EL NACIONALISMO COMO ANACRONISMO Y LA UNIÓN COMO OBJETIVO

Las palabras son muy importantes y no solemos reconocerle su valor, lo que es un grave problema cuando la utilizamos de forma torpe o sin la suficiente reflexión, porque una vez que esta sale de nuestra boca ya no nos pertenece y puede herir a los demás o a nosotros mismos. Escribía Goethe que «hay que reivindicar el valor de la palabra, poderosa herramienta que puede cambiar nuestro mundo». En efecto , puede cambiar nuestro mundo pero también es una poderosa herramienta para enfrentar a unos contra otros , para causar divisiones, odios y enfrentamientos entre las personas y los pueblos, y la historia de la humanidad está llena de estos magos de la palabra con la que envenenaron a las multitudes y las condujeron como un flautista de Hamelin hacia la catástrofe.
Escribo esto al filo de un partido de fútbol que se celebra hoy en España y del que no haría mención ya que el Mentidero no es espacio para comentarios deportivos, pero son precisamente las palabras lo que me llevan a tratar un tema que va más allá del deporte aunque no debería de pasar de ahí. Es un partido entre dos equipos , el Real Madrid y el Barcelona, que dividen a la afición de España casi en dos bandos al 50%, cada uno anima a su equipo y ahí debería de terminar todo. Pero como decía el escritor italiano Pitigrilli «el hombre no vive en un mundo de cosas meramente físicas, sino en un mundo de signos y símbolos», y convierte lo que no es más que un partido de fútbol en una especie de reivindicación de símbolos nacionales, donde cada uno se identifica con un bando y el oponente se viste con la máscara del enemigo, el opresor contra el que hay que librar una batalla. Se rodea todo de un lenguaje bélico , se encienden los ánimos, se insulta y se aprovecha la oportunidad no para unir a la gente en el goce de un gran espectáculo sino en dividirla .
Escribía el poeta español Antonio Machado, «españolito que vienes al mundo, te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón». Se refería el gran poeta a las dos Españas ideológicas que terminaron resolviendo su enfrentamiento en una trágica Guerra Civil  que duraría tres años y produjo entre medio millón y un millón de muertos y cuyas heridas tardaron mucho tiempo en cicatrizar y sólo las nuevas generaciones que no la vivieron van librándose de su alargada sombra sobre los corazones españoles. Hemos sido capaces de superar aquel trauma , de salir de una larga dictadura con una transición pacífica por la que muchos no apostaban , de ingresar en la Unión Europea y convertirnos en un país con sus defectos pero en evolución que es más de lo que se pudo decir de España durante gran parte del siglo XIX y del siglo XX. Sin embargo ,seguimos sufriendo el enfrentamiento y las tensiones causadas por los nacionalismos de toda naturaleza.

La foto titulada «Muerte de un miliciano» de Robert Capa, obtenida durante la Guerra Civil Española, se ha convertido , a pesar de la polémica que la rodea, en un símbolo de las consecuenicas de las divisiones ideológicas y los odios irreconciliables. A España le costó medio millón de muertos y tres décadas de dictadura , en Europa los nacionalismos fascistas italianos y el nazismo alemán provocaron la II Guerra Mundial. La Unió Europea, con la unión de todas las naciones y la eliminación de las fronteras es la gran oportunidad para la paz después de siglos de enfrentamientos y en esta idea de Europa las fronteras artificiales que dibujan todos los nacionalismos no tienen sentido, son un anacronismo
Escribí el otro día un artículo sobre la formación de España, de como los sucesivos matrimonios dinásticos habían unido al Condado de Barcelona con el reino de Aragón a través del matrimonio de Petronila de Aragón con  Ramón Berenguer IV en el año 1150 formando la Corona de Aragón a la que se irían incorporando a lo largo de la Reconquista los reinos de Mallorca y Valencia , el reino de Castilla y el de León se unieron años más tarde en la persona del rey Fernando III el Santo(1199-1252), hijo del matrimonio entre el rey de León Alfonso IX(1171-1230) y Berenguela de Castilla (1180-1246), reina de Castilla en 1217, y como, finalmente, las dos grandes entidades políticas de la Península , el Reino de Castilla y la Corona de Aragón, se unían mediante el matrimonio en 1469 de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los Reyes Católicos. La única incorporación donde jugo un papel la violencia fue en la desaparición del reino de Navarra en 1512, cuando las tropas de Fernando el Católico penetraron en territorio navarro aprovechando la división del reino navarro en sus disputas por el trono.
