DUST BOWL O LA TORMENTA NEGRA. UN AVISO DE LA NATURALEZA(SEGUNDA PARTE)

En la primera parte de esta historia vimos como las Grandes Llanuras que recorren la columna vertebral de Estados Unidos desde el Norte al Sur extendiéndose por los estados de Nuevo México, Texas, Oklahoma, Colorado, Kansas, Nebraska, Wyoming, Montana, Dakota del Sur y Dakota del Norte , además de amplias zonas de Minnesota y Iowa, se mantuvieron en equilibrio durante miles de años sosteniendo con sus praderas y pastos, considerados por muchos de los de mayor calidad del mundo , a decenas de millones de bisontes, con cifras que se estiman entre los sesenta y los cien millones de ejemplares antes de la llegada de los colonos blancos, y la población india que vivía de la caza de estos animales. El limo, la arcilla y los sedimentos depositados en esta tierra por el antiguo mar interior, el Ocean Interior Seaway que la cubría durante el Cretácico(145-65 millones de años) y por el viento que luego recorrió estas llanuras, dejaron un terreno con una capa fértil en superficie donde crecía el pasto , formando las grandes praderas norteamericanas. El pasto, adaptado a las duras condiciones climatológicas con temperaturas extremas en verano y en invierno y con un régimen bajo de precipitaciones , evitaba la erosión del suelo y lo conservaba compacto.
Todo cambió cuando en el siglo XIX el gobierno norteamericano decidió impulsar la expansión hacia el oeste hasta alcanzar la costa del Pacífico. Después de los primeros exploradores como Zebulon Montgomery Pike(hacia 1778-1813) o Stephen Harriman Long(1784-1864), a los que conocimos en la primera parte y  que dieron informes desalentadores sobre esta región a la que compararon con los desiertos africanos y llegaron a bautizarla con el nombre de el Gran Desierto Americano, los colonos no se detenían en las Grandes Llanuras que sólo cruzaban para asentarse en la fértil tierra de la costa oeste. Pero todo cambió a partir de 1830, cuando el presidente Andrew Jackson(1767-1845) comenzó a comprar tierras a los indios de las Grandes Llanuras, una política que continuaron sus sucesores, aunque no tardaron en recurrir a la ocupación militar y a desalojar a los indios por la fuerza. En 1862 vimos como Abraham Lincoln(1809-1865) aprobaba la Homestead Act por la que se entregaba a los nuevos colonos 160 acres de tierra para que pudieran instalarse como granjeros o ganaderos. En los años siguientes se procedió a la matanza masiva de bisontes para acabar con el medio de vida de las tribus indias y dejar espacio para la cría de ganado. En la década de 1890 sólo quedaban 700 ejemplares con vida y las tribus indias habían sido confinadas a pequeñas reservas.

Portada del periódico «Brooklin Daily Eagle» del 24 de octubre de 1929 donde en la parte superior podemos leer uno de los titulares  que se iba a repetir en toda la prensa escrita aquel Jueves Negro, al que le seguirían un Lunes Negro y un Martes Negro. Desde el mes de marzo , después de semanas de subidas continuas del valor de las acciones, comenzaron a correr rumores de que la Bolsa se hallaba muy sobrevalorada . Durante los meses siguientes se sucedieron caídas y rápidas recuperaciones . El 18 de octubre salieron de repente hasta ocho millones de acciones a la venta y la Bolsa perdió siete puntos ese día y otros doce puntos el sábado, pero bancos, grandes empresas y millonarios, pensando que la Bolsa se iba a recuperar de nuevo aprovecharon la bajada para comprar aquellas acciones que ahora eran más baratas. La caída se detuvo pero el miércoles 23 de octubre la Bolsa perdió 20 puntos y el Jueves Negro, el 24 de octubre, perdió entre 30 y 40 puntos. Un grupo de bancos e inversores trataron de frenar la caída invirtiendo 240 millones de dólares en la compra de títulos, pero a la semana siguiente el lunes continuaron perdiendo hasta 50 puntos y el llamado Martes Negro se desató el pánico. Cuando ese día cerró la Bolsa se habían perdido 50.000 millones de dólares. Era el comienzo de la Gran Depresión (imagen procedente de http://blogs.uprm.edu)
Las granjas se multiplicaban, aunque la vida era extremadamente dura, sin agua ni electricidad, casi aislados de la sociedad y con su existencia siempre pendiente de la siguiente cosecha amenazada por sequías y plagas. Pero el flujo de colonos, atraídos por la publicidad engañosa de las compañías de ferrocarril que querían llevar a más gente al oeste para aumentar el número de sus clientes , no disminuía y a comienzos de la década de 1930 había más de 1,6 millones de granjas establecidas en las Grandes Llanuras. La introducción del arado de acero diseñado por John Deere(1804-1886) y el descubrimiento del gran acuífero de Ogallala con sus 450.000 kilómetros de superficie y que se extendía por  debajo de gran parte de las Grandes Llanuras favorecieron la mejora del rendimiento de las cosechas y por lo tanto la mejora de las condiciones de vida de los granjeros. Durante las primeras décadas del siglo XX la producción se vio favorecida por un régimen de precipitaciones superior a la media y la introducción del tractor en 1917, coincidiendo con el incremento de la demanda como consecuencia de la Primera Guerra Mundial entre 1914 y 1918 , que convirtió a Estados Unidos en la primera exportadora mundial de trigo por delante de Rusia. En esos años los hijos y nietos de los primeros colonos pudieron construirse casas nuevas y comprar coches, al tiempo que nacían nuevas ciudades aprovechando la bonanza económica.
Sin embargo, todo comenzó a cambiar con el crack bursátil del 24 de octubre de 1929, el Jueves Negro. Aquel día la Bolsa de Nueva York se desplomó y también lo hizo en los días sucesivos, el Lunes Negro, 28 de octubre, y el Martes Negro, el 29 de octubre. La Bolsa, que desde hacía medio año venía subiendo y bajando pero siempre recuperándose, en esta ocasión no lo hizo . El descenso fue tan brutal que la Bolsa no recuperaría los índices previos a este crack bursátil hasta 1954 . Era el comienzo de lo que sería conocido como la Gran Depresión , que no se limitó a Estados Unidos y se extendió a gran parte del mundo, causando el descenso del comercio internacional en cifras estimadas entre el 50% y el 70%. Muchos inversores en Estados Unidos pasaron de ricos a pobres en un solo día. Durante la presidencia de Herbert Clark Hoover(1874-1964) entre 1929 y 1933 el desempleo aumentó hasta afectar al 25% de la población activa,pasando de 5 millones a 13 millones de desempleados, la producción industrial descendió un 50%  y el Producto Nacional Bruto disminuyó un 27%. Se detuvo la inversión, que ni siquiera alcanzaba para conservar las infraestructuras existentes.

