LOS CHACHAPOYAS, UN PUEBLO ENTRE LAS NUBES (PRIMERA PARTE)

Cuando hablamos de América y los pueblos y culturas que encontraron los españoles cuando iniciaron su expansión por el continente nos vienen a la mente principalmente tres nombres, incas, aztecas y mayas. Los dos primeros porque representan los imperios más poderosos a los que se tuvieron que enfrentar los conquistadores, Hernán Cortés(1485-1547) contra el Imperio Azteca y Francisco Pizarro(1478-1541) contra el Imperio Inca y en cuanto a la cultura maya, aunque su época de esplendor hacia siglos que ya había pasado y lo que encontraron los españoles era apenas una sombra de lo que llegaron a ser, nos quedaron sus monumentales ciudades que poco a poco serían descubiertas entre las selvas que las ocultaron después de que fueran abandonadas por motivos que aún hoy desconocemos . Pero había otras culturas precolombinas , algunas desaparecidas hacía siglos y que sólo dejaron ruinas y enigmáticos restos arqueológicos, como la cultura olmeca, y también otras culturas antiguas habían logrado sobrevivir al paso del tiempo y a las conquistas de pueblos más poderosos, y entre esas culturas se encontraba el pueblo chachapoya, una cultura que sólo a partir del siglo XX comenzó a ser conocida con más profundidad y que es una de las más extrañas y originales entre las culturas precolombinas. O invito hoy a que me acompañéis para descubrirla junto a los hombres que en el pasado siglo siguieron sus huellas hasta las cumbres del Amazonas andino.
¿Quienes eran los chachapoyas? Este era el nombre que los españoles que acompañaban a Pizarro en la conquista del Imperio Inca dieron a un pueblo que habitaba una región que en la actualidad corresponde al Departamento del Amazonas en Perú, el valle de Utcabamba recorrido por el río del mismo nombre , afluente del río Marañón. El nombre de Utcabamba es una palabra quechua que significa «pampa de algodón» y era este un valle particularmente fértil donde se daba bien la yuca, el maíz, el arroz, la caña de azúcar y el plátano. En este valle se asentaron los chachapoyas, , un pueblo milenario pero que nacía como cultura hacia el siglo IX de nuestra era , y comenzaron a explotar el valle al tiempo que también iniciaron un proceso de erosión y destrucción del medio pues, como aún hacen hoy algunos de nuestros agricultores, cada año quemaban nuevas parcelas de tierra que arrebataban a la selva para cultivar en ellas hasta que la tierra, erosionada, dejaba de producir y se veían obligados a seguir quemando nuevas tierras.

Mapa con la situación de la actual provincias de Chachapoyas dentro del Perú , una de las siete que forman parte del Departamento de Amazonas con capital en la ciudad de San Juan de la Frontera de los Chachapoyas y con un territorio que coincide en gran parte con el que gobernaron los chachapoyas durante , aproximadamente, los siglos VIII al XV, hasta que fueron conquistados por las tropas del inca Túpac Yupanqui hacia 1470. Un pueblo cuyo rasgo más sorprendente, además de la blancura de su piel y los tonos claros de sus cabellos y ojos, es el lugar donde construían sus ciudades , en la cima de las cumbres amazónicas peruanas a alturas de hasta tres mil metros (Imagen procedente de http://www.go2inkas.com ) 
Pero cuando llegaron los españoles los chachapoyas ya no vivían en los valles, tal vez porque los habían erosionado tanto que tuvieron que buscar otro lugar donde vivir o quizás tratando de hallar un sitio a salvo de ataques de otros pueblos. Ahora habitaban fortalezas construidas  cerca de las cumbres  a casi tres mil metros de altura. En realidad su nombre , chachapoyas, fue el nombre que les dieron los españoles derivados del que usaban los incas para designarlos, «Sachapuyas» que significa «los hombres de la niebla» o «los habitantes de las nubes» pues allí es donde estaban sus edificaciones, entre las nubes y los españoles que les conocieron dejaron testimonio de que nunca bajaban al llano y al valle del Utcabamba pues creían que una vez que atravesaran el manto de nubes que les protegía de la vista de intrusos sus casas próximas al cielo  quedarían a merced de los demonios que , en sus creencias, habitaban las tierras bajas. Sin embargo, a pesar de hallarse en lugares tan inaccesibles, no lograron escapar de la dominación inca , pues hacia el 1470 los chachapoyas tuvieron que someterse al décimo gobernador inca, Tupac Yupanqui(hacia 1440-1493) , hijo y sucesor del considerado por algunos historiadores como el Alejandro Magno de los incas, Pachacútec(hacia 1400-1471), pues bajo su gobierno comenzó la gran expansión del Imperio Inca.
Su hijo, Tupac Yupanqui, no iba a detener la política de conquistas iniciada por su padre, lo que le llevaría hacia el norte hasta las tierras del actual Ecuador,  y también realizaría una importante labor de gobierno, realizando el primer censo general de las tierras dominadas por los incas, incrementó la red de caminos que conectaban los diferentes puntos del cada vez mayor imperio inca, difundió el culto al Sol , estableció los tributos a pagar por los pueblos conquistados, construyó nuevos templos y palacios y desarrolló incluso un nuevo calendario basado en el Sol. Sus súbditos le llamaban «el Resplandeciente» , pero no es su labor como gobernante lo que hoy nos interesa sino la campaña que dirigió hacia el norte del actual Perú , donde se encontraba, entre otros reinos, el de los Chachapoyas. La historiadora peruana Patricia Temoche(1971) nos cuenta en su obra «Breve Historia de los Incas», como los chachapoyas se vieron sorprendidos y derrotados por los incas  de Tupac Yupanqui