Pero lo mismo que fue sucediendo en España ha sucedido en el resto de Europa, un proceso evolutivo en el que las pequeñas entidades, los territorios feudales que convertían la Europa medieval en un mosaico de diminutos gobiernos, fueron incorporándose a entidades  políticas superiores, formando las naciones que terminaron de constituirse a lo largo del siglo XIX y aún en el siglo XX tras la disolución del Imperio Austro Húngaro al finalizar la Primera Guerra Mundial. Entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial el partido nazi alemán y el partido fascista italiano exarcebaron los nacionalismos de sus respectivos países, al tiempo que en los demás países europeos se hacían fuertes diversos movimientos nacionalistas de toda índole. Ya sabemos como terminó .Durante la II Guerra Mundial millones de personas dieron su vida por culpa de los fascismos que hicieron una exaltación nacionalista que colocaba a sus pueblos por encima de los demás haciendoles sentirse por un lado superiores y por otro víctimas. El lema del partido nazi era «ein volk, ein führer,ein reich», «un pueblo, un dirigente,un imperio» 

El Imperio Romano en tiempos de Trajano (98-117) cuando alcanzó su máxima extensión. El Imperio unió Europa aunque por la fuerza de las armas y por las armas fue destruido, convirtiéndose en el ideal al que aspiraron diferentes reyes y emperadores, desde Carlomagno a Otón I, desde Napoléon hasta Adolf Hitler, el último que ha tratado de conquistar Europa y ponerla bajo una sola bandera por el uso de la fuerza
Cuando los ríos de sangre que estas palabras hicieron correr por los campos de Europa empezaron a secarse, renació una idea que desde la desaparición del Imperio Romano se había convertido en un sueño imposible, la unión de Europa en una sola entidad política. Se había intentado, siempre por la fuerza, desde el imperio Carolingio de Carlomagno en el siglo VIII, al Sacro Imperio nacido con Otón I el Grande en el siglo X , las conquistas napoleónicas del siglo XIX y el III Reich durante el siglo XX. Cerca de sesenta millones de personas tuvieron que perder la vida para que nos diéramos cuenta que el nacionalismo sólo causaba dolor y enfrentamiento, separación e incomprensión. Jean Monnet(1888-1979), uno de los Padres de Europa , al que ya hice referencia en otros artículos , diría «No habrá paz en Europa, si los Estados se reconstruyen sobre una base de soberanía nacional.Los países de Europa son demasiado pequeños para asegurar a sus pueblos la prosperidad y los avances sociales indispensables. Esto supone que los Estados de Europa se agrupen en una Federación o «entidad europea» que los convierta en una unidad económica común».
Así nacía la nueva Europa, una Europa donde una nación no iba a tratar de imponerse sobre las demás, sino que trabajarían todas unidas con un mismo objetivo, la paz, la prosperidad y la consecución de unas sociedades más justas y libres. Quizás uno de los   acontecimientos históricos más emocionantes en estos últimos años fue la firma del Acuerdo de Schengen por el que se eliminaban las fronteras entre las naciones de la Unión Europea, por primera vez desde los tiempos del Imperio Romano, se podía ir libremente por Europa sin sentirte extranjero. Italianos, españoles, alemanes, franceses , ingleses y todos los pueblos que integran este continente unidos , aparcando los nacionalismos que tanto sufrimiento habían causado en otra época .