Fotografía de una de las interminables filas de desempleados que se formaron después del crack bursátil de 1929. En los años siguientes se superarían los quince millones de parados. Un norteamericano de cada cuatro se hallaba sin trabajo,es decir, un 25% de la población activa , la mayoría de ellos procedentes de la agricultura, la producción de bienes de consumo y la industria pesada, los sectores más afectados por la crisis. En el sector agrario las cosechas verían perder hasta un 60% de su valor, lo que arruinaría a muchos de los granjeros que, además , no podrían hacer frente al pago de sus hipotecas y se vieron obligados a abandonar sus tierras para buscar trabajo en la que se creía más próspera costa oeste. En los años siguientes California recibiría hasta dos millones de personas demandando trabajo. Hasta el año 1940 la Industria no alcanzaría los niveles de producción anteriores  al año 1929 y fue gracias a la Segunda Guerra Mundial , y habría que esperar hasta el año 1954, 25 años después, para lograr los niveles de vida de la década de los años veinte. (imagen procedente de http://lasmilrespuestas.blogspot.com ) 
Los niños dejaban las escuelas para trabajar y ayudar a la familia. Los padres sin trabajo veían como los empresarios contrataban a sus hijos , entre los 10 y los 18 años, porque salían más baratos. El presidente Hoover , ante la crisis en la que se sumía el país, optó por no hacer nada, esperando que fuera el propio mercado el que corrigiera los desequilibrios, lo que no hizo más que hundir todavía más a la economía. Comenzaron a surgir asentamientos ilegales de aquellos que se habían quedado sin trabajo y sin hogar al no poder hacer frente al pago de las hipotecas. Estos barrios formados por chabolas y tiendas en las afueras de las ciudades serían conocidos como Hooverville , y sus habitantes vivían en su mayoría de la beneficencia. Los Hooverville eran el equivalente a las favelas o los barrios marginales de nuestros días, y crecían ante la mirada indiferente del gobierno. Pero, mientras esto sucedía en las ciudades, la situación no era mejor en el campo. La agricultura sería el sector más afectado por la crisis, descendiendo sus ingresos hasta en un 70%, los precios se hundieron, las cosechas no se vendían o resultaba más caro recogerlas que lo que se obtenía por su venta. El precio del trigo pasó de los tres dólares la fanega a tan sólo 40 céntimos. La mayoría de los agricultores estaban endeudados por la compra de sus casas y del material agrícola , por lo que si no vendían la cosecha estaban condenados a la ruina.

Imagen de uno de los Hooverville , nombre que se daba a los barrios de chabolas nacidos junto a las grandes ciudades y donde se hacinaban las personas que se habían quedado sin hogar , sin trabajo y en la calle durante la Gran Depresión. Aunque algunos con más conocimientos pudieron hacerse las casas de piedra, la mayoría de ellas estaban construidas con  madera de las cajas, cartones, trozos de metal, o lo que encontraran más a mano para hacerlas. Durante la presidencia de Hoover no se hizo nada por estas personas, habría que esperar hasta el año 1933 cuando el nuevo presidente, Franklin Delano Roosevelt dentro de su programa de recuperación económica conocido como New Deal, que puede traducirse como «Nuevo contrato», inició un programa de ayuda económica para las personas sin hogar que se prolongaría durante dos años .  (imagen procedente de http://www.armandobronca.com )
Pero lo peor para los granjeros que se hallaban en las Grandes Llanuras estaba por llegar. Durante las décadas anteriores habían desaparecido más de 30 millones de hectáreas de pasto para extender el terreno cultivado, aquel pasto que durante milenios había evitado la erosión del suelo incluso en las épocas de sequía. Pero a comienzos de los años treinta comenzaría una sequía diferente a la que afectaban cíclicamente a las Grandes Llanuras, una sequía asociada a un fenómeno climático conocido como El Niño , conocido también como Oscilación del Sur El Niño o ENSO, siglas en inglés de El Niño-Southern Oscillation. Es un fenómeno que se produce cada cierto tiempo como consecuencia de una alteración del movimiento de las corrientes marinas y que tiene graves consecuencias en el clima. En el caso del Niño se producen variaciones de temperatura en el océano que pueden superar los nueve grados . Es impredecible su aparición, aunque suele producirse en periodos de nueve años y con diferentes intensidades pero en la década de los años treinta su frecuencia sería mayor y después de aparecer en 1930 hubo otro en 1932. El agua del Pacífico se hallaba entonces más fría que de costumbre, mientras que la del Atlántico subtropical estaba más cálida de lo normal lo que afectó a una corriente de aire húmedo que era la que transportaba la lluvia desde el Golfo de México hasta las grandes Llanuras. Al debilitarse y desviarse hacia el Sur, estas lluvias no llegaban ya a las Grandes Llanuras y comenzó una gran sequía.

Fotografía de una familia delante de una de las chabolas que formaban parte de los Hooverville, para que veáis el nivel de pobreza en el que vivían estas personas, abandonadas durante casi tres años enteros por el presidente Hoover, que no quería hacer nada por mejorar su situación convencido de que la intervención del Estado sería perjudicial y que el propio sistema económico lograría de nuevo el equilibrio. Es evidente que durante su presidencia esto no fue así y los Estados Unidos alcanzaron un nivel de pobreza desconocido antes y después de aquellos años. (imagen procedente de http://www.awesomestories.com )

En 1931 , de pronto, las precipitaciones comenzaron a descender y aunque por debajo de estas tierras se hallaba el gran acuífero de Ogallala, entonces no existía la técnica necesaria para extraer el agua de las profundidades en la que se encontraba. Después de la mala cosecha de 1931 los agricultores volvieron a sembrar en 1932 con la esperanza de que lloviera y de nuevo el trigo creciera con fuerza, pero las precipitaciones aún fueron más escasas que en 1931. El suelo, que durante siglos estuvo protegido por el pasto  y que luego fue arrancado por los arados de los agricultores para plantar el trigo, se hallaba ahora desnudo, sin ninguna protección contra la erosión del viento y se convirtió en polvo, un polvo muy fino que el viento levantaba con facilidad formando grandes nubes y , finalmente, tormentas de arena. Las tormentas de arena se llevaban la capa superior del suelo, la que contenía la tierra más fértil, y la empobrecía aún más . Al mismo tiempo, la erosión del suelo hacia que se produjera más polvo que alimenta a tormentas cada vez más grandes y violentas que trasladaban el polvo y la tierra a miles de kilómetros de distancia, llegando a alcanzar incluso la costa.

En 1909 el gobierno de Estados Unidos había ampliado las concesiones de tierra a los colonos por encima de los 160 acres que otorgaba la Homestead Act de 1862  y calificó a la tierra como el único bien inmutable. Pero este bien estaba a punto de no volver a ser nunca igual en las Grandes Llanuras. Hasta entonces siempre había habido sequías y vientos fuertes, pero ahora no había pastos que protegieran el suelo, la capa fértil que la cubría desapareció durante los dos primeros años de sequía , en 1931 y 1932. Sería en 1932 cuando se produjeron las primeras grandes tormentas de arena,  y a lo largo de toda la década desaparecerían hasta treinta mil millones de toneladas de esta tierra fértil. Los campos se quedaron cubiertos de arena , apenas si se veían algunos matorrales.  Y cuando una de aquellas tormentas se abatía sobre las poblaciones y  las granjas , el Sol quedaba oscurecido por la tierra que flotaba en el aire , el ruido del viento era ensordecedor, el polvo se metía por todas las rendijas, la gente se refugiaba en sus casas, las escuelas cerraban , los agricultores abandonaban los campos  y la vida quedaba paralizada durante días mientras el polvo lo invadía todo, se colaba por las puertas, las ventanas y si alguien era sorprendido a la intemperie por una de estas tormentas sin posibilidad de hallar refugio encontraría  la muerte asfixiado por el polvo.

