EL FRACASO DE UNA SOCIEDAD DORMIDA

No era mi intención escribir hoy sobre esto, se que todo el mundo tiene problemas y me gusta tratar temas que , al final del día,no os recuerden lo complicada que está la vida y lo mal que funcionan las cosas, pero entiendo que hay ocasiones en que es necesario dar un grito, zarandear a la gente , despertarla de este sueño en el que la sociedad parece sumida, mostrar la indignación y la decepción que me causa este país y este pueblo que no reacciona  ni cuando le humillan, ni cuando pisotean su dignidad y se comporta como una oveja asustada que da las gracias por las sobras que los que están arriba se toman la molestia de darles
Entiendo que los medios de comunicación no han informado sobre ello, que muchos no se habrán enterado, que otros tendrían razones personales para no acudir y que hacía un día especialmente frío, todo eso lo entiendo y no soy nadie para juzgar a otras personas, pero no entiendo lo que pasó hoy, no puedo entender que con más de cuatro millones de parados la manifestación de hoy llegase a su final con apenas 50 personas.
Esta mañana la Asociación Nacional de Desempleados (ADESORG), había convocado a las once de la mañana a todos los que se hallan sin trabajo en España, que según los datos de diciembre de 2010 asciende a una cifra de  4.100.073. A pesar de los 3 grados bajo cero que hacia esta mañana en el exterior me levanté para llegar puntual a la hora de inicio de la concentración. La idea era formar una cadena humana que uniese el Congreso de los Diputados con el Palacio de la Moncloa, una forma de expresar el descontento de tantos millones de personas que están atravesando momentos muy difíciles, muchos de ellos con temor de perder incluso sus viviendas y quedar en la calle, otros con dificultades para conseguir alimentos para llegar al final del mes, muchos otros con las esperanzas perdidas después de años sin tener la posibilidad de un trabajo, ni siquiera un gran empleo, sólo algo que les devuelva la confianza en sí mismos y les haga sentirse útiles.
En una nación con 4.100.000 parados ¿basta con hacer la cola en la oficina de empleo? Pienso que la resignación y el silencio  no son el camino para el cambio, sólo nos llevará a que los parados sigan sufriendo en la calle y los que estén trabajando sean cada vez más explotados por aquellos que se aprovechan sin escrúpulos de la situación
Cuando me baje en la estación de metro de Sol esperaba ya encontrarme allí gente concentrada, pero no era así, aunque supuse que encontraría el inicio de la larga fila un poco más abajo, en la Carrera de San Jerónimo, junto a los grandes leones que custodian el Congreso. Pero tampoco era así, la policía no había permitido que la concentración se iniciase en la entrada de la casa del pueblo, porque eso es el Congreso de los Diputados, pero parece que no tenemos derecho ni siquiera a estar junto a sus puertas a no ser que seas un inofensivo turista haciendo fotos. ¿Es que olvidan quien paga los sueldos de sus señorías, quién financia esas pensiones de las que cobran el 100% después de cotizar sólo once años mientras el resto de mortales tenemos que cotizar un mínimo de 35 años?¿es que hemos regresado a los tiempos en los que la plebe, la chusma maloliente no puede aproximarse a la aristocracia para no manchar sus ricos vestidos y sus lujosos coches?
Enfadado con este primer insulto a todos nosotros, nadie me sabía decir donde se hallaba el inicio de la fila hasta que uno de los organizadores , vestido con un chaleco fosforescente subió por la calle y avisó a los pocos que estábamos allí que les habían permitido concentrarse un poco más abajo, en la mediana del Paseo de la Castellana. Hacia allí dirigí mis pasos. Eran las 11:05 hrs de la mañana, y la manifestación tenía que haber empezado unos cinco minutos antes, por los que esperaba ver ,como mínimo, a unas decenas de miles de personas concentradas, gritando consignas contra los que nos han puesto en esta situación y expresando el enfado y la indignación acumulada después de años de continuos palos a la clase trabajadora, a todos los españoles, tanto los que aún trabajan como a los desempleados.
No se si cuando estáis leyendo esto habéis visto ya las noticias o si han puesto imágenes de la concentración, pero si es así entonces ya sabéis lo que voy a contar. Allí había apenas un centenar de personas, algunos de ellos pensionistas y otros estudiantes que en realidad se habían acercado para no asistir a clase. Había más medios de comunicación que manifestantes , parecíamos más un grupo de turistas que fueran a realizar una visita guiada de turistas que los representantes de los cuatro millones cien mil desempleados de España y el resto de trabajadores, porque esto no era sólo una manifestación de desempleados, era una manifestación de todos los ciudadanos contra no sólo un gobierno, sino contra toda la clase política y las grandes corporaciones financieras y empresariales que nos han arrastrado al hoyo donde nos hallamos , y también contra los sindicatos que se venden al poder a cambio de millonarias subvenciones.