Hablaba al principio de este artículo del poder de las palabras, y si acudimos al Diccionario de la Real Academia de la Lengua y buscamos el significado de nacionalismo, hallamos que su primera acepción es «Apego de los naturales de una nación a ella y a cuanto le pertenece», y no encontramos en este significado nada que nos haga ver que el apego a una nación y a lo que ella pertenece sea excluyente y nos deba enfrentar con el que no pertenece a ella o con otras entidades superiores que la engloban . Ayer decía el entrenador del Barcelona, Josep Guardiola, «Hemos caído muchas veces como equipo y como país», y por supuesto con esas palabras se encienden las pasiones, las acusaciones de opresión por un lado, de victimismo por otro. Cuanto tiempo perdemos en discusiones que no nos llevan a ningún sitio, en buscar enfrentamientos que sólo nos perjudican , cuando deberíamos mirar todos en la misma dirección.

El Planeta Tierra, el hogar de toda la humanidad. Cuando Yuri Gagarin, el primer hombre que viajó al espacio, la contempló desde el exterior, no habló de fronteras,ni de banderas, sus palabras fueron ««La Tierra es azul. Que maravillosa. Es increíble». No conocemos los límites del Universo, nuestro planeta no es más que un pequeño astro que orbita alrededor de una estrella mediana en una galaxia que es una más entre cien mil millones de galaxias.¿Qué sentido tienen nuestras fronteras ante esta inmensidad?Luchemos por conservar nuestro hogar, el común a todos nosotros y olvidemos enfrentamientos absurdos por las lineas dibujadas en los mapas
Hemos evolucionado de la aldea a la ciudad, de la ciudad a los territorios feudales, de estos a los reinos, de los reinos a los Imperios y de ahí surgieron las naciones que a su vez tienen a formar grandes unidades políticas y estoy convencido que en algún momento del futuro la Tierra se convertirá en una sola entidad donde ya no habrá lugar a enfrentamientos por culpa de la religión, de las fronteras o la lengua. Escribe Mirzá Husayn Ali(1817-1892), fundador de una religión llamada Fe Baha´i,  «No debe enaltecerse quien ama a su patria, sino quien ama al mundo entero. La Tierra es un solo país y la humanidad sus ciudadanos». Todavía es una utopía, tendremos que evolucionar mucho y quizás hagan falta aún siglos para conseguirlo, pero pienso que esa es la idea que tenemos que defender, a lo que todos deberíamos aspirar, y la forma de dar pasos hacia ese objetivo es olvidarnos de si tu eres catalán, el otro vasco y el de mas allá castellano, formamos parte de algo más grande que es Europa, donde se han borrado ya las fronteras, y Europa forma parte de algo mucho más grande, el mundo.
Cuando Yuri Gagarin se convertía el 12 de abril de 1961 en el primer hombre en salir al espacio , sus palabras al ver nuestro planeta fueron «La Tierra es azul. Que maravillosa. Es increíble». Tendríamos que viajar todos al espacio para ver donde están nuestras fronteras, nuestras banderas , nuestros nacionalismos porque allí no se ven, no existen , son un artificio del ser humano , no una realidad de la naturaleza.  La Tierra es nuestra casa, nuestra pequeña casa en un Universo del que no conocemos los límites y en los que apenas somos un pequeño planeta que orbita alrededor de una estrella de tamaño medio en la periferia de una Galaxia que a pesar de que nos parezca inmensa no es más que una entre cien mil millones de galaxias que navegan por un Universo que quizás es sólo uno entre muchos Universos.