Estas auténticas murallas de arena que se alzaban cientos de metros sobre el suelo , engullían todo lo que se ponía a su paso , cubriendo casas, coches, entrando en los hogares y llenándolos de un fino polvo que se posaba sobre la ropa, la piel, el suelo, la comida . Respiraban polvo, comían polvo , dormían sobre el polvo. Todo el paisaje que antes estaba dominado por las praderas y que después los colonos habían transformado en inmensos campos de trigo, desapareció durante la década de los treinta bajo millones de toneladas de polvo. Miles de millones de toneladas de tierra fértil volaron en aquellos años , convirtiendo las Grandes Llanuras en un desierto  (imagen procedente de http://spydersden.wordpress.com )

Mientras, el resto del país, sumido en la Gran Depresión, permanecía ignorante de lo que estaba sucediendo en las Grandes Llanuras. Aquellas tormentas de polvo eran cada vez más frecuentes y las lluvias siguieron sin aparecer en los años siguientes, 1933, 1934 y 1935. El polvo lo invadía todo, en las casas se trataba de impedir su entrada  con los medios que el ingenio humano creaba como sábanas húmedas en las puertas que retenían las partículas de polvo o trapos empapados en una mezcla de harina y agua  para sellar las rendijas de las ventanas. La Cruz Roja distribuyó mascarillas para protegerse del polvo ,pero no había para toda la población y muchos sólo contaban con pañuelos para cubrir la nariz y la boca . Al final el polvo lograba penetrar, cubría mesas, suelos, sillas , los platos de la comida hasta el extremo de que literalmente comían polvo. Las  casas y los graneros quedaban sepultados , los coches desaparecían bajo toneladas de arena y lo que un tiempo habían sido verdes praderas y luego dorados campos de trigo se convirtió durante la década de 1930 en un enorme desierto.

Un hombre caminando junto a sus hijos en el comienzo de una tormenta de arena en el estado de Oklahoma en el año 1936. Si os fijáis en el suelo, sólo hay arena y hasta la casa aparece semienterrada por ella. Muchas personas, en particular los niños , padecieron lo que se llamó la neumonía del polvo, que no era otra cosa que la silicosis producida por los finos cristales de silicio y cuarzo que contenía el polvo que respiraban e incluso comían día tras día en las Grandes Llanuras. Hoy es casi inimaginable pensar como pudieron resistir tantos años en unas condiciones tan extremas donde incluso pasaron hambre cuando murió el ganado y no podían cultivar nada (imagen procedente de http://weareca.org )

En 1935 una mujer escribía esta carta a la revista Reader´s Digest en la que explicaba lo que estaba sucediendo en las Grandes Llanuras  «En la desolación cubierta de polvo de esta tierra de nadie, con nuestros sombreros puestos, pañuelos atados cubriendo nuestros rostros y vaselina en nuestras fosas nasales, hemos tratado de rescatar nuestra casa del polvo que trae el viento y penetra donde sea que vaya el aire. Es una tarea casi imposible, ya que son pocos los días en que las nubes de polvo no pasan en alguna ocasión. La «visibilidad» es casi nula, y todo está cubierto nuevamente por una capa similar al légamo que puede variar en profundidad desde una película a ondulaciones en el piso de la cocina».  Supervivientes de aquellos días afirmaban que el polvo era tan fino que parecía talco y llegaba a ser tan espeso que incluso dentro de una habitación no conseguías ver con claridad al resto de personas que se encontraban allí. La gente respiraba polvo continuamente y muchos desarrollaban silicosis, una enfermedad pulmonar que solía afectar a los mineros que durante años respiraban partículas de sílice, pero que ahora padecían incluso los niños

Se abrieron hospitales para tratar a los afectados por lo que se conocía como la neumonía del polvo. Los que padecían esta dolencia, que en realidad era silicosis, sentían opresión en el pecho , fatiga, tos, dificultad para respirar y fiebre. Los pequeños cristales de sílice se acumulaban en los bronquios , los pulmones se inflamaban y se llenaban de líquido ocasionando en muchos casos la muerte por asfixia. A los que más atacaba la neumonía del polvo era  a los niños, cuyos inmaduros pulmones eran más vulnerables a los efectos del polvo. Mientras, el calor seguía aumentando y se llegaron a alcanzar hasta 49 grados de temperatura en verano y , como si se tratara de las maldiciones bíblicas, comenzaron las plagas. La desaparición de los depredadores naturales como coyotes, tejones, roedores o aves rapaces permitieron que se multiplicaran otras especies como las liebres, los saltamontes, las arañas, los ciempiés que devoraban lo poco que había sobrevivido al polvo, se metían en las casas y muchas personas murieron por la picadura de serpientes y arañas venenosas.

Las tormentas de arena lo cubrían todo. Personas que vivieron aquello decían que podías dejar aparcado el coche en un sitio determinado que si venía una de las grandes tormentas de arena, al día siguiente no lo encontrarías, pues se hallaría debajo del polvo. En el año 1935 en algunas zonas había más de dos metros de polvo acumulado. Los que no pudieron resistir más aquella situación trataron de buscar su fortuna en la costa oeste, en particular en California, pero la mayoría de ellos terminaron malviviendo en poblados muy parecidos a los Hooverville. Y todo esto sucedía de espaldas al resto de la nación, que desconocía la situación que estaban viviendo en las Grandes Llanuras

Y los problemas no se detenían ahí, la falta de agua y alimento causó la muerte del ganado, ya que sus dueños no tenían modo de alimentarlo, o morían ahogados por el polvo. De esta forma las familias se veían desprovistas de su única fuente de carne y leche. Con las tierras improductivas los habitantes de las Grandes Llanuras comenzaron a pasar hambre .En medio de este paisaje apocalíptico, con las tierras devastadas y sin posibilidad de poder trabajarlas para obtener cosechas  , los agricultores vieron como las deudas se amontonaban y no podían hacer nada para pagarlas. En estos años entre 315.000 y 400.000 familias tuvieron que abandonar los estados de las Grandes Llanuras con la esperanza de encontrar un futuro mejor en la costa oeste, en California animados por la publicidad que les prometía que allí tendrían trabajo y hallarían tierras fértiles y soleadas. Pero la Gran Depresión había llevado a California a cientos de miles de personas en una época en la que uno de cada cuatro norteamericanos estaba desempleado y no existían sistemas de protección social. Los nuevos refugiados no fueron bien recibidos  y muchos fueron rechazados. A los refugiados de la Dust Bowl se les miraba como una amenaza para el resto de la sociedad, personas ignorantes, pobres y enfermas de las que nadie quería saber nada.