Por supuesto, no pudo hacerse la fila que uniese el Congreso y el Palacio de la Moncloa, y tuvimos que formar una pequeña cadena uniendo las manos los que estábamos allí y así fuimos , casi confundidos entre la gente que caminaba por la Gran Vía o la calle Princesa y que nos miraba como si fuéramos extraterrestres. Los turistas nos hacían fotos , quizás pensando que era algún tipo de tradición folclórica española y algunos periodistas se acercaban a nosotros para hacernos preguntas. Un periodista francés que trabaja para un periódico regional francés me preguntaba como era posible que no fuésemos ni cien personas a esta protesta, y no supe que contestarle, quizás porque no había respuesta para esa pregunta.
Al final llegamos a la Ciudad Universitaria y nos aproximamos al Palacio de la Moncloa, sólo nos separaba una carretera para estar junto a la puerta. Para entonces no eramos ya ni cincuenta personas ,por supuesto rodeados de tres furgones policiales ya que constituíamos una fuerza poderosa que podía hacer temblar los cimientos de la residencia de nuestro honorable presidente del gobierno. Y allí, en medio de un pequeño altozano del terreno,junto a la carretera, se acabó nuestra aventura pues la policía ya no permitió que llegásemos más allá . Ya no había ni cámaras para grabar a ese pequeño grupo que pretendía entregar un documento de protesta al presidente del gobierno. Que ilusos ¿verdad?
Los dirigentes de los sindicatos UGT y CCOO, los grandes traidores que han vendido a los trabajadores a cambio de la ayuda económica que les da el gobierno. Como reza la sabiduría popular, «no debes morder la mano que te da de comer» ¿verdad que no señores Toxo y Méndez?
Y allí terminó todo, los pocos que llegaron hasta aquel punto se lamentaban de su fracaso, renegaban del gobierno, de los sindicatos y volvían sobre sus pasos a la realidad de cada uno,algunos , según me contaban, sufriendo depresiones ante la imposibilidad de hallar una salida, otros a los que que iban a embargarles la vivienda en dos meses, algún pensionista con una ridícula pensión de 400 euros al mes. Detrás de cada uno de los que allí estaban había un drama particular, una vida detenida en el día que se quedaron sin trabajo y la sociedad les dio la espalda. Se que hay gente que minimiza el drama del desempleo porque dicen que las cifras no son reales, que están trabajando  sin declararlo al tiempo que siguen cobrando el subsidio de desempleo, y no puedo negar que existe este fraude, pero también que hay millones de personas que están desesperadas, que llevan años sin trabajar, que no saben que darán mañana a sus familias, que ven su vida arruinada y sin salida.
Yo fui esta mañana no por mi situación personal, yo no trabajo en estos momentos porque la vida me ha dado una oportunidad de pararme por un tiempo y decidir que es lo que quiero hacer,en ese sentido soy un privilegiado. Pero pensé que tenía que estar allí, primero porque conozco a  personas a las que quiero mucho, que son magníficos profesionales y se encuentran ahora sin empleo, segundo porque los trabajos de otros muchos amigos mios están en peligro y las empresas les explotan cada vez más para aprovecharse de la situación y , tercero, porque pienso que hay que enfrentarse a la injusticia, a la explotación, a la mentira , al cinismo de los que nos gobiernan, de los políticos en general y de los sindicatos en particular, porque si hay una traición dolorosa es la de los sindicatos que tendrían que haber estado hoy allí pero , sin embargo, están sentados en una mesa con el gobierno y los empresarios negociando con la vida de millones de personas como si se tratase de cromos.
Hoy he sentido mucha rabia, mucha indignación  pero, sobre todo, mucha pena. Pena por este pueblo español que agacha la cabeza y sólo se atreve a gritar en los bares , pena por una sociedad que utiliza la palabra solidaridad pero desconoce su significado, pena por una juventud sin horizontes que no tiene fuerzas para levantarse contra los poderes establecidos y prefiere malgastar esas fuerzas en juergas nocturnas, pena por un país que tiene lo que se merece, porque quién no sabe defender su libertad, sus derechos y su dignidad no se merece ninguna de las tres cosas. 