Escribe el periodista mexicano Librado Rivera «Yo amo una patria universal, una patria sin límites y sin fronteras; una patria común cuyos intereses pertenezcan a todos los habitantes de ella, como nos pertenece el aire, la luz y el calor del sol.» y el latino Séneca » No he nacido en un sólo rincón, mi patria es todo el mundo». Por eso he titulado este artículo «el nacionalismo como anacronismo» porque pienso que ha sido un sarampión que ha sufrido la humanidad durante siglos y que muy lentamente estamos consiguiendo superar, aunque nos quede mucho camino por delante. El nacionalismo entendido como exclusión del otro, del que no pertenece a nuestro grupo, del que vemos como extraño e incluso como enemigo, es uno de los elementos más destructivos y que más dolor han causado a la humanidad. Entendido en la forma en que lo define el diccionario, «Apego de los naturales de una nación a ella y a cuanto le pertenece», es un sentimiento natural del ser humano , como el amor a la familia

«No he nacido en un sólo rincón del mundo, mi patria es el mundo» decia el filósofo romano Lucio Anneo Séneca. No importa que seas castellano o catalán, alemán o inglés, blanco, negro, amarillo, católico , musulmán o judio , todos somos humanos y convivimos en un mismo planeta. La tierra que pisamos no nos pertenece, como tampoco el aire que respiramos o el Sol que nos da calor y luz,no  hagamos de ello un motivo de enfrentamiento. Cuando llegue nuestro momento de dejar esta existencia lo que de verdad nos consolará será la alegría que hayamos compartido y no las banderas y las fronteras . Esta unión puede ser aún una utopía pero la humanidad es el unico nacionalismo que merece la pena
No convirtamos el lugar donde nacemos en una bandera que nos enfrenté a los demás. Son nuestras raíces, es nuestro hogar, pero no podemos pasarnos la vida dentro de casa sin salir a la calle, y la calle es el mundo, esa es la casa común de todos, una casa que además está en peligro por nuestro comportamiento y necesitará de la unión de todos para salvarla. No hay razas negras, blancas, amarillas, hay una única raza, la humanidad . Decía el presidente norteamericano Kennedy en uno de sus discursos «La raza humana debe poner fin a la guerra, o será la guerra la que ponga fin a la raza humana». Viajamos en el mismo barco, y si nos hundimos, nos hundimos todos juntos da igual que seamos catalanes, castellano, alemanes, americanos o chinos. Dejemos de utilizar la nación como arma arrojadiza, unamos fuerzas en lo que de verdad tiene importancia, lo único que de verdad es importante en nuestras vidas, la búsqueda de la felicidad. Eso es lo que nos consolará en nuestro último aliento y no los himnos ni las banderas.

LA NOCHEVIEJA DEL AÑO 999: LOS MIEDOS DEL FIN DEL MILENIO

Mañana despediremos este año 2010 que ha sido bastante duro para la mayoría de nosotros y el mundo en general, y el próximo no anuncia cambios muy favorables , pero ya tendremos tiempo de hablar de ello. Podría hoy dedicarme a hacer un balance del año que termina o hablar de las perspectivas del próximo, podría dedicar un artículo a criticar los ataques al estado de bienestar que se están preparando y que van a significar su práctica defunción, podría escribir sobre las últimas decisiones políticas en España que causan indignación y tristeza casi a partes iguales, pero a partir de pasado mañana no ahorraré palabras para atacar a los que nos han conducido, en España y en el mundo a esta situación y que ahora pretenden que nosotros paguemos los platos rotos mientras ellos no asumen sus culpas y siguen en sus puestos como si nada hubiera pasado.
Pero no quiero despedir el año repitiendo los problemas y angustias que nos han acompañado durante todo el 2010 y si mañana trataré de mandar un mensaje de esperanza, porque tenemos que conservarla como sea en estos tiempos difíciles, hoy quiero dedicar este artículo a una Nochevieja de hace exactamente 1010 años, la Nochevieja del año 999. ¿Recordáis los temores milenaristas que rodearon la entrada del año 2000 y los próximos que se avecinan para el 2012 y la profecía del fin del Calendario Maya? Pues hace mil años , toda Europa vivió con miedo la Nochevieja que daba entrada al segundo milenio de la cristiandad. Si os apetece, acompañadme en nuestro viaje al pasado y comprenderéis como los miedos y supersticiones del hombre no cambian mucho con el tiempo ni el progreso, en el fondo siempre quedará algo de aquel hombre oculto en las cavernas que temía la noche y se estremecía ante el destello de los relámpagos.