Una familia procedente de Oklahoma se dirige hacia California para buscar trabajo. Llevaban encima todo lo que poseían y habían podido salvar después de abandonar sus casas, cuando no pudieron hacer frente al pago de las hipotecas . Como no podían cultivar la tierra no tenían medio alguno para ganar el dinero necesario para pagar las deudas y comer. Se les prometió que en el oeste tendrían oportunidades pero sólo hallaron más miseria (imagen procedente de http://weareca.org )

El escritor John Ernst Steinbeck (1902-1968) describía en su obra «Las uvas de la ira» el éxodo de aquellos hombres que huían de las Tormentas Negras con estas palabras «Y, entonces, los desposeídos salieron rumbo al Oeste, desde Kansas, Oklahoma, Texas y Nuevo México; de Nevada y Arkansas, familias y tribus se fueron sobre sus tractores levantando una polvareda. Automóviles repletos, caravanas, gente sin hogar y sin comida; veinte mil y cincuenta mil y cien mil y doscientos mil. Cruzaban las montañas, hambrientos y sin descanso; sin descanso como las hormigas, corriendo  para encontrar algo de trabajo para hacer, para levantar, para empujar, para tirar, para recoger, para cortar; cualquier cosa y cualquier carga para levantar, a cambio de comida. Los niños están hambrientos. No tenemos dónde vivir. Como hormigas corriendo en busca de trabajo, comida y, sobre todo, tierra». Aunque trabajase toda la familia  , los exiliados de las Grandes Llanuras  no lograban el suficiente dinero para pagar una casa y ni siquiera lo mínimo indispensable para vivir. Se formaron nuevos poblados insalubres a las afueras de las ciudades, donde aquellas familias malvivían hacinados , desnutridos y se convertían en fácil presa de las enfermedades

En tiendas como esta de la fotografía, de unos recolectores de guisantes de California en el año 1936, vivían la mayoría de los que abandonaron las Grandes Llanuras. Con lo que obtenían en los trabajos mal pagados apenas podían alimentarse y mucho menos pagar una vivienda . Los habitantes de la costa los miraban como una invasión de personas sin formación, sucias y llenas de enfermedades. Marginados en su propio país , un país sin ninguna cobertura social para los que no tenían nada (imagen procedente de http://weareca.org )

La victoria en las elecciones de 1933 de Franklin Delano Roosevel(1882-1945) dio esperanzar a los habitantes de las Grandes Llanuras, pero las condiciones climáticas no dejaban de deteriorarse. La desesperación alcanzaba tal extremo que la gente recuperaba prácticas supersticiosas, se recurría a chamanes, a charlatanes que ofrecían fórmulas mágicas para que lloviera ,recurriendo incluso a los métodos aconsejados por las tribus indias,  pero aún el horror de aquellos años no había alcanzado su punto más alto. El polvo que cubría todo aquel territorio hacía un efecto invernadero impidiendo que los rayos de sol penetrara con la fuerza habitual en la tierra , con lo que no había evaporación y no se formaban las nubes que trajeran las deseadas lluvias. Y en la primavera de  1935 , después de cuatro años de sequía, el 14 de abril de 1935 se habían reunido todas las condiciones para formar la mayor tormenta de arena jamás conocida , una tormenta que arrastraría trescientos millones de toneladas de tierra por el aire y que sería conocido como el Lunes Negro. Aquel día una nube de polvo de más de un kilómetro y medio de alto y cientos de kilómetros de ancho  fue engullendo pueblo tras pueblo . La colosal tormenta llegaría hasta la costa y las grandes ciudades como Washington y Nueva York .

Imagen impresionante de la Tormenta Negra del 14 de abril de 1935, conocido como el Domingo Negro(Black Sunday), aproximándose a la localidad de Spearman en Texas. Esta colosal tormenta, la más grande del Dust Bowl, movería más de 300 millones de toneladas de polvo y alcanzaría hasta ciudades como Washington y Nueva York. Sería gracias a ella que el resto de la nación tomó conciencia de lo que estaba sucediendo en las Grandes Llanuras  después de cuatro años en que los agricultores y ganaderos habían tenido que enfrentarse en solitario a esta catástrofe ecológica de la  que el principal responsable habían sido las sucesivas administraciones norteamericanas que habían animado a los colonos a asentarse en aquellas tierras y dedicarlas a cultivos que no eran los adecuados para las praderas, destruyendo así un ecosistema que había funcionado durante milenios  (imagen procedente de http:// www.srh.noaa.gov ) 

Esta enorme tormenta haría tomar conciencia al resto de América de lo que se estaba viviendo en las Grandes Llanuras. Un año después, el cineasta Pare Lorentz (1905-1992) rodaría la película «The Plor that Broke the Plains», 25 minutos de película rodada en Wyoming, Kansas, Montana, Colorado y Texas donde quedaba al descubierto los efectos devastadores del Dust Bowl. Al mismo tiempo, surgía la figura de Hugh Hammond Bennett(1881-1960), que durante la década anterior ya había escrito sobre las consecuencias de la erosión del suelo en las praderas y afirmaba que no era la sequía la única culpable de aquella catástrofe, sino la política errónea de los diferentes gobierno que animaron a los colonos a cultivar en tierras que no estaban preparadas para ello. Después del Lunes Negro, los que antes hacían oídos sordos a los avisos y consejos de Bennett decidieron escucharle y el presidente Roosevelt creó el Servicio de Conservación de Suelos y puso al frente de ella a Bennett. Bennet planeó recuperar el suelo , ordenando plantar más de 30.000 hectáreas de nuevo pasto, mientras que Roosevelt ideó lo que se llamó «el cinturón de refugio» , un largo pasillo de árboles que unirían la frontera de Canadá hasta la frontera con México, pues los árboles servirían de protección contra el viento. En los siguientes siete años se plantaron 220 millones de árboles que frenarían la erosión y consolidarían el suelo, mientras Bennet enseñaba a los agricultores nuevas formas de cultivo menos agresivas para el terreno.