VÍDEO QUE ANUNCIABA LA CONVOCATORIA A LA MANIFESTACIÓN
Mi gran error fue no ponerlo aquí para que pudierais verlo todos. Al menos habría sido mi aportación para darle una mayor difusión pero no volverá a pasar. En lo que esté en mi mano os informaré de cualquier acto de protesta, no podemos permitirnos el silencio  
Una de las personas con las que estuve hablando me decía que durante años había pertenecido a un partido político pero al final, desengañado por las mentiras de unos y de otros, había decidido quemar su carnet porque no se merecían la confianza de nuestros votos. Si, el mejor castigo para nuestros partidos políticos sería una abstención masiva que demostrase que la sociedad rechazaba su comportamiento, pero ¿de que sirve soñar con estos movimientos globales?¿de qué sirve escribir sobre las injusticias, sobre la necesidad de unirnos para cambiar este mundo que no funciona?¿de que sirve la utopía? La realidad, la triste, patética y asquerosa realidad es que en un país de cuatro millones cien mil parados se manifestaron hoy menos de cien personas. Esa es la única verdad, esa es la realidad del pueblo español.
España, la sociedad española, me recuerda a un enfermo que se niega a tomar las medicinas que necesita para sanar, que no quiere ver al médico y no escucha a nadie, prefiere quedarse quieto y esperar a que la dolencia siga avanzando , como un cáncer que va carcomiendo su interior hasta que la muerte apague la luz de sus ojos.
Hay una frase del dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht que debería decirse hoy en todos los informativos de televisión, para ver si así se sacuden las conciencias y ,por fin, la gente abandona el conformismo y la desidia . Bertolt Brecht escribía que   «el peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el coste de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto,mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales»   
Yo no soy español de nacimiento, pero llevo a España en mi corazón, la amo y me duele verla así, humillada y sin fuerzas ni ganas de luchar. Tenemos que levantarnos, porque si nosotros no luchamos por nuestros derechos nadie lo hará en nuestro lugar.Ni partidos políticos, ni sindicatos , somos nosotros, el pueblo , el que tiene que salir a la calle para demostrar que está vivo y que no se dejará humillar, que entendemos que hay que realizar sacrificios para salir adelante pero a cambio de que los primeros en asumir su culpa, aceptar responsabilidades y sacrificarse sean los mismos que nos han conducido hasta el abismo. Los tiempos de crisis pueden convertirse en un tiempo de oportunidad, de cambio, de nuevos caminos  pero sólo si salimos de casa, si abandonamos la pasividad, si tomamos conciencia de que nuestra fuerza está en la unión de todos nosotros.
Desde mi Mentidero, esta especie de tribuna en la que trato de hacer oír mi voz aunque sin esperanzas de que nadie la oiga, os ruego que los que podáis me acompañéis en la próxima ocasión en que se convoque esta manifestación. Demostremos que nos importa España, que nos importa la vida de los que están en peor situación que nosotros, que aún tenemos esperanzas en el futuro y que no aceptamos la corrupción, el cinismo, las mentiras de todas las instituciones que han fracasado en esta larga crisis. Lo fácil es rendirse, dar la espalda resignado y abandonar la lucha pero eso es lo que quieren los mismos que hoy decían que la manifestación se había desconvocado cuando no era cierto.
Hoy fue un fracaso de la sociedad, de una sociedad dormida, no permitamos que vuelva a suceder, demostremos que España aún sigue viva y que las mentiras no han acabado con su conciencia. Tened esperanza, no os resignéis por favor, no bajéis los brazos . Es hora de levantar la cabeza y luchar por cambiar el mundo, nunca es demasiado tarde. Despertad, aún es tiempo

¿UTOPÍA O RESIGNACIÓN? TRANSFORMEMOS LAS PALABRAS EN ACTOS

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la utopía como «el plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación» `mientas que el gran Oscar Wilde escribía que «un mapa del mundo en el que no se incluya la utopía no merece la pena ser estudiado»    

La utopía, termino creado por el humanista Tomás Moro para dar nombre a una sociedad ideal que vivía en la isla de Utopía en la obra del mismo título, nunca tiene buena prensa, incluso suele ser despreciada como una idea de mentes dadas a la fantasía y poco pegadas a la realidad. En esta sociedad y en esta época dominada por el pragmatismo, el culto al dinero y al progreso material, la utopía ni siquiera es ya tema de conversación. Bastante tenemos , nos decimos a nosotros mismos, con los problemas de la vida cotidiana como para andar por ahí con la cabeza perdida en ensoñaciones de mundos mejores y sociedades más justas.