Nos encontramos en la noche del 31 de diciembre de 999  en la basílica de San Pedro en Roma, la plaza frente a la basílica se halla atestada por una multitud de hombres y mujeres que rezan entre sollozos ,gritos y gestos de desesperación en espera de lo que había sido anunciado por el Apocalipsis de San Juan:
«Y vi un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y con una gran cadena en la mano . Se apoderó del dragón, de la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo mantuvo encadenado durante mil años. Lo arrojó al abismo , que cerró y selló, para que no extraviase más a las naciones, hasta que se cumplieran los mil años. Después de esto habrá de ser soltado por un poco de tiempo»
Apocalipsis 20,1-3
Gerberto d´Aurillac, el papa Silvestre II. Hombre de gran erudición e inteligencia, había estado en contacto en España con los musulmanes de los que había aprendido conocimientos astronómicos y científicos . Fue acusado por sus contemporáneos de prácticar la magia negra y hacer pactos con el diablo
El papa Silvestre II oficia la misa en el interior de la basílica y , terminada ésta, todos esperan espectantes la llegada de la medianoche que es anunciada por el repicar de campanas de San Pedro. Tras unos segundos de silencio la multitud estalla en júbilo y se arrodillan para orar dando gracias a Dios porque no se ha producido el esperado fin del mundo anunciado para el primer milenio de la cristiandad.
Hasta aquí la imagen que la leyenda ha difundido hasta nuestros días pero que ,a partir del siglo XX, ha sido puesta en duda por numerosos historiadores, empezando por el filósofo español José Ortega y Gasset, que en su tesis doctoral  afirma que el difundido terror milenarista del año mil es una falacia que se extendió a partir del siglo XVI. Los argumentos para negar la existencia de este terror ante la llegada del fin del milenio son numerosos y sólidos como veremos a continuación.
El primero de ellos es la ausencia de documentos que hagan referencia a la existencia de un terror generalizado ante el año 1000 y en los testamentos redactados durante la última década del siglo X sus autores establecen estipulaciones con vistas a un futuro lejano como si no fuera a suceder nada. Sólo hay un autor que menciona el año 1.000 en el sentido del Final de los Tiempos, el teólogo Abbo de Fleury quién recordaba que durante su juventud , en la década de 960, había escuchado un sermón de un predicador parisino que anunciaba que «no bien se hubiera completado la cifra de mil años, vendría el Anticristo y al poco tiempo se produciría el Juicio Final» apoyándose para ello en el Apocalipsis de San Juan: 
«Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de Sol , con la Luna bajo sus pies, y en su cabeza una corona de 12 estrellas;estaba encinta y gritaba con los dolores del parto.Y otra gran señal apareció en el cielo:un gran dragón color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos y sobre las cabezas siete diademas; su cola arrastraba un tercio de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la Tierra. El dragón se puso delante de la mujer que iba a dar a luz un hijo varón, el que ha de apacentar a todas las naciones con vara de hierro. El Hijo fue arrebatado hacia Dios y hacia su trono… se trabó una batalla en el cielo: Miguel y sus arcángeles entablaron combate con el dragón»  
Lo cierto es que la Iglesia, siguiendo los escritos de San Agustín, sostenía que el  reinado de los santos había comenzado ya y que la referencia a los mil años contenida en el Apocalipsis debía tomarse en sentido figurado . Pero si estos argumentos no son suficientes, tendríamos que añadir que el sistema de datación a partir del Nacimiento de Cristo creado por Dionisio el Exiguo, del que ya he hablado en otro artículo dedicado al calendario en el Mentidero,  distaba mucho de ser conocido en toda Europa  y , mientras las personas más instruidas seguían datando los documentos y acontecimientos más importantes por los años del reinado vigente o por los años del papa en vida en ese momento, para la mayor parte de la población campesina el año mil  debía ser un año como cualquier otro por el sencillo motivo de que desconocían en que año se encontraban.
El libro del Apocalipsis, que significa Revelación, anuncia proféticamente el Fin de los Tiempos y el reinado de mil años del demonio y ha dado origen a una rica íconografía de pintores y escultores a lo largo de los siglos
Hasta aquí los argumentos de aquellos que niegan el miedo al fin de los tiempos con la llegada del cambio de milenio en 999,  pero también hay historiadores que sostienen la existencia de un temor real, aunque no generalizado en todo Europa, por la proximidad de esa fecha, y para ello recurren sobre todo al testimonio de un monje de la Borgoña francesa llamado Rodolfo Gabler.