En este mapa se aprecia la expansión del territorio inca desde el siglo XII, cuando se establecen en la ciudad de Cuzco, hasta la máxima extensión en el siglo XVI cuando llega a su territorio los primeros españoles dirigidos por Francisco Pizarro. Dirigió una campaña militar al frente de unos cuarenta mil hombres con los que conquistaría una gran extensión de territorio que formaría una de las cuatro entidades territoriales en las que estaba dividido el Imperio Inca, el Chinchaysuyu o Provincia del Norte , que se sumaba al Continsuyu,Antisuyu y Collasuyu que juntas formaban el nombre en quechua del Imperio Inca, el Tahuantinsuyu o «las cuatro regiones». Entre los pueblos conquistados durante esa campaña estaban los Chachapoyas que se vieron sorprendidos por la capacidad militar inca, pues se sentían a salvo en sus ciudades en las cumbres  
Hay que decir que los chachapoyas se sentían tan seguros en sus poblaciones en las montañas que se permitieron rechazar las propuestas de alianza que les había hecho Túpac Yupanqui . Escribe Patricia Temoche «Así llegaron al territorio de los mágicos Chachapoyas, hombres guerreros y fuertes , respetados en los Andes del norte  por su valentía y coraje. Su curaca (curaca es una palabra quechua para designar al jefe político  de una comunidad, como un cacique) Chuqui Sota no aceptó los repetidos requerimientos de alianza. No podía creer que un ejército que llegase de tan lejos pudiera vencerlos» Pero Túpac Yupanqui había pensado la forma de vencer la resistencia de este pueblo hasta entonces inconquistable «La estrategia militar vino acompañada de una estrategia política, los incas rompieron las alianzas entre el curaca de Chachapoyas con los pueblos vecinos. Divide y vencerás. La historia popular cuenta que estamos frente a una de las acciones belicosas más sangrientas de la historia incaica» Finalmente la resistencia de los chachapoyas fue vendida y «Poblaciones enteras de Chachapoyas fueron dispersadas por todo el Tahuantinsuyu(voz quechua que significa «las cuatro regiones» haciendo referencia a las cuatro partes en que dividían el Imperio Inca). Se supo de grupos llegados hasta el altiplano andino»
Pero a pesar de la derrota los incas no tenían por costumbre destruir los pueblos y culturas conquistados, sino que los asimilaban y obtenían tributos de ellos, y lo mismo sucedió con los chachapoyas y fue eso lo que permitió que los conocieran los españoles apenas sesenta años después de la campaña de conquista Túpac Yupanqui. Las primeras referencias escritas a su cultura se la debemos a cronistas como Pedro Cieza de León (1518-1554) que entre 1536 y 1541 había participado en la conquista y exploración del territorio de lo que hoy es Colombia,  estando presente en las fundaciones de ciudades colombianas  como Cartago o Antioquía . Después de permanecer durante unos años al frente de una encomienda que le había sido concedida , Cieza de León acompañó al  sacerdote, político, diplomático y militar Pedro de la Gasca(1493-1567) que viajaba hacia Perú en representación del rey para ordenar aquel territorio sumido en enfrentamientos desde el asesinato de Francisco Pizarro en 1541. Sería en Perú donde Cieza de León iniciaría su actividad como cronista , describiendo  lo que fue observando durante su recorrido por los antiguos dominios incas y que luego publicaría en 1553 en su «Crónica del Perú»

DOCUMENTAL SOBRE LA CULTURA CHACHAPOYAS (PARTE 1)

Para que conozcáis el entorno natural donde se desarrolló la cultura Chachapoyas .Aquí os incluyo la primera parte de este documental que me ha parecido muy interesante . Mañana, en la la continuación de este relato os incluiré la segunda parte que completará la información. Los paisajes de esta región peruana son de una belleza impresionante y más aún los enclaves donde los chachapoyas erigieron sus construcciones.