Tomas Moro, autor de «Utopía», quién pago su independencia de pensamiento con la vida al ser ejecutado por orden de Enrique VIII 
En realidad, vivimos en un mundo dominado por el escepticismo, la resignación y la pérdida de fe en la naturaleza humana y la verdad es que no faltan motivos para perder esta fe. No hay más que encender la televisión o leer un periódico para ver como está el mundo. Las continúas noticias negativas sobre la economía, la corrupción política, la desesperación de millones de personas sin empleo y sin horizontes de futuro, la mediocridad intelectual que nos rodea y que impide hablar a aquellas voces que realmente podrían proponer algo diferente. Es una atmósfera gris, opresiva, donde no hay lugar para la ilusión, para el entusiasmo imprescindible para superar las adversidades que se nos presentan. Tenía mucha razón el escritor alemán Albert Schweitzer cuando decía «los años arrugan la piel, pero la falta de entusiasmo arruga el alma» .
Si nos fijamos en los mensajes que recibimos a través de los medios de comunicación, parecen querer convencernos de la  necesidad de resignarnos, de aceptar la realidad por muy injusta y contraria a nuestros intereses que pueda resultar. Hay que recortar nuestros derechos sociales porque no hay otra salida, hay que reducir salarios porque el sistema no puede asimilar tantos costes, hay que abaratar el despido porque es la única forma de crear trabajo, hay que prolongar la edad de jubilación y reducir el importe de las pensiones porque sino no se podrán pagar en el futuro ninguna pensión, hay que reducir el subsidio de desempleo porque no hay dinero suficiente para mantenerlo, hay que colaborar en el pago de la Seguridad Social porque tampoco el Estado puede cubrir tantos gastos.
Hay que, hay que… sólo nos hablan de sacrificio y nos dibujan un futuro donde nosotros , nuestros hijos y nuestros nietos vivirán peor que hoy, no sólo con menos calidad de vida sino también con menos derechos y con las libertades recortadas. Tenemos que aceptar que, por ejemplo, en España un 23% de la población esté cobrando un sueldo en la empresa privada que no pasa de los 700 euros, tenemos que aceptar que en dos años se hayan perdido casi dos millones de puestos de trabajo y 800.000 familias estén viviendo de la caridad gracias a la ayuda de organizaciones como Caritas o Cruz Roja, tenemos que aceptar que los responsables de este caos sigan ocupando sus puestos de privilegio y engordando sus patrimonios mientras miles o cientos de miles de familias se encaminan hacia la pobreza.
Vemos como la violencia aumenta cada día en Europa, manifestaciones en Grecia contra una reforma laboral y económica que hunde a los griegos en la miseria, en Italia contra el gobierno de Silvio Berlusconi que es un insulto a la inteligencia y a la honradez, en Irlanda condenada a años de pobreza , en el Reino Unido donde muchos jóvenes no podrán acceder a la educación universitaria por no tener dinero para pagarla. Pero son sólo los primeros síntomas de unas sociedades que están siendo llevadas al límite, aunque de momento aún se respetan las instituciones. Pero los poderes políticos y financieros no ddeberían olvidar las palabras de John F.Kennedy «Los que hacen imposible una evolución pacífica harán inevitable una revolución violenta.»  ni las de Bertolt Brecht , quién escribía «las revoluciones se producen en los callejones sin salida»  
Los brotes de violencia se extienden lentamente por toda Europa. En la imagen la agresión de estudiantes ingleses al coche donde viajaban los príncipes de Gales  
Están llevando a la sociedad a un callejón sin salida y eso es muy peligroso. Por  eso, he titulado al artículo de hoy ¿Utopía o resignación?, porque la resignación que nos domina hoy sólo puede traernos más problemas en el futuro, cuando ya sea demasiado tarde para hacer nada. Cualquier propuesta que se realice para enfrentarse al poder establecido y al sistema va a ser rechazada desde el mismo momento de su formulación por considerarse utópica, pero si no aportamos ideas, por absurdas que nos puedan parecer, no hallaremos caminos diferentes que nos permitan salir de esta situación. Creo que era Albert Einstein quién decía que si queremos obtener resultados diferentes no podemos repetir lo que ya estamos haciendo, habrá que probar cosas nuevas, ensayar otras ideas y planteamientos.