DOCUMENTAL DEL CANAL HISTORIA SOBRE EL «DUST BOWL»

Es un documental largo, de una hora y media, pero si tenéis tiempo os lo recomiendo, porque ofrece grandes imágenes de lo que allí sucedió y una explicación detallada de las causas y las consecuencias de la Tormenta Negra

La sequía , sin embargo, no terminaría hasta tres años después, en otoño de 1939. Terminaba así aquella década terrible, que había comenzado con la Gran Depresión de 1929 a la que siguió la mayor catástrofe ecológica de los Estados Unidos en toda su historia. El hombre había maltratado a la naturaleza, había abusado de ella sin tener en cuenta las consecuencias, y después de décadas de silencio, ésta había respondido con violencia . Los agricultores norteamericanos aprendieron a base de los golpes sufridos durante estos años terribles a cambiar sus formas de actuar, pero el daño que sufrieron las Grandes Llanuras fue muy profundo y algunas de sus heridas jamás han curado del todo. Y mientras, en otras zonas del mundo, los mismos errores cometidos en las Grandes Llanuras se siguen repitiendo, y continuamos sordos y ciegos ante los avisos de la Naturaleza. El Dust Bowl fue un aviso de lo que la naturaleza puede hacer y de lo frágiles que somos ante su fuerza, de como los que eran orgullosos granjeros se convirtieron en mendigos, pasaron hambre y llegaron a  retomar las prácticas supersticiosas buscando la ayuda divina. Roosevelt diría «la historia de cada nación se escribe según los cuidados que presente a sus suelos «, la historia de la humanidad se escribirá según el cuidado que demos a nuestro planeta, a la Tierra, nuestro único hogar. Aprendamos de los errores del pasado para que no vuelva a suceder otro Dust Bowl de naturaleza más terrible.

Otra imagen de la Tormenta Negra del 14 de abril de 1935. Durante las décadas anteriores nadie hizo caso de los avisos que daba la naturaleza sobre lo que podía pasar hasta que fue demasiado tarde, las praderas habían sido destruidas por décadas de tierras roturadas con arado. Cuando la sequía vino y el trigo dejó de crecer la tierra quedó desnuda y desprotegida frente a la erosión del viento. Fue la mayor catástrofe ecológica de Estados Unidos. Ahora algo similar está sucediendo en otras naciones como China. Pero hoy tenemos que hacer frente a otras amenazas medioambientales e igual que entonces seguimos ciegos a las señales que nos anuncian nuevas catástrofes climáticas. (imagen procedente de http://www.newson6.com )  

DUST BOWL O LA TORMENTA NEGRA. UN AVISO DE LA NATURALEZA(PRIMERA PARTE)

Llevamos décadas discutiendo sobre la realidad del cambio climático y de la influencia del ser humano en este cambio. Las evidencias de que este cambio se está produciendo y que nosotros somos uno de sus causantes parecen tan claras como la ceguera de muchos para reconocerlo. El progresivo retroceso de los glaciares, el incremento de la temperatura década tras década, la reducción de las precipitaciones, la expansión de las zonas desérticas, la desaparición de las áreas boscosas, la disminución de la vida marina por la sobreexplotación pesquera, la erosión de la tierra sometida a cultivos que no son adecuados y que la dejan indefensa ante los efectos erosivos del agua  y el viento, el deshielo del Polo Norte . La década de 2000 a 2009 ha sido la más cálida desde que se miden las temperaturas globales. Un estudio publicado por la revista Nature Climate Change realizado sobre la flora de sesenta montañas de diecisiete cordilleras montañosas  del continente europeo ha mostrado que las plantas de clima frío se retiran de las cumbres y son sustituidas por plantas de climas más templados.

El emblema de las montañas europeas, la  Edelweiss o Flor de las Nieves, como otras flores de altura, se halla en peligro, pues , como afirma el reportaje de esta revista «La transformación de la flora en menos de una década es una rápida respuesta de los ecosistemas al calentamiento global. La adaptación no es una vía posible. La única opción es mitigar el cambio climático para preservar el tesoro biogenético» Al referirse a España, nación desde la que escribo y una de las que se vería más afectada por el aumento de las temperaturas, el científico austríaco que dirige el Global Observation Research Initiative in Alpine Environments(GLORIA) y ha coordinado este estudio a través de la Academia Austríaca de Ciencias de la Universidad de Viena, señala que «en el periodo de estudio 2001-2008 las temperaturas subieron en las montañas 1,5 grados centígrados en junio por la noche» . No es más que otro síntoma, un nuevo aviso del cambio que se aproxima.  Como escribiera el novelista portugués José Saramago «Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven» Lo tenemos delante de los ojos, nos enseñan lo que está sucediendo, pero nos negamos a verlo. Ciegos que, viendo, no ven.

En este mapa de los actuales Estados Unidos vemos como el territorio conocido como las Grandes Llanuras se extiende de norte a sur desde Canadá hasta México atravesando Dakota del Norte, Dakota del Sur ,Nebraska, Kansas, Oklahoma  y Texas además de parte de Montana. Wyoming, Colorado y Nuevo México al oeste y Minnesota, Iowa o Arkandas al este. Un vasto territorio que en el Cretácico había sido el fondo de un Océano y que después se convertirían en las praderas con  el pasto de mayor calidad del mundo donde vivían entre 60 y 100 millones de bisontes  de los que a su vez vivían las tribus indias asentadas en estas tierras. Un ecosistema que la llegada de los colonos alteraría de forma irremediable (imagen procedente de http://www.atlasescolar.com.ar )

Hace ochenta años , en el centro de Estados Unidos, en lo que se conoce como las Grandes Llanuras, la naturaleza demostró cual puede ser la respuesta ante la ceguera del hombre y la fragilidad de nuestras sociedades cuando se enfrentan impotentes a las consecuencias de sus actos. Tierras de cultivo antaño fértiles fueron cubiertas por toneladas de polvo, pueblos prósperos se convirtieron en ciudades fantasmas, niños de dos años con pulmones envejecidos como si se trataran de los de un minero que llevara diez años trabajando con el carbón, plagas de insectos que recordaban a las bíblicas, tormentas de polvo que se levantaban como una muralla de más de un kilómetro de alto y hasta 1500 kilómetros de largo. Desde 1931 hasta 1939 las Grandes Praderas norteamericanas se transformaron en una zona apocalíptica que parecía anunciar el final del mundo. Después de aquello esta región no recuperaría nunca su aspecto anterior. Fue conocido como el Dust Bowl, que podemos traducir como «la cuenca de polvo» y que también es llamado la Tormenta Negra. Si queréis, acompañadme a conocer como el hombre puede alterar el clima hasta provocar la catástrofe.

Las Grandes Llanuras es una gran meseta que se extiende al este de las Montañas Rocosas y ocupa los territorios de los actuales estados de Nuevo México, Texas, Oklahoma, Colorado, Kansas, Nebraska, Wyoming, Montana, Dakota del Sur y Dakota del Norte , además de parte de los estados de Minnesota y Iowa. Estas llanuras habían estado cubiertas durante el Cretácico, desde hace 145 millones de años hasta hace 65 millones de años, por un mar interior llamado Occidental Interior Seaway. Pero hace 65 millones de años este mar comenzó a retroceder , dejando una tierra fertilizada por el limo y casi completamente llana.En estas llanuras sin árboles pero con una tierra fértil que se originó gracias a la arena, el limo y los sedimentos depositados por el viento surgió el pasto que compactaba el terreno e impedía su erosión, considerado el pasto de mayor calidad del mundo  y del que escribiría el poeta norteamericano Walt Whitman «el milagroso y eterno pasto estadounidense». Si, puede que fuera milagroso, pero no era eterno.