En esta obra encontramos la siguiente descripción de los chachapoyas «Son los más blancos y agraciados de todos cuantos yo he visto en las Indias que he andado, y sus mujeres fueron tan hermosas que por serlo, y por su gentileza muchas de ellas merecieron ser de los incas y ser llevadas a los templos del Sol.Andan vestidas ellas y sus maridos con ropas de lana y por las cabezas solían ponerse llautos, que son señal que traen para ser conocidas en todas partes» Imagino que os llamará la atención la referencia que hace al color de su piel , «los más blancos y agraciados de todos cuantos yo he visto». Pero no sería Cieza de León el único en referirse así a los chachapoyas, también lo haría otro cronista posterior, Gómez Suárez de Figueroa,  más conocido como el Inca Garcilaso de la Vega(1539-1616) autor de «Comentarios Reales de los Incas»  y de «Historia General del Perú» en las que relata la vida de los pueblos del Perú antes de la llegada de los españoles . Sobre los chachapoyas escribirá Garcilaso de la Vega que  eran hombres de piel rosada, ojos claros y cabellos rubios, lo que resulta muy sorprendente si tenemos en cuenta como eran los pueblos que les rodeaban, con un aspecto del todo diferente

También escribe el Inca Garcilaso sobre su religión y costumbres «Estos chachapoyas adoraban a las culebras y tenían al ave cúntur por su principal dios. Traen estos indios por tocado y divisa en la cabeza una honda, por la cual son conocidos  y se diferencian de otras naciones ; y la onda es de diferente  hechura  que lo que usan otros indios, y es la principal arma que en la guerra usaban , como los antiguos mallorquines» En efecto, los mallorquines procedían de la isla de Mallorca, en el archipiélago de las Baleares en España y fueron utilizados como honderos por ejércitos como el liderado por el general cartaginés Aníbal Barca(247-183 a.C) contra Roma en el marco de la segunda guerra púnica  y parece ser que los chachapoyas tenían la misma habilidad que los baleares. Otro cronista y fraile agustino , Antonio de la Calancha(1584-1658), autor de una «Crónica moralizada del Orden de San Agustín en el Perú» , también escribe sobre los chachapoyas y sus creencias religiosas «Estos indios que habitan en montañas adoran una estrella que llaman Chuquichincay, porque de ellas y otras que la acompañan se forma una figura de estrellas que parece tigre a sus ojos; se cree que es que nosotros llamamos signo de León, que consta de 27 estrellas muy lucientes» y añade «adoran estas estrellas, que dicen es tigre, porque les defienda de estos animales.»

Situación de la ciudad perdida de Kuélap, que no sería redescubierta para el mundo hasta el año 1843, ya que hasta esta fecha sólo los que vivían en las cercanías conocían su existencia. Los relatos sobre ciudades perdidas en la selva , como la ciudad inca de Vilcabamba , la última capital del Imperio Inca en la que gobernaron los últimos cuatro emperadores incas después de la muerte de Atahualpa, eran considerados en su mayor parte como leyendas o mitos sin base real, pero el descubrimiento de Kuélap por el juez Juan Crisóstomo , que además regresó con una prueba, una momia de cabello rubio y elevada estatura, despertó el interés de otros investigadores y arqueólogos que emprenderían la búsqueda de nuevos enclaves chachapoyas (Imagen procedente de http://www.arqueologiadelperu.com.ar )
En este punto del relato ya hemos visto algunas de las particularidades de esta enigmática cultura que se había establecido en las cumbres de las montañas, que tenía piel clara, cabello rubio y ojos claros , que se habían distinguido durante siglos por ser feroces y valientes guerreros hábiles con el uso de la honda y adoraban a una estrella llamada Chuquichincay. Se estimaba que la población de chachapoyas en el momento de la llegada de los españoles podía alcanzar los 400.000 aunque apenas unos años después quedó reducida a no más de treinta mil, si bien las cifras de esta época siempre hay que mirarlas con precaución y en otras fuentes que relatan la conquista del territorio de los Chachapoyas por Túpac Yupanqui se dice que la población era de cuarenta mil. Pero ahora tenemos que dar un salto en el tiempo , porque los grandes descubrimientos sobre la cultura chachapoya no se darían durante los primeros siglos de dominación española, sino cuando Perú ya había conseguido su independencia. Así, en 1843  el Juez de Primera Instancia de la provincia de Luya con sede en la ciudad de San Juan de Chachapoyas, Juan Crisóstomo Nieto, estaba visitando la zona del valle del Utcabamba para resolver unos litigios, cuando los lugareños se ofrecieron a acompañarle para mostrarle las ruinas de una ciudad en las montañas.
Lo que Juan Crisóstomo contemplo después de más de ocho kilómetros de recorrido y salvando un desnivel de mil metros hasta alcanzar los tres mil metros de altura, era Kuélap, una de las ciudades perdidas de los chachapoyas, que permaneció oculta por la dificultad para llegar hasta ella y también por los bosques que la rodean y la frecuente lluvia que envuelve en niebla y nubes sus edificaciones. Ante los ojos de Juan Crisóstomo se erigían centenares de construcciones protegidas por una colosal muralla de casi veinte metros de altura . Gracias al descubrimiento del juez se despertó de nuevo el interés por la cultura chachapoyas y por buscar nuevos restos de sus ciudades en las montañas, pero habría que esperar hasta el siglo XX y nuevos exploradores y arqueólogos  para estudiar mejor Kuélap y descubrir otros yacimientos que convierten a los chachapoyas en una de los pueblos más enigmáticos de la América precolombina. Uno de estos hombres sería el arqueólogo norteamericano  Adolph Francis Alphonse Bandelier(1840-1914) quién a partir de 1892 recorrería Ecuador , Bolivia y Perú y visitaría también Kuélap, como haría durante la década de los años treinta del siglo XX el francés Louis Langlois.

