TRAILER DE «LOS IDUS DE MARZO » DE GEORGE CLOONEY AÑO 2011
En el cartel de «Los idus de Marzo» aparece la frase «La ambición seduce, el poder corrompe». Pero la ambición parece imprescindible compañera para todo aquel que quiera conseguir el poder . ¿Se puede alcanzar este sin traicionarnos a nosotros mismos? aunque más sencillo es suponer que los que se encuentran en esa situación no suelen plantearse esta pregunta porque sino no habrían llegado hasta ese punto. Y si un hombre se traiciona a sí mismo ¿qué valor tendrán sus palabras, sus promesas, sus propuestas? Todas estas preguntas las plantea George Clooney en esta brillante película, de las pocas que hay en cartelera que te invitan a pensar (imagen procedente de http://www.peliculas.info ) |
«Yo haré o diré lo que sea si creo en ello, pero tengo que creer en la causa» Son palabras del asesor Stephen Meyers, interpretado por Ryan Gossling, aquí en la fotografía con el cartel del candidato Mike Miller. El problema es cuando la causa en la que crees eres tu mismo y tu ambición de poder (imagen procedente de http://www.cinemastric.com ) |
En 1972 se estrenaba «El candidato» en la que un joven abogado al que encarnaba Robert Redford(1936), se presenta como candidato a las elecciones a la presidencia del año 1972 enfrentándose al presidente , el republicano Richard Nixon(1913-1994). No tiene ninguna posibilidad de vencer, nadie cuenta con él y eso le permite actuar y hablar con libertad , decir lo que piensa ya que sabe que no ganará las elecciones. Pero es precisamente su lenguaje directo, la honestidad contenida en sus mensajes al electorado , lo que comienza a convertirle en un posible vencedor en las elecciones y cuando esto sucede todo cambia y es entonces cuando aprende una lección básica para todo político que quiere triunfar, todo esta permitido en la lucha por la victoria porque lo único que al final importa es conseguir el poder. Y el joven abogado idealista se transforma en lo que criticaba, un político que cuida cada palabra y cada gesto como si se tratara de un actor en el escenario , que no tiembla al mentir al electorado y que justifica todo si sirve para lograr su objetivo, incluso traicionar todo aquello en lo que creía.
Ahora viajemos por un momento al pasado. En el año 44 a. C Cayo Julio César se hallaba en su momento de gloria, de máximo poder y prestigio. Había conquistado el gran territorio de la Galia , mayor que la actual Francia, derrotando a las tribus celtas que lo poblaban en una larga guerra que se había desarrollado entre el 58 y el 51 a. C , dos años después se había enfrentado al partido más conservador del Senado de Roma liderado por su rival Cneo Pompeyo Magno(105-48 a.C) en la segunda guerra civil de la República de Roma, una guerra que se prolongaría durante cuatro años hasta finalizar en el 45 a. C con la victoria absoluta de César que, además, había tenido tiempo para dejarse seducir en Egipto por la faraona Cleopatra VII (69-30 a.C) y tener un hijo , Cesarión. César regresó a Roma y se proclamó cónsul y dictador perpetuo , asumiendo unos poderes que le convertían en un monarca sin corona. Este poder absoluto ,que relegaba al en otro tiempo todopoderoso Senado a un órgano meramente consultivo, abriría el camino para las conspiraciones de los senadores que veían en César un peligro mortal para la República y le atribuían la intención de reinstaurar la monarquía .