Una de las cosas de las que todos nos quejamos es de nuestros políticos, decimos que no nos escuchan, que se encuentran lejos de nuestra realidad cotidiana, que sólo se preocupan de nosotros para pedirnos el voto y luego no volvemos a saber nada de ellos hasta cuatro años después. En realidad, el Parlamento, que debería de ser la casa de todos pues los que ocupan los escaños han sido elegidos por nosotros para que nos representen, lo vemos como algo completamente ajeno a nuestra vida, un lugar donde estos políticos se insultan con vehemencia para poco después sonreirse en los pasillos mientras deciden leyes y reformas que nos afectan, sin consultarnos para nada. Cada vez me parece más cierto que la democracia en la que vivimos es un gobierno para el pueblo pero sin el pueblo, cuya voz cada vez se oye menos.
Pero quizás podríamos hacer algo por cambiarlo, algo que no sea sólo esos diálogos en los bares donde todos arreglamos el mundo para volver luego resignadamente a la realidad diaria. ¿Y si hiciésemos oír la voz del pueblo en el propio Parlamento de una forma diferente a la de los partidos políticos tradicionales? Cuando vemos a los políticos sabemos que son profesionales de esto, viven de la política, ganan dinero con ella y tienen privilegios que les hacen diferentes al resto de ciudadanos, se someten a una disciplina de partido que es quién les da el trabajo y quien dicta lo que deben decir y votar. Si lo pensamos bien, un partido político es lo menos democrático que nos podemos encontrar tal y como están pensados en Europa.
Y he pensado que habría una forma de introducir un viento fresco en ese Parlamento, y me refiero tanto al de España como al de cualquier otra nación ya que hay gente que me lee en otros países. Imaginad por un momento que una persona normal crease su propio partido para participar en las elecciones. Que esa persona se comprometiese, en el caso de recibir los votos necesarios para ocupar un puesto en el Parlamento, a no aceptar sueldo , pensión ni privilegio alguno , que , además, no tuviera programa político , sino que llevaría al Parlamento las preguntas que la gente le enviaría sobre sus problemas reales.
Estoy hablando de un partido sin estructuras, sin sede social, sin administración, sin dinero, sin propaganda electoral, sin sueldos de sus miembros, un partido formado por personas que no tuvieran ningún interés más que representar a la sociedad que ahora no tiene voz , exponiendo en el Parlamento los problemas que día a día acosan a la gente, convirtiéndose en el representante de los millones de parados, de la gente que no puede pagar sus hipotecas o ni siquiera tiene ya para dar de comer a su familia, de tantas víctimas de este sistema sin alma ni corazón
Congreso de los Diputados. Debería ser la casa de todos pero ¿nos sentimos representados?
Me diréis que , primero, es una utopía, y , segundo, no serviría para nada. En cuanto a lo primero no lo veo tan utópico,porque hoy en día , a través de las redes sociales una persona puede llevar su mensaje a millones de ellas sin gastar nada en publicidad. Por eso no necesitarías ni sede social ni campañas en los periódicos o en la radio. Sería imprescindible que los que quisieran participar lo hicieran de forma altruista, porque todos sabemos que cuando se ocupa un cargo el dinero termina por convertirnos en esclavos , la única forma de mantener la independencia es no sacar ningún beneficio de ello. No se trataría de un partido nacido para llegar al poder, al contrario, tendría que mantenerse al margen y no vender su voto a una u otra opción , porque en ese momento perdería su razón de ser, la independencia necesaria para defender al pueblo contra las injusticias del sistema.
Y pienso que de esa forma si se podría conseguir el apoyo de muchas personas que están desencantadas , podríamos recuperar su ilusión al ver que hay personas dispuestas a llevar sus problemas ante los partidos que sólo piensan en aumentar su poder sin contar con nosotros, y, lo más importante, la voz del pueblo dejaría de oírse sólo en los bares o en conversaciones entre amigos, llegaría donde siempre tuvo que estar, donde se hallan los representantes del pueblo.
¿Por qué no transformar las palabras en actos?¿Por qué no intentar lo que parece absurdo, utópico? Yo creo en las palabras de Mahatma Ghandi » En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle»  y pienso que esta sociedad en la que vivimos está llena de leyes injustas y de personas indefensas ante esas injusticias. Personalmente me gustaría intentar una aventura así y casi estoy decidido a llevarlo a cabo, aunque soy consciente que estaría posiblemente  condenada al fracaso, pero ¿no es más fracaso que nos callemos y lo aceptemos todo con resignación? Me gustaría que me diérais vuestra opinión sobre esto, se podría intentar, pienso que si es posible hacerlo aquí y en cualquier otra nación  y , quizás, sería la primera semilla de un cambio.
No esperemos que nos impongan el cambio, seamos nosotros los que inciemos el cambio.