Fotografía de la muralla que protege la ciudad de Kuélap, de veinte metros de altura y situadas a tres mil metros de altitud, lo que hace aún más impresionante sus dimensiones que llevan a preguntarse a arqueólogos y exploradores como lograron llevar hasta esa altura las cientos de miles de toneladas de piedra que necesitaron los chachapoyas para construir esta y otros enclaves importantes para su cultura y otra incógnita ¿cual era su destino?¿fortaleza,centro ceremonial, depósito de alimentos, lugar de refugio? Quizás todas las alternativas sean validas y ninguna excluyente, y se mantiene vivo  el enigma de estas construcciones anteriores probablemente en cuatro siglos a la llegada de los incas hasta allí, pues se estima que podría haber sido construida en el siglo XI  (imagen procedente de http://sobre-peru.com )
Pero si hubo un hombre que se sintió fascinado por la cultura chachapoyas y dedicó décadas de su vida a explorar la selva y las montañas en busca de restos de su cultura fue el explorador norteamericano Douglas Eugene Savoy(1927-2007). Nacido el once de mayor de 1927 en la localidad de Billingham , en el estado norteamericano de Washington, desde su infancia Gene Savoy, como sería conocido después, se sintió fascinado por la historia y los relatos de las expediciones arqueológicas. Sin embargo, en un primer momento parecía dirigir sus pasos hacia la religión ingresando en la Universidad Jesuita de Portland pero abandonó pronto sus intenciones para centrarse en los estudios de la historia, las tradiciones y religión de los pueblos precolombinos. En 1957, con treinta años de edad , fue invitado a dirigir una expedición arqueológica en el Perú que finalmente sería suspendida, pero mientras estaba allí llegó a oídos de Gene Savoy la historia de Juan Crisóstomo y las expediciones de otros arqueólogos y exploradores al complejo arquitectónico de Kuélap, y tomo la decisión de quedarse en Perú y ver aquella extraordinaria ciudad con sus propios ojos y tratar de descubrir otros enclaves de los chachapoyas.
Para describiros la ciudad de Kuélap voy a recurrir a la descripción que de ella hace el periodista y escritor español  Lorenzo Fernández Bueno en su obra «La maldición de los exploradores» en la que relata su visita señalando la dificultad para llegar hasta la ciudad incluso usando vehículos «La pista es un auténtico barrizal. En algunos tramos, con abismos de más de dos mil metros de alturas y apenas metro y medio de ancho. La ciudad perdida se atisba entre la neblina, olvidada por los siglos» Una vez abandonados los vehículos hay que salvar todavía un fuerte  desnivel que conduce hasta la ciudad, cuyo nombre significa «Lugar frío»  pues aunque se halla en el Amazonas, la altura de tres mil metros en la que se halla construida le proporciona un clima seco y frío por las noches. Y ante ellos aparece la ciudad «Y así, ante nosotros aparecía el muro ciclópeo que viera Crisóstomo más de siglo y medio atrás, una muralla de piedra de veinte metros de altura que rodea la ciudad en los más de quinientos metros de largo por ciento veinte de ancho» Y a continuación describe como es la entrada a la ciudad «El acceso al interior del recinto se realiza por un sendero entre dos muros enfrentados de unos tres metros de ancho que va estrechándose hasta poco más de medio metro, lo justo para que sólo se pudiese entrar en fila india»

