor de estos días, se trata de una festividad religiosa en la que los cristianos celebran el nacimiento de su salvador.
Aún recuerdo las ya lejanas navidades de mi infancia, ¡como se desliza el tiempo sin que apenas nos demos cuenta!, en las que celebrábamos la Navidad con toda la familia en el pueblo. Les recuerdo en aquellos años en los que a mis ojos la Navidad era un tiempo mágico en el que sucedían cosas extraordinarias. Mi abuela ponía un gran nacimiento que ocupaba toda la mesa, con sus pastores que acompañaban a dos o tres ovejas que eran más grandes que ellos porque no pertenecían al mismo belén, un río de plata atravesaba los prados de musgo emblanquecidos con harina que simulaba nieve, palmeras y cactos de plástico se apiñaban alrededor de molinos de cartón, mientras los Reyes Magos recorrían un camino de serrín hacia el portal donde aguardaba el Niño Jesús junto a la Virgen María y San José y , sobre ellos, una estrella recortada en papel dorado anunciaba la buena nueva. Y me acuerdo como me pasaba horas mirando aquel pequeño mundo de figuras que en mi cabeza hablaban y se movían llenando de magia el salón.
Belén
¿Quién no recuerda los nacimientos que de niños presidían nuestras casas?
Conservo en mi mente las imágenes de aquellas cenas de Navidad  cuando nos sentábamos todos juntos en la mesa, mi abuela sacaba el mantel especial de Navidad y poníamos la mejor vajilla  .La mesa se llenaba de dulces navideños que yo devoraba y , casi siempre, mi abuela terminaba derramando alguna lágrima recordando a la gente que ya no estaba. Una vela presidía la cena y , desde mis ojos de niño, todo me parecía perfecto y me sentía feliz, con esa felicidad pura y limpia que sólo pueden sentir los niños .
Hoy casi todas las personas que se reunían en aquella mesa ya no están, hubo años duros y momentos dificiles y la ingenuidad de aquellos tiempos desapareció en parte junto con la infancia y la juventud. Pero aunque lo que digo va en contra del signo de esta época escéptica y pragmática, yo sigo sintiendo el espíritu de Navidad y espero no dejar nunca que muera. Mucha gente critica estas fechas , y con razón, porque se han convertido nada más que en una excusa para consumir y porque personas que viven solas aún sienten más su soledad estos días. Se critica la hipocresía con la que parece maquillarse nuestra mezquindad, deseando lo mejor a quién mañana volverá a ser nuestro rival , fingiendo por obligación una felicidad que no nace del corazón sino que es una máscara que oculta los auténticos sentimientos.
Seguro que esas críticas tienen mucho de cierto, pero yo no veo nada malo en tratar de recuperar la sensación de hermandad que se vivía antes por las calles, cuando la gente sonreía a un desconocido deseándole una Feliz Navidad , cuando por unos días las diferencias y las disputas se apartaban y todos hacíamos los mejores propósitos para el nuevo año , renovando la esperanza en un mundo mejor. Será ingenuo pero ¿por qué no recuperar esa ingenuidad?
En estos tiempos difíciles y desesperanzados, más que nunca, necesitamos aquello que nos devuelva un rayo de esperanza en el ser humano, en la bondad, algo que nos devuelva la ilusión de un mañana en el que todo puede ser mejor. Y pienso que aunque los deseos de ser mejores personas,de ser más buenos se nos olvidan pronto, algo siempre queda, porque los buenos sentimientos dejan su huella y , sin que nos demos cuenta, nos transforma. Porque la Navidad no es darse un atracón de comida, ni hacer regalos caros, no , la Navidad es lo que decía el actor americano Bob Hope «mi idea de Navidad es muy simple, amar a los demás»
Y si somos capaces de mantener un poco de ese amor hacia los demás durante el resto del año, si unas pocas personas ven transformada su vida y nosotros conseguimos ser algo mejores, sólo por eso habrá merecido la pena conservar la Navidad. Si algo hace falta en nuestro mundo es un poco más de humanidad, más bondad y caridad con los demás ,aunque estas palabras se consideren pasadas de moda. Y aunque recordemos con tristeza a los que ya no están alegremonos por haber compartido días dichosos con ellos y recuperemos la felicidad de estar vivos aquí y ahora, junto a las personas que amamos.