Mapa con los diferentes ecosistemas de Estados Unidos , donde vemos en color blanco la extensión de las Grandes Llanuras , en el corazón de la nación. Durante el inicio de la colonización de Estados Unidos en el siglo XIX esta gran región fue considerada poco menos que un desierto y calificada de inhabitable, bautizándola con el nombre del Gran Desierto  Americano. Los colonos pasaban por estos territorios camino a las fértiles tierras del oeste pero nadie se establecía en aquellos territorios que, si bien no eran un desierto sino extensas praderas cubiertas de pasto y habitadas por bisontes e indios, eran vistos como regiones áridas, peligrosas y pobres (imagen procedente de http://www.datuopinion.com ) 

Este inmenso territorio había sido ocupado durante milenios por las grandes manadas de bisontes, y por las tribus indias que vivían principalmente de la caza. Y así prosiguió hasta la llegada del hombre blanco. Desde el momento en que la independencia de Estados Unidos fue reconocida en 1783 , comenzaba un largo proceso de colonización de aquellos  territorios que se prolongaría durante gran parte del siglo XIX , en un movimiento de este a oeste hasta alcanzar la costa del Pacífico. En 1806 el presidente norteamerciano Thomas Jefferson (1743-1826)  encargaba al teniente Zebulon Montgomery Pike(1778 o 1779 -1813) una expedición para explorar los territorios de la recién adquirida Louisiana. El 9 de mayo de 1803 Jefferson aceptó la oferta de la Francia de Napoleón Bonaparte(1769-1821) para comprar el extenso  territorio de Louisiana que comprendía los actuales estados de Arkansas, Missouri, Iowa, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Nebraska, Oklahoma y extensas zonas de Montana, Kansas,Wyoming, Colorado y Minessota. Jefferson adquirió estos territorios, más grandes que la extensión ocupada por los estados que hasta entonces formaban Estados Unidos, por quince millones de dólares. Pero se trataba de un territorio desconocido que había que explorar y de ello se encargaría Zebulon Pike .

Cuando Thomas Jefferson se convirtió en 1801 en el tercer presidente de los Estados Unidos , la nación estaba habitada por 5.300.000 personas , dos tercios de las cuales se concentraba en el litoral atlántico. Para el nuevo presidente era evidente que el futuro de la recién nacida nación era expandirse hacia el oeste, hacia las Grandes Llanuras aún no exploradas y en el futuro alcanzar la costa del Pacífico. Eso fue lo que le decidió a aceptar la oferta que le hizo Francia para que adquiriera los territorios franceses de la Louisiana, aunque todavía no estaba claro si Estados Unidos podría controlar y hacerse cargo de un territorio tan grande con tan escasa población y en la que ya vivían las tribus indias . La compra fue criticada por muchos, que lo consideraban un derroche inútil de dinero, pero el tiempo daría la razón a Jefferson, para desgracia de los bisontes , de las tribus indias y de las Grandes Llanuras que experimentarían grandes cambios a partir de la segunda mitad del siglo XIX que las transformaría por completo ( imagen procedente de http://www.lacrisisactual.info)

Hubo críticas a esta compra , y en los periódicos de la época se publicaron titulares como este «Hemos dado dinero, del que tenemos poco, por tierra de la que tenemos tanta» Pero Jefferson estaba convencido de que aquellos vastos territorios harían más fuerte a la nueva nación . Es cierto que estaban ocupados por las diferentes tribus indias, que costaría ocuparlas, pero también sabía que finalmente se lograría . La conocida como Expedición Pike se prolongaría durante un año y a ella debemos las primeras impresiones sobre las Grandes Llanuras a las que describió como similares a «los desiertos de arena africanos». Es cierto que no había grandes cursos fluviales ni bosques, pero aquellas tierras no se parecían en nada a los desiertos africanos . Así nos la describe el escritor español Gregorio Doval en su «Breve historia de la Conquista del Oeste» «Aquella era, en efecto , una región de tierra plana o suavemente ondulada, cubierta de hierba alta y prácticamente  carente de árboles, arbustos o rocas  descubiertas. La población de aquellas vastas planicies era escasa . Varias tribus indígenas cazaban en la región, principalmente búfalos. No vivían en asentamientos permanentes ni practicaban la agricultura, sino que se desplazaban siguiendo el periplo anual de las manadas.»

En este mapa se aprecia el recorrido, trazado con puntos rosas, seguido por la expedición de Zebulón Pike entre 1806 y 1807 con la misión de buscar las fuentes del río Arkansas y del Río Mississippi, explorar el nuevo territorio de Louisiana adquirido por Jefferson y espiar las posiciones de los fuertes españoles en la zona, pues gran parte de estos territorios eran fronterizos con las posesiones españolas y Jefferson quería conocer la capacidad militar española en caso de estallar un conflicto entre ambas por los territorios en disputa. La invasión francesa de España apartaría a la antigua potencia imperial de la lucha por el predominio en el oeste americano. Sería Zebulon Pike el primero en transmitir la imagen de unas Grandes Llanuras áridas y desérticas, aunque esa descripción no se correspondía del todo con la realidad de unas tierras que , si bien no disponían de bosques ni de grandes cantidades de agua, si podían ser fértiles (imagen procedente de http://zebulonpike.org )

El mayor del ejercito norteamericano Stephen Harriman Long(1784-1864), emprendió en 1819 una expedición en busca de las fuentes de los ríos Arkansas, Platte y Rojo sin conseguirlo. Durante meses vagó por las inmensas Grandes Llanuras  y cuando regresó escribió en su informe «Esta inmensa parte del país es impropia para los cultivos y , por consiguiente , inhabitable para poblaciones que precisen de agricultura para subsistir». Bautizó a aquellas tierras con un nombre que las marcaría durante décadas, «el Gran Desierto Americano» . Durante años los colonos atravesaron aquellas tierras en su camino hacia las más ricas tierras del oeste, sin pensar en detenerse en lo que había sido descrito como un desierto. Mientras, en 1823 el presidente James Monroe (1758-1831) lanzaba la conocida como «Doctrina Monroe» con su célebre lema «América para los americanos», con lo que pretendía poner punto final a los intentos colonizadores europeos y fijó su atención en las tierras del oeste para que fueran ocupadas por los americanos , adelantándose a otras potencias europeas en su colonización.