Este esquema de la ciudad de Kuélap me parece muy completo y útil para entender como era la ciudad. En este caso , el autor del diagrama parte de la premisa de considerar a Kuélap no una ciudad , sino un gigantesco almacén de alimentos que se conservarían en las más de cuatrocientas edificaciones que se hallan dentro del recinto y que se emplearían para conservar el grano y otros alimentos . También veis el estrecho corredor que describe el periodista y escritor Lorenzo Fernández en la descripción que os ponían antes, donde un soldado podría defender la entrada de un intento de ataque. Las paredes de las construcciones interiores, que no disponían de ventanas , estaban decoradas con trazos en forma de rombo. De todas formas el esfuerzo que tuvieron que hacer para levantar esta monumental construcción parece excesivo para un almacén de alimentos e incluso para un lugar ceremonial . Hay que tener en cuenta que el volumen de piedra necesario para construirla triplica a la utilizada para levantar la pirámide de Keops , más difícil aún cuando estas piedras tienen que llevarse hasta la cima de una montaña a tres mil metros de altura  (Imagen procedente de http://historiauniversalyperuana.blogspot.com )
Sin duda era una precaución defensiva de los chachapoyas  . Una vez en el interior se pueden contemplar más de cuatrocientas construcciones circulares de las que se conservan los cimientos y que  debían estar cubiertas por un tejado cónico de paja que no ha llegado hasta nosotros. Dentro del recinto destacan tres construcciones el Tintero , un torreón que tiene forma de botella invertida  y en cuyo interior se descubrió un gran número de enterramientos, la Atalaya, que es otra gran torre y el Castillo que se presume que podría ser la residencia de los nobles. En el interior de cada una de las casas se encuentra «una especie de tubos que se hundían en la tierra aproximadamente tres metros y tenían cincuenta centímetros de diámetro. Aquello era parecido a los depósitos en los que los incas almacenaban el grano . Pero lo que allí se guardaba no eran precisamente alimentos: en el fondo de estos improvisados almacenes había huesos humanos» Kuélap quizás no fuera una fortaleza, o al menos no solo eso, sino también un lugar de refugio y un centro sagrado y ceremonial. Pero lo que sorprende de esta ciudad monumental es como pudieron  construirla,como escribe Lorenzo Fernández  «El porqué levantaron esos enormes muro continúa siendo un misterio. Se movieron y tallaron más de setecientas mil toneladas . Y esta titánica labor la llevaron a cabo unas gentes que , al igual que los incas , no conocían la rueda y, en consecuencia, tampoco la polea, imprescindible para elevar los bloques más pesados»

Fotografía del interior de Kuélap, donde podemos ver los cimientos circulares de los más de cuatrocientos edificios que contiene la fortaleza. y en el centro una de las construcciones con el techo de paja y sin ventanas, por lo que parece que no estaban hechas para ser habitadas  Lo inhóspito de la selva que la rodea y la altura sobre la que se halla construida hacían casi imposible el acceso hasta ella, pero aún así construyeron las ciclópeas murallas de veinte metros de altura que aún hoy la siguen defendiendo mil años después de su construcción (imagen procedente de http://lacomunidad.elpais.com )
Además del enigma de como fueron capaces de transportar hasta allí los cientos de miles de toneladas de piedra que fueron necesarias para su construcción hay que subrayar la habilidad de sus arquitectos que dotaron a Kuélap de un perfecto sistema de drenaje del agua para evitar que se inundara con las constantes lluvias que  tenía que soportar a esa altura y también como se lograba abastecer de agua a la población , tan alejada de cualquier corriente de agua, aunque es posible que alguno o varios de los recintos se utilizara como depósitos de agua . Sea como fuere, poco más sabemos sobre el motivo por el que Kuélap fue construida a tres mil metros de altura aunque si se estima que su construcción es muy anterior a la llegada de los incas y se aventura que podría datar del año mil . No es de extrañar que esta enigmática ciudad y el misterio sobre el origen de los chachapoyas, aquellos hombres de piel más blanca que el resto de indígenas, de cabellos y ojos claros que se habían establecido allí mucho antes de la llegada de los incas atrajese la atención de hombre como Gene Savoy e impulsase a la organización de nuevas expediciones arqueológicas , aunque el siguiente descubrimiento no se debió a ningún explorador ni a ningún arqueólogo, sino al alcalde de la localidad de Tayabamba. Pero de la historia de su descubrimiento y de las exploraciones de Gene Savoy hablaremos mañana en la segunda parte de esta historia sobre los enigmáticos chachapoyas.

EL MACHU PICCHU Y UNA VISIÓN DEL IMPERO INCA Y LAS CULTURAS PREINCAICAS

Este año se celebra el centenario del descubrimiento, aunque no debería emplear esta palabra porque en realidad el Machu Picchu era conocido aunque su localización exacta  se había perdido después de la conquista del Imperio inca y la derrota de la última resistencia organizada contra los conquistadores españoles, por el norteamericano Hiram Bingham(1875-1956) en 1911 y quiero aprovechar esta conmemoración para dedicar varios artículos a la historia del Imperio Inca, a las culturas que le precedieron y a su conquista por Francisco Pizarro y sus hombres . Para empezar esta serie de artículos, hoy quiero hacer  un pequeño viaje por las culturas preincaicas y los orígenes del Tahuantinsuyu, el auténtico nombre de los dominios del inca, para continuar en un próximo artículo
Cuando hablamos de la historia de Perú el primero y casi único nombre que acude a nuestra mente es el de los incas, quienes construirían un imperio que se extendería a lo largo de más de cuatro míl kilómetros , enmarcado entre la cordillera de los Andes y el Océano Pacífico y desde el norte del actual Ecuador hasta el norte de Chile, pero los incas no eran originarios de esta zona pues procedían de la otra vertiente andina, la que mira a la selva amazónica, y cuando se dirigieron a los territorios que hoy en día configuran el Perú encontraron allí otras civilizaciones que se habían desarrollado cientos de años , e incluso más de un milenio antes de su llegada, entre ellas la enigmática  cultura de Tiahuanaco. Vamos a conocer un poco más, aunque sea someramente, estos pueblos preincaicos.
En primer lugar se encuentran la cultura de Chavín, una cultura que se desarrolla entre el siglo VIII a.C y el I a.C, situada en la región costera e interior de la cordillera andina. Su capital era la ciudad de Chavin de Huántar, situada en un estrecho valle junto al curso alto del río Amazonas , en una región con tierras no demasiado aptas para el cultivo , por lo que sus habitantes se dedicaban sobre todo a la artesanía y a la construcción. De su origen poco se sabe, pero son numerosos los restos arquitectónicos que han llegado hasta nuestros días , como el Castillo y Cerro Blanco, que forman grupos de terrazas superpuestas unidas por rampas y escaleras , que nos pueden recordar a las que luego encontraremos en Machu Picchu. En los muros de sus construcciones se hallan filas alternativas de piedras gruesas y delgadas y decoradas con cabezas de felinos e ídolos que adoptan formas fantásticas que parece que tratan de infundir terror.
Detalle de una de las características cabezas de felino que ornan los muros de las construcciones de la cultura Chavín y donde además también podemos ver como aparecen salteadas piedras delgadas en la parte inferior con otras de mayor tamaño en la superior   
    