Cartel de la película «El candidato» de 1972, que es un antecedente de la actual «Los idus de Marzo» en el tratamiento de la trastienda de las campañas electorales y la lucha por el poder y como esta lucha termina barriendo los principios y valores de los que persiguen este poder . Como escribiera George Orwell » El lenguaje político está diseñado para que las mentiras parezcan verdades, el asesinato una acción respetable y para dar al viento apariencia de solidez.» Por eso no hay que dejarse arrastrar por los discursos y las proclamas y hacer un esfuerzo constante para descubrir la verdad detrás de las palabras . Tenemos que contemplar la política como una función de magia donde el político es el mago que usa sus trucos para convencernos de que lo que estamos viendo es real cuando no es más que una ilusión (imagen procedente de http://nosomosgurus.wordpress.com ) |
Al frente de estos conspiradores , como veíamos al principio de este artículo, se encontraba Marco Junio Bruto, hombre que estimaba y en el que confiaba César , que era descendiente de otro Bruto, Lucio Junio Bruto que había dirigido en 509 a.C la expulsión del último rey de Roma, Tarquino el Soberbio. Casi quinientos años después la historia se repetiría cuando César fue convocado al Senado en los Idus de Marzo del 44 a. C, el 15 de marzo de nuestro calendario. El historiador griego Plutarco(hacia 46-120 d.C) escribirá que César ya había sido advertido por un adivino de que un mal presagio se cernía en aquella fecha, pero César no hizo caso de la advertencia y de camino al Senado se habría encontrado de nuevo con el adivino. Así lo narra Plutarco «Lo que es más extraordinario aún es que un vidente le había advertido del grave peligro que le amenazaba en los idus de marzo, y ese día cuando iba al Senado, llamó al vidente y riendo le dijo: «Los idus de marzo ya han llegado»; a lo que el vidente contestó compasivamente: «Sí, pero aún no han acabado».»
En efecto , no habían acabado. Marco Antonio, lugarteniente de César , había tenido informaciones sobre la preparación de un atentado contra la vida de César y corrió hacia el Senado para evitar que entrara allí, pues era en el Senado donde estaba previsto asesinarle. Sin embargo, los senadores decidieron salir al paso de César e interceptarle junto al teatro de Pompeyo . Los senadores rodearon a César y uno de ellos tiró de su túnica a lo que César respondió sorprendido «¿qué clase de violencia es esta?» Otro de los senadores desenfundó una daga y le hizo un corte en el cuello a lo que César replicó clavándole un punzón de escritura, pero en ese momento el resto de senadores se abalanzó sobre César, que trató de defenderse hasta ver que uno de los que empuñaba la daga era su querido Marco Junio Bruto. Se dice, aunque es imposible verificar si esto fue así, que las últimas palabras de César fueron «Tu quoque, Brute, filii mei!» , es decir, «Tu también , Bruto, hijo mio» . Plutarco no recoge estas palabras sino que relata como al ver a Bruto entre los conspiradores César dejó de luchar y simplemente se cubrió con su túnica mientras recibía las 23 puñaladas que le dieron muerte. Desde entonces Bruto es considerado uno de los grandes traidores de la historia aunque otros le consideran un defensor de la República frente a la tiranía de un emperador.
En estas tres historias, la real de la muerte de César en los Idus de Marzo, la de la película de 1972 «El Candidato» y la recién estrenada película dirigida por George Clooney «Los idus de marzo» hablan de lo mismo, la lucha por el poder y la traición , ya sea la traición a los demás o a los valores y principios de uno mismo. Palabras que aparecen inquietantemente unidas a la política, el poder y la traición, el fracaso de la honestidad para derrotar a los lobos del poder que no permitirán que el hombre honrado lo alcance al no ser que pervierta esa honradez y se vuelva en un lobo como ellos. Una visión pesimista no ya de la política, sino del propio ser humano que aunque no comparto del todo creo que debemos tener muy en cuenta cuando valoramos las acciones de nuestros gobernantes, porque el que se traiciona a sí mismo, como los políticos de esta historia, no tendrá remordimientos en traicionar a los que le votaron. «Los idus de marzo» es una de esas películas que es necesario ver no sólo para conocer como funciona la política sino para mirar la naturaleza humana sin máscaras. Y para terminar este artículo quiero recordar estas palabras de William Shakespeare «Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos» Desconfiemos de las sonrisas de los que persiguen el poder, son trucos de magia.
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