Rodolfo Gabler había nacido hacia 985 y , con sólo doce años, ingresa en un monasterio donde da muestras de tener un carácter violento y amigo de las broncas, lo que no le granjearía las simpatías del resto de monjes y sería el motivo por lo que recorrió múltiples monasterios, siendo expulsado de uno a otro. Sería precisamente esta gran movilidad la que le permitió disponer de más información que la de otros cronistas  monacales que nunca llegaron a abandonar los muros de sus monasterios.
En la década de 1030, Gabler escribe «Historias», a la que divide en cinco partes  que se constituirán en la principal fuente sobre, según las propias palabras de Gabler,  «la historia de los acontecimientos y prodigios que sucedieron alrededor del milenario y de la Encarnación del Salvador durante ese año» . Gracias a su obra no resulta tan clara la afirmación de que el año mil fue vivido como otro año cualquiera y si parece confirmarse que, al menos para una parte de la cristiandad, existió la creencia en el Fin del Mundo.
Gabler recoge una cadena de acontecimientos que incluyen catástrofes climáticas, visiones extraordinarias y portentos misteriosos,  que serían los heraldos del caos profetizado por el Apocalipsis antes de la segunda venida de Cristo. Entre los portentos descritos por Gabler  sobresale la terrorífica aparición de un cometa , posiblemente el cometa Halley, que pasó cerca de la Tierra en 989.
«Apareció el mes de septiembre , poco después del anochecer , y permaneció visible durante casi tres meses. Brillaba con tal intensidad que su luz parecía inundar buena parte del firmamento , luego se desvaneció al alba. Pero si se trata de una nueva estrella que Dios ha lanzado al espacio, o si meramente ha intensificado el resplandor de otra estrella, sólo El lo sabe… Lo que si ha quedado demostrado con certeza es que este fenómeno en el cielo nunca se aparece a los hombres sin constituir un signo infalible de un hecho misterioso y terrible. En efecto, un incendio no tardó en devorar la iglesia de San Miguel Arcángel, construida sobre un promontorio en el océano que había sido siempre objeto de una especial veneración en todo el mundo.»
Hoy sabemos que el cometa Halley orbita alrededor del Sol y alcanza su máxima aproximación cada 75 años, cuando su brillo es más intenso. Su último paso cerca de nuestro planeta fue en 1986, pero en el siglo X su presencia confirmaba los malos presagios sobre el final de los tiempos
En la misma obra Gabler  añade, refiriéndose al año 993, siete años antes del milenio
«Siete años antes del milenio casi todas las ciudades de Italia y la Galia fueron devastadas por violentas conflagraciones y hasta la misma Roma quedó asolada por el fuego. Los ciudadanos emitieron un terrible grito a un tiempo y corrieron a confesarse con el Príncipe de los Apóstoles»
A continuación el monje escribe que muchos hombres destacados de su época mueren en estos últimos años del milenio y afirma que «Todo esto concuerda con la profecía de san Juan quién dijo que el diablo sería liberado durante mil años» Gabler también nos da noticias de movimientos heréticos que surgen por primera vez en Europa después de dos siglos de calma, y la aparición de un movimiento milenarista conocido como la Paz de Dios , el cual habría sido iniciado en la década de 990  como repulsa del pueblo contra los nobles. Una de las primeras manifestaciones de esta Paz de Dios se encuentra en Limoges en 994, cuando se sacan en procesión los restos de San Marcial después de que una epidemia hubiera asolado la región y la multitud congregada alrededor de la imagen quedó milagrosamente sanada de sus dolencias.