Contemporánea con la cultura de Chavín es la de Paracas, que tiene su centro en la costa meridional del Perú y existió entre , aproximadamente, el  1200 a. C y el 100 d.C , y lo poco que sabemos sobre ella se lo debemos al arqueólogo peruano Julio César Tello ( 1880-1947) quién ,en 1925, descubrió cientos de momias en un conjunto de cavernas funerarias localizadas en la zona de Ica . En estos enterramientos las momias aparecen envueltas en mantos de algodón de varios metros de longitud bordados con láminas de oro y acompañadas en su último viaje al más allá con joyas, vasijas de cerámica,armas y otros objetos de uso cotidiano. La cerámica que se encontró muestra una gran influencia de la cultura Chavín que acabamos de conocer aunque se diferencia de ésta en la riqueza de su colorido.
De lo poco que se puede intuir sobre esta cultura es su carácter guerrero por la gran cantidad de escenas bélicas representadas en la decoración de esta cerámica, pero también quiero señalar que la propia existencia de la cultura de Paracas es controvertida , ya que algunos arqueólogos creen que únicamente fue un lugar de enterramiento y no una cultura en sí misma. Ese debate sigue abierto hoy en espera de nuevos descubrimientos, pero lo que si podemos hacer es contemplar sus  fascinantes momias que han llegado hasta nosotros gracias a la sequedad del clima.
Una de las momias de la controvertida cultura de Paracas, descubiertas a partir de 1925 por el arqueólogo peruano Julio César Tello .Estas momias estaban dispuestas en posición fetal, con las piernas flexionadas y los brazos sobre ellas  y sujetando la cabeza. Cubiertas con varias capas de telas finas y paños de algodón se depositaban luego sobre una cesta. Han llegado hasta nosotros unas 400. En la que aparece en la foto impresiona el gesto cubriendo el rostro con las manos
Avanzando en el tiempo, entre los siglos I y VIII de nuestra era, nos encontramos con la cultura mochica  bajo cuya denominación se agrupaba a los miembros de las tribus yunca que habitaban la costa norte del Perú entre los valles de Moche, Viru y Chicama. Al igual  que nos sucede con la de Paracas y la de Chavín, pocos son los datos que han llegando hasta nosotros. Sabemos que era un pueblo de guerreros con una estructura jerárquica  muy rígida encabezada por el rey del valle, llamado cie-quich, y seguida por la casta sacerdotal que habitaban sus templos de forma piramidal  , a continuación, el pueblo que se dedicaba a la caza, la pesca y la agricultura donde cultivaban por ejemplo maíz, yuca, papa, calabaza y frutas como la chirimoya y la papaya.
La cultura mochica, también llamada moche, mantuvo un activo intercambio comercial con zonas tan lejanas geográficamente como los territorios habitados por las cultura que ocuparon lo que hoy es Méjico. Y ello fue gracias a su tradición marina y a los antiquísimos caballitos de totora. Seguramente conoceréis la totora por reportajes sobre el lago Tititaca, donde vemos las embarcaciones que aún hoy en día se hacen con  los tallos de esta planta, que también se emplea para construir los techos de sus casas. También es celebre la expedición  Kon Tiki, realizada por el arqueólogo Thor Heyerdhal(1914-2002) en el año 1947 desde las costas del Perú hasta la isla de Tuamotu, que realizó a bordo de una embarcación construida con totora para demostrar que pudo ser posible viajes desde la costa de América del Sur hasta las islas polinesias , cuyos habitantes serían descendientes de aquellos primeros exploradores.La singladura fue de más de 4000 millas.   
Los caballitos de totora empleados por los mochicas , similares a los usados aún en nuestros días, tendrían unos 4 metros de largo, con un peso de alrededor de 50 kilos y podrían transportar un máximo de 200 kilos. Su uso es anterior a los mochicas y se cree que ya existían 2000 a.C.   Sabemos que a bordo de estas embarcaciones los mochicas alcanzaron la isla de Chincha para obtener el guano(excrementos de las aves) que luego empleaban como abono de sus cultivos . En cuanto a su actividad artística , destaca su cerámica, pues son considerados los mejores ceramistas del antiguo Perú y la que nos ha permitido conocer algo de su concepción del mundo a través de su decoración.
Estas cerámicas evolucionaron desde vasos con formas humanas a la cerámica también decorada con formas antropomórficas y animales , junto con motivos geométricos similares a los de Chavín y Paracas, impresionando el gran realismo de las escenas representadas, como podéis ver en la foto que incluyo bajo estas líneas. La influencia de las culturas mejicanas con los que contactaron se muestra en su arquitectura, con templos de ladrillo cocido dedicados al Sol y a la Luna, que eran las divinidades principales del panteón mochica. Entre los restos arquitectónicos mochicas sobresale una pirámide del Sol de 41 metros de altura.