Por eso, aún viviendo solo, pondré mi nacimiento y un árbol que recuerde en mi hogar que es Navidad y que en unos días me reuniré con mi pequeña familia y quizás el día de mañana yo mismo forme un hogar donde pueda transmitir la alegría de la Navidad que de pequeño me hicieron sentir , la magia de aquellas noches que nunca podré olvidar
Pero ya sabéis, los que tenéis la inmensa paciencia de leerme, que siempre me gusta poner una nota histórica a estos artículos, así que , después de haberme puesto tan sentimental no estará de más que echemos un breve vistazo al origen de algunos de los elementos que son inseparables de la imagen que tenemos de la Navidad. Otro día veremos más, ya que excede del espacio de este artículo
Para hablar del Árbol de Navidad tenemos que remontarnos al siglo VIII. Allí nos encontramos con el obispo de Maguncia, Bonifacio. Bonifacio había nacido en Devon, en la actual Inglaterra, en 675 y en 716 había emprendido un primer viaje de evangelización por tierras de Frisia, en la actual Holanda. Aunque este viaje fracasó ,el papa Gregorio II le encargó la evangelización de los pueblos que se hallaban al este del río Rin y en 722 es consagrado como obispo de los germanos , fundando en los años siguientes numerosos monasterios .
La tradición del árbol de Navidad que hoy decora millones de hogares nace en las tierras germanas del siglo VIII
  
Durante uno de sus viajes por tierras germanas, un día de Navidad, Bonifacio decidió talar un roble,símbolo sagrado de los druidas, para demostrarles que no era más que una superstición. Cuando el roble cayó al suelo derribó en su caída a todos los arbustos que se encontraban a su lado , excepto a un pequeño abeto que permaneció en pie. La supervivencia del árbol fue interpretada por Bonifacio como un mensaje divino y bautizó al abeto con el nombre de «Árbol de Niño Jesús». Los cristianos alemanes no tardaron en adoptar la costumbre de adoptar un abeto para las fiestas de Navidad , una tradición que seguimos hoy millones de personas.
En cuanto a Bonifacio, si alguno se queda con curiosidad, os diré que en 754, cuando ya alcanzaba la avanzada edad de 80 años, reune fuerzas para emprender otro viaje de evangelización a tierra de los frisios, pero no son bien recibidos. El 5 de junio de ese mismo año, Bonifacio y sus 50 acompañantes serían asesinados por los frisios.
Todos hacemos regalos en estas fechas, pero seguro que no solemos preguntarnos el origen de esta costumbre. Pues en este caso tendremos que viajar hasta el Imperio Romano, pues allí  era costumbre regalarse durante las fiestas conmemorativas del año nuevo tres higos secos adornados con hojas de laurel y ramitas de olivo además de unas pequeñas lámparas en las que se escribía de forma fabulada algún buen deseo para el nuevo año que iba a iniciarse. Parece ser que en esta práctica nació nuestra tradición del regalo navideño.
En cuanto a la elección del 25 de diciembre como fecha central de Navidad, por ser el día en el que la Iglesia ha fijado la fecha del nacimiento de Jesús, fue obra del papa Telésforo en el siglo II , aunque algunos historiadores afirman que esta no se celebró en esta fecha hasta el año 440. Para explicar esta elección, tenemos que remontarnos un poco antes, cuando en el inicio del Imperio Romano se extiende entre sus legiones el culto de una divinidad de origen iranio llamada Mitra.
Imagen de Mitra, culto que se extendió por todo el Imperio Romano gracias a sus legiones y cuya doctrina es asombrosamente similar al cristianismo
Esta creencia, que tuvo gran éxito en el Imperio, tiene muchos puntos en común con el cristianismo, algunos de ellos sorprendentes. Mitra era hijo de una mujer Virgen a la que llamaban Madre de Dios, su misión era convertirse en el vínculo entre el Cielo y la tierra y había sido enviado a la Tierra por su padre para lograr  la redención de los hombres. Las coincidencias no acaban aquí, porque los mitraístas creían en la resurrección, en el cielo y el infierno, en la comunión del pan y el vino y , además, su día sagrado era el domingo. Pero para lo que nos ocupa aquí, lo esencial es que la fecha de nacimiento de Mitra era el 25 de diciembre en una oscura cueva, donde los primeros en encontrarle fueron unos pastores que también fueron los primeros en adorarle llevándole como regalos oro , incienso y mirra.
La Iglesia Católica, como ya había hecho con otras prácticas del paganismo, fue adueñándose de estas tradiciones convirtiéndolas en propias, y una de ellas fue considerar el día 25 de diciembre como la fecha de nacimiento de Jesucristo.
Y aquí termino este artículo , deseando que tratéis de ser felices no sólo en estas fiestas, sino en todos los días del año, que los deseos de ser mejores no se queden sólo en deseos, que al menos seamos aunque sólo sea un poco mejor que el año pasado y ,entre todos, construyamos un mundo en el que merezca la pena vivir. Como escribía Harlan Miller «Ojalá pudiéramos meter el espíritu de la Navidad en jarras y abrir una jarra cada mes del año para que su espíritu estuviese siempre presente». No digo yo que lo metamos en jarras, sino en nuestros corazones y llevemoslo con nosotros donde quiera que vayamos.