Los participantes en el movimiento de la Paz de Dios creían en la próxima llegada de Cristo y la instauración de un reino de paz y justicia ,pero además de este movimiento son frecuentes los relatos de grupos de adoradores del diablo , pues muchos creían que había llegado la hora en que el diablo quedara libre por espacio de mil años, como anunciaba el Apocalipsis. Así nos lo cuentan cronistas de la época:
«Se reunían ciertas noches en una casa  determinada, cada uno provisto de una luz y cantaban , en forma de letanía , los nombres del diablo, hasta que de pronto veían que éste descendía entre ellos con la apariencia de una bestia Todas las luces se extinguían de inmediato y se entregaban a una orgía inexpresable . Cada hombre se apoderaba de la mujer que tenía más cerca , sin que le importara que fuese su madre, su hermana o una religiosa. El niño nacido de esta unión impura era presentado el  octavo día después de su nacimiento . Encendían un gran fuego y pasaban al bebe por las llamas, a la manera pagana. Las cenizas de la pobre criatura se recogían y preservaban con la misma veneración con que los cristianos preservaron el cuerpo de Cristo.»
Pero no es sólo Gabler , con ser la principal fuente con la que cuentan los historiadores, quién nos proporciona noticias sobre las creencias milenaristas  entre las gentes de  finales del siglo X , y así el monje Saint Amand de Lobbes escribe lo siguiente acerca de un terremoto habido en Alemania poco antes del año mil:»En el año de la Encarnación mil, habiéndose producido un terremoto y otras señales que fueron vaticinadas como necesarias, a partir de aquí nuestra esperanza tiene ya más certidumbre de aquellas cosas que esperan ser completadas en orden» y Thietmar de Messeburg escribe sobre el año mil que es «el mejor año desde que la Inmaculada Virgen dio a luz nuestra Salvación, cuando se vio brillar sobre el mundo un amanecer radiante«
Hemos visto que en el Apocalipsis más que en el fin del mundo se anuncia la liberación del diablo para el comienzo de un reinado que se prolongaría durante un milenio , y muchos interpretaron la elección de Gerberto d´Aurillac como el nuevo papa Silvestre II como el cumplimiento de dicha profecía, ya que tenía muchos enemigos que le envidiaban por su gran erudición e inteligencia y le acusaban de haber logrado el papado a través de un pacto con el diablo y aduciendo como muestra de sus tratos con el diablo y de la práctica de las artes mágicas negras la afición del Papa a estudiar el cielo y la construcción de instrumentos científicos , además de poseer manuscritos obtenidos de los musulmanes. Entre las acusaciones «más graves», y recalco el entrecomillado, contra Silvestre II ,se hallaba el entusiasmo del pontífice por una máquina de calcular llamada ábaco  que supondría una revolución en la aritmética, pero que para los contemporáneos de Silvestre II no era sino una prueba más de que el nuevo Papa era en realidad el Anticristo. Una vez más la ignorancia tratando de aplastar la sabiduría y el progreso, como ha sucedido a lo largo de los tiempos y sigue sucediendo ahora.
Otón III(979-1002) emperador del Sacro Imperio que creía con firmeza en la proximidad del fin de los tiempos y tenía previsto abdicar de la corona para acelerar el final, aunque su tempranda muerte se lo impidió
Otro signo de la inquietud existente dentro de los años próximos al milenio lo hallamos en el emperador del Sacro Imperio , Otón III, que había sido discípulo del propio Silvestre II, y que se tomaba muy en serio los relatos del Apocalipsis , en especial las profecías de un escritor apocalíptico llamado Adso de Montier-en-Der, quién había escrito que :
«Un emperador romano de origen franco sería el último y más grande de los dirigentes y , después de gobernar su Imperio marchará a Jerusalén para ceñirse la corona en el Monte de los Olivos»
Según este profeta ese sería el fin del Imperio Cristiano y el inicio del reinado del Anticristo. Para evitar el  cumplimiento de la profecía del último emperador, Otón III decidiría abdicar de la corona y ordenarse monje con el fin de apresurar el final del Imperio y de la historia de la Humanidad. Aunque poco después del año mil Otón III moriría sin poder llevar a la realidad  su decisión de abdicar, si podemos ver como el gobernante más poderoso de Occidente durante el siglo X veía dirigidas sus acciones por creencias apocalípticas.
Sea como fuere, como hemos visto nada sucedió en la