 

Un ejemplo del impresionante realismo del arte mochica, llamados huaco retratos. Los principales investigadores de esta cultura han sido los arqueólogos Julio César Tello y Rafael Larco Hoyle quién también descubrió que los mochicas desarrollaron un sistema primitivo de escritura basado en puntos y rayas   

Y así llegamos a la más enigmática de las culturas preincaicas, la cultura de Tiahuanaco. Esta cultura se asentaba a orillas de lago Titaca y su influencia se extendería a todos los pueblos del Perú entre los años 800 y 1000 de nuestra era. Su origen es desconocido y tiene su centro cultural y religioso en la capital del mismo nombre situada a más de 3600 metros de altura , desde la que dominaba un reino que se extendía por los actuales territorios de Chile, Perú y Bolivia . Aunque los orígenes de esta cultura se remontan a 1500 a. C sería entre los siglos IX al XIII cuando alcanzaría su esplendor y la propia Tiahuanaco llegaría a ocupar seis kilómetros cuadrados y unos 40.000 habitantes.
Según los arqueólogos la cultura tiahuanacota estaba dirigida por los sacerdotes y para su expansión no empleo la fuerza militar. En cuanto a su economía, se basaba sobre todo en la agricultura desarrollada en los valles andinos y en la ganadería , sobre todo de llamas y alpacas, cuya posesión demostraba la riqueza de su poseedor pues eso les permitía controlar el transporte de dos mercancías muy preciadas desde las zonas más cálidas hasta la fría meseta donde se erigía Tiahuanaco, el maíz para la alimentación y las hojas de coca, imprescindibles para soportar la altura y la escasez de oxígeno de alturas superiores a los 3000 metros. 



Mapa con la situación de la ciudad de Tiahuanaco junto al lago Tititaca y la extensión máxima que llegó a alcanzar, ocupando territorios de las actuales Perú, Bolivia y Chile. Sin embargo, desaparecería bruscamente y por motivos aún desconocidos hacia el 1200 d.C  

La hoja de coca también era usada, junto con otras sustancias alucinógenas como las semillas de anadenanthera y la parica, en sus ritos religiosos donde el dios principal es el conocido como la  «Deidad de los báculos», donde algunos creen identificar a la deidad blanca Viracocha de los incas y que fue habilmente empleada por Francisco Pizarro en su ocupación del imperio Inca, como veremos en un próximo artículo. Parece ser que es una deidad aún más antigua que la propia cultura tiahuanacota y a la que podrían ofrecérsele sacrificios pues se han hallado en una de las excavaciones arqueológicas, cuerpos de hombres y niños desmembrados , a los que les faltaba el cráneo y se hallaban acompañados por animales, quizá como una ofrenda a este dios, cuya principal representación la tenemos en la célebre Puerta del Sol que vamos a conocer ahora.

Entre las ciudades de la cultura de Tiahuanaco, sobresalen su centro administrativo  Khonko Wankane , las ciudades de Lukurmata y Pajchiri, y , por supuesto, Tiahuanaco. Esta gran ciudad fue construida en diferentes fases , aunque desconocemos cual es el orden cronológico exacto de sus diferentes edificios, que se caracterizan por introducir innovaciones arquitectónicas con pirámides escalonadas como Akapana, una gran pirámide compuesta por siete terrazas escalonadas y 18 metros de altura , que quedó enterrada en parte por causa del español Oyaldeburo que la excavó para buscar tesoros y que en nuestros días está siendo desenterrada de nuevo .

Otro de los templos de la ciudad es el de Kalasasaya o Templo de las Piedras Paradas, que se extiende por más de dos hectáreas y es una especie de observatorio astronómico  donde se podían observar los cambios de estación y calcular el año solar de 365 días , así como determinar los equinoccios de otoño y primavera, fecha en las cuales el sol naciente entraba por el centro de la puerta principal del templo,mientras que en el solsticio de invierno lo hacía por el ángulo noreste del muro y en el de verano por el lado sureste del mismo muro. Otros edificios importantes son el Puma Puncu, un edificio de 10 puertas y con cuatro plataformas de grandes losas de piedra pulida y el Putuni o Palacio de los Sarcófagos, donde se cree que también fueron enterrados los personajes más destacados de la sociedad tiahuanacota.

Pero si hay un monumento que simboliza y por el que es conocida la cultura de Tiahuanaco es por su mundialmente famosa Puerta del Sol . Está tallada en su solo bloque de piedra que cuenta con un gran relieve esculpido de la «Deidad de los báculos», el dios creador de todas las cosas que, según la leyenda, habría surgido de las aguas del lago Tititaca para crear a los hombres, el Sol y la Luna para desaparecer a continuación en el mar convertido en un anciano barbudo. La Puerta del Sol fue labrada aproximadamente en el siglo X y tiene un peso de unas diez toneladas con tres metros de altura por otros tres de ancho . En cuanto a  los relieves tallados en su parte superior podrían corresponder a un calendario lunar de 290 días que sería el que emplearon para medir el tiempo .



Puerta del Sol de Tiahuanaco, en cuya parte superior podemos ver la Deidad de los Báculos, en la que algunos arqueólogos creen ver el antecedente del Viracocha inca.Con sus 10 toneladas de peso , sus tres metros de longitud y sus tres de altura, está labrada en un sólo bloque de piedra y los relieves en la parte superior podrían constituir un calendario lunar de 290 días . Su antiguedad se presume que es de 1000 años


Pero si es misterioso el origen del pueblo Tiahuanaco también lo es su desaparición de la historia , que se produjo, aparentemente, de forma brusca hacia el año 1200, sin conocer los motivos que llevaron a abandonar su ciudad sin terminar incluso algunos edificios que estaban en proceso de construcción. Lo único que sabemos es que desapareció y fue desplaza por otra de las culturas preincaicas de esta región, la de los aymara  Hay diversas explicaciones, en especial de tipo esotérico, que no trataré en este momento, aunque el ya mencionado Thor Heyerdhal especula con la posibilidad de que emigrasen en sus caballlitos de totora hacia algunas islas de la Polinesia, pero no son más que especulaciones para las que no disponemos, al menos de momento , de prueba alguna.

Para terminar este primer artículo vamos a conocer el origen mítico del pueblo inca. Hay varias leyendas, pero la que quizás explica mejor su origen es la de los hermanos Ayar, que conocemos gracias a los escritos del cronista Juan de Betanzos (1510-1576), autor de «Suma y narración de los incas» donde recopila relatos recogidos directamente de boca de la élite inca.Según esta leyenda se cuenta que, después de que Viracocha saliese del lago Tititaca para crear el mundo y alejarse posteriormente en dirección al mar, cuatro hermanos con sus correspondientes esposas y conocidos como los hijos del Sol surgieron de una cueva situada a unos 30 kilómetros del actual Cusco.

Estos hermanos eran Ayar Cachi y su esposa Mama Huaco, Ayar Uchu con Mama Ipacura, Ayar Auca con Mama Rahua y Ayar Manco con Mama Ocllo.Las gentes de las cuevas vecinas les siguieron, eran los incas. Se dirigieron al cerro de Huanacaure donde vivieron un año , para dirigirse a continuación en busca de tierras mejores.  Los hermanos se dirigieron hacia el Sol o Inti, y éste ordenó al que los guiaba, Ayar Manco, que cambiase su nombre por el de Manco Cápac. Éste llevaba en su mano la vara divina de oro y, según Inti ,si la clavaba en  el suelo y ésta se hundía es donde debería fundar la nueva ciudad, pues sería tierra fertil ,y así lo hizo Manco Cápac, dando origen a la ciudad de Cusco y convirtiéndose en el primer dirigente de los incas quién ,además, fundaría el linaje de la familia real inca, el Chima Panaca, y construiría el palacio del Inca , llamado Coricancha. En cuanto a sus hermanos fueron distribuidos por las tres esquinas del mundo conocido , el Tahuantinsuyu o «Reino de las Cuatro Regiones Juntas», nombre del Imperio Inca.

Aunque algunos historiadores niegan la existencia real de Manco Cápac, la mayoría coincide en admitir su realidad histórica y considerarle el fundador de la dinastía de los Incas, los hijos del Sol . Y hasta aquí este primer viaje por la historia de los incas que nos llevará en próximos artículos hasta el descubrimiento del Machu Picchu en el año en que se conmemora el primer siglos desde que sus ruinas fuesen avistadas por Hiram Bingham, algo que no no queda tan claro cuando conozcamos a otro personaje a los que la historia se ha encargado de  hurtarle la fama que merecía, Agustín Lizárraga. Si os apetece , conoceremos su historia dentro de muy poco

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