Este proceso de expansión hacia el oeste se acentuó bajo la presidencia de Andrew Jackson (1767-1845) , que en 1830 decía en uno de sus mensajes al Congreso de Estados Unidos «Qué hombre de bien preferiría un país cubierto por bosques y habitado por unos miles de salvajes a nuestra extensa república, sembrada de pueblos, ciudades y prósperas granjas, embellecida con todas las mejoras del arte o la industria, ocupada por más de 12.000.000 de gente feliz y dotada de todas las bendiciones de la libertad, la civilización y la religión» Poco a poco fueron comprando a las tribus que habitaban las Grandes Llanuras parte de sus territorios, pero luego este proceso fue visto como demasiado lento y costoso y comenzó la ocupación militar, expulsando a las tribus por las armas y arrinconándolos cada vez más hacia el oeste hasta dejarlos confinados en pequeñas reservas en precarias condiciones.En los años previos a la Guerra de Secesión, que tendría lugar de 1861 a 1865, comenzaron a asentarse los primeros colonos en las  Grandes Llanuras , una colonización que  crecería con rapidez gracias a la Homestead Act aprobada el 20 de mayo de 1862 por el presidente Abraham Lincoln(1809-1865)

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En la imagen el documento oficial de la concesión de los 160 acres que le correspondían a los colonos en virtud de la Homestead Act de 1862 aprobada bajo la presidencia de Abraham Lincoln. El colono se comprometía a construir una casa durante los seis primeros meses y cultivar las tierras o criar ganado durante los siguientes cinco años. Una vez transcurrido ese plazo el colono sólo tenía que presentarse ante las autoridades  acompañado de dos vecinos que confirmaran que se habían cumplido estos requisitos. A continuación pagaba una tasa y recibía el título de propiedad de sus tierras con la firma del presidente de Estados Unidos. A partir de esta fecha miles de familias se dirigirían hacia las Grandes Llanuras, que eran presentadas por la propaganda como un nuevo Jardín del Edén, algo que no se correspondía con la realidad 

En virtud de la Homestead Act , vuelvo a las palabras de Gregorio Doval, «se ofrecía concesiones de 160 acres de tierra virgen a todo lo largo y ancho del oeste norteamericano a toda persona de raza blanca, sin distinción de hombre o mujer, que fuera cabeza de familia o soltero mayor de veintiún años , libre y ciudadano de los Estados Unidos, o que hubiera rellenado su declaración de intención de serlo» Esta promesa hizo que miles de personas se lanzaran hacia las Grandes Llanuras animados por la falsa propaganda de las compañías de ferrocarriles, que no dudaban en mentir sobre las riquezas de aquellos territorios y mostrarles fotos trucadas con frutos gigantes con tal de atraer a los colonos que se convertirían en los futuros clientes del ferrocarril. A pesar de que la realidad de aquellas tierras no respondía a las promesas que se les habían hecho, pues no eran territorios apropiados para el cultivo, la que fue conocida como «Fiebre de la Tierra» había comenzado y ya no se detendría. En apenas tres años, desde la aprobación de la ley en 1862 hasta el final de la guerra tres años después, se concedieron alrededor de 15.000 granjas, en 1893 ya existían cinco grandes líneas de ferrocarril que recorrían las Grandes Llanuras, trasladando a miles de colonos y al comienzo de la década de 1930 había más de 1.600.000 granjas establecidas en las Grandes Llanuras.

Estados Unidos había sido desde sus orígenes una tierra de inmigrantes pero la Homestead Act atrajo a miles de ellos con la esperanza de un nuevo comienzo. Muchos de ellos se endeudaron para pagar el viaje hacia las Grandes Llanuras y cuando llegaron allí tuvieron que enfrentarse tanto a la aridez de aquellas tierras como al pago de las deudas que habían contraído tanto en el viaje como con la compra de semillas, yuntas de bueyes, el arado . Todo dependía de unas cosechas siempre amenazadas por un clima extremo ,con grandes nevadas en invierno y temperaturas por encima de los 40 grados en verano, los periodos de sequía, los tornados, el viento constante y las periódicas plagas de insectos como los saltamontes que devoraban las cosechas. Era una vida dura, sin luz ni agua corriente, solitaria, donde pasaban los días sin ver a nadie, y sujeta al azar del clima. Algunos no lo soportaban y llegaban a perder la cordura, otros muchos, a pesar de estos obstáculos, consiguieron salir adelante y sus hijos,  ya en el siglo XX, conocerían la prosperidad durante las primeras tres décadas del siglo (imagen procedente de http://www.archives.gov )  

Pero aquellas tierras no eran el vergel que se les había ofrecido, eran tierras de clima seco, con precipitaciones anuales que no solía superar los 500 ml, con frecuentes sequías, riadas, tornados, ventiscas y temperaturas extremas en invierno y en verano, además de la soledad  en aquellas tierras donde no había ni luz, ni agua corriente , donde todas las esperanzas de una familia se depositaban en la cosecha anual , siempre amenazada por catástrofes naturales . Así lo describe Gregorio Doval «Una vez que había construido su casa y plantado sus semillas, el colono tenía que esperar a que la lluvia, el paso de las estaciones , la suerte y el ímprobo e indesmayable esfuerzo suyo y de toda su familia le permitieran obtener algún beneficio. Mientras tanto, luchaba contra los elementos, las alimañas y los bichos: pulgas, piojos , ciempiés y moscas eran sus compañeros constantes, incluso en la cama. Las culebras reptaban por sus casas. No eran pocas las ocasiones en que el valiosísimo ganado desaparecía , robado por los indios o muerto por la sequía, el agua contaminada, los depredadores o los rayos. Hombres y mujeres que permanecían aislados días y días que parecían interminables se volvían a veces locos»

Cuando llegaron los primeros colonos la construcción más habitual eran casas llamadas tepes, como la que veis en la imagen. Como no había árboles para talar y usar sus troncos para hacer cabañas, estas casas se hacían con terrones de tierra que extraían del suelo con un hacha y luego le daban la forma de un ladrillo que gracias a la mezcla de tierra y de las raíces de la hierba le daba una gran solidez. Una vez levantados los muros se cubría con  un  techo de tablones de madera  cubiertos con hierba para que sirviera como aislante. Tenían la ventaja de ser cálidas en invierno y frescas en verano, aunque cuando llovía el agua se colaba por el techo y al secarse un polvillo muy fino cubría a sus habitantes y a la comida. Además eran muy oscuras, pues apenas disponían de la puerta y una pequeña ventana. En cuanto al mobiliario era muy austero con una estufa dispuesta en el centro para calentar la casa alimentada con excremento de bisonte que era acumulado en una de las habitaciones, llenado toda la casa de su penetrante olor. Otro problema al que tenían que enfrentarse era al suministro de agua, tenían que cavar pozos o procurar establecerse cerca de un río o un estanque. La vida en estas casas tuvo que ser muy dura (imagen procedente de http://memory.gov.loc )   

En 1889 se iniciaba la colonización de Oklahoma, el último territorio que quedaba por ocupar y unos años después, en 1898 , se descubría el enorme acuífero de Ogallala, uno de los más grandes del mundo. Este inmenso depósito de agua , que cubre una extensión de 450.000 kilómetros cuadrados , se convertiría en la fuente que alimentaría los regadíos de Dakota del Sur, Nebraska, Wyoming, Colorado, Kansas, Oklahoma, Nuevo México y Texas  y aún hoy representa el 30% de las aguas subterráneas utilizadas en Estados Unidos para el regadío , además de abastecer de agua a la población de estos estados para el consumo humano. Durante las últimas décadas del siglo XIX se procedió a debilitar a los indios eliminando su principal fuente de sustento, las enormes manadas de bisontes, lo que además permitiría introducir el ganado con el que satisfacer la creciente demanda de carde de los agricultores y granjeros.

IMÁGENES DE LOS BISONTES Y LAS PRADERAS DE LAS GRANDES LLANURAS NORTEAMERICANAS

Escenas de lo que queda de un mundo que desapareció durante el siglo XIX, el de las manadas casi infinitas de bisontes y las praderas que habitaban los pueblos indios . Hoy muchas de estas tierras se han convertido en zonas desérticas y sin vida

En la obra «The Worst Hard Time: The untold story of those who survived the Great American Dust Bowl» de Timothy Egan publicado en 2006 leemos sobre esta matanza de búfalos  «Siete millones de libras de lenguas de bisonte fueron embarcadas en Dodge City (Kansas) en 1872–1873, un periodo de dos años en el que agentes del gobierno calcularon la matanza en veinticinco millones de bisontes. Sus huesos, blanqueados por el sol, se apilaban en grandes pilas en las estaciones del ferrocarril para ser vendidas por hasta diez dólares la tonelada. Un cazador profesional llamado Tom Nixon decía haber matado 120 animales en 40 minutos» Se estima que antes de la llegada de los europeos a América había en las Grandes Llanuras entre 60 y 100 millones de bisontes, después de las matanzas del siglo XIX en el año 1890 el número de bisontes no superaba los  setecientos ejemplares. Por el contrario, entre 1860 y 1880 el número de cabezas de ganado había crecido desde apenas 130.000 hasta los cuatro millones y medio. El hombre estaba transformando la naturaleza , los pastizales fueron sustituidos por los cultivos, gracias en gran parte a un hombre ,John Deere(1804-1886)

Imagen de una montaña de calaveras de bisonte durante el siglo XIX . La matanza alcanzó tales dimensiones que redujo su población a unos pocos centenares. En la actualidad se ha logrado recuperar la especie y en Estados Unidos viven unos 350.000 bisontes. Estos magníficos animales que pueden llegar a pesar más de 1300 kilos , 1,80 metros de alto y hasta tres metros de largo eran la base de la vida nómada de los indios, que seguían durante todo el año a las manadas de las que obtenían la comida, la ropa , el combustible y además eran un elemento sagrado en su religión. Destruir el bisonte era destruir la cultura india  (imagen procedente de http://animales.org.es )

John Deere , nacido en la localidad de Rutland en Vermont,  se había criado trabajando en la sastreria de su padre,William Deere, pero después de la temprana muerte de éste tuvo que trabajar como aprendiz en una herrería hasta conseguir establecerse como herrero. En 1827 se casaba y su familia va creciendo en los años siguientes hasta tener cinco hijos . Los negocios no iban bien, por lo que para alimentar a su familia, vendió la herrería y se trasladó a Illinois para probar suerte. Establecido de nuevo como herrero se dio cuenta de las dificultades que tenían los arados de hierro empleados por los agricultores para penetrar en la tierra y recordando como las agujas de acero empleadas por su padre en la sastrería atravesaban el cuero, pensó que un arado de acero sería mejor para roturar la tierra. De esta forma, en 1837 construía el primer arado de acero , el más adecuado para la tierra más dura y compacta de las Grandes Llanuras.  El éxito sería tan grande que en 1868 creó la empresa Deere&Company que se iba a convertir en una de las empresas agrícolas y de construcción más importante del mundo.

John Deere, en la imagen, introdujo el arado de acero en el trabajo agrícola de las Grandes Llanuras y con ello permitió a los agricultores que pudieran roturar aquella tierra dura y arcillosa. En las décadas siguientes desaparecerían hasta treinta millones de hectáreas de pastizal, convertidos ahora en campos de cultivo, principalmente de trigo. Se convirtió en el origen de la prosperidad de los colonos pero también se estaban sembrando las semillas del desastre medioambiental que se iniciaría en la década de 1930

Armados con el arado de acero las Grandes Llanuras fueron roturadas , alterando todo el ecosistema de las praderas. Los pastizales os fueron sustituidos por completo por el cultivo de los cereales, inmensos campos de trigo cubrían las praderas, favorecidos además porque durante las primeras dos décadas del siglo XX las lluvias fueron superiores a las habituales. Se sembraba el trigo en otoño, antes de las lluvias de final de otoño, se dejaba pasar el invierno en espera de las lluvias de la primavera y , por fin, en verano se recogía la cosecha. En 1914 empezaba la Primera Guerra Mundial, con lo que se incrementó la demanda de trigo y en 1917 se introdujo el tractor en los campos lo que aceleró el trabajo, cultivando y  cosechando en apenas tres horas lo que antes se tardaba tres días. Terminada la Primera Guerra Mundial la demanda de trigo se incrementó, el precio aumentó y Estados Unidos se convirtió en la primera exportadora mundial de este cereal sustituyendo a Rusia, sumida en las consecuencias de la Revolución que había acabado con el zarismo.

El presidente Herbert Clark Hoover eligió como forma de enfrentarse a la crisis nacida del crack bursátil de octubre de 1929 el no hacer nada. Como los políticos actuales prefirió ignorar las consecuencias y se limitó a prometer que todo pasaría pronto. No sería hasta la elección de Roosevelt en 1933 y la puesta en práctica del New Deal cuando comenzaron a darse los primeros pasos para salir de lo que fue conocido como la Gran Depresión. Pero la Depresión económica iba a ocultar durante años el drama que iba a vivirse en las Grandes Llanuras, la Tormenta Negra(imagen procedente de http://www.etnografo.com)

En estos años más de treinta millones de hectáreas de pastizales desaparecieron y durante toda la década de 1920 los agricultores de las Grandes Llanuras vivieron una era de prosperidad que les permitió comprar casas y coches , mientras las ciudades crecían y otras nuevas nacían. Pero todo iba a cambiar al final de la década, cuando se produjo el Crack de la Bolsa de Nueva York el 24 de octubre de 1929, el llamado Jueves Negro. La prosperidad de aquella década desapareció de un día para otro en las grandes ciudades, y los agricultores vieron como los precios del trigo se desplomaron hasta el extremo de que ya no era rentable recoger las cosechas, que se fueron almacenando en los dos años siguientes. Los agricultores pidieron ayuda a la administración del presidente Herbert Clark Hoover(1874- 1964), que había sido elegido unos meses antes del crack , en marzo de 1929. Pero Hoover sólo trataba de evitar que el pánico se extendiera y prometía que la recuperación se hallaba a la vuelta de la esquina. Estaba convencido que se trataba de una crisis pasajera y que el propio mercado corregiría los desequilibrios, por lo que la respuesta de Hoover fue no hacer nada. Pero lo peor para los habitantes de las Grandes Llanuras aún no había llegado y no se trataba  de la crisis económica, sino de una de las peores crisis ecológicas de la historia, el  Dust Bowl. En el artículo de mañana conoceremos las consecuencias que tuvieron las agresiones contra el ecosistema de las Grandes Llanuras durante todo un siglo. La destrucción de su ecosistema tendría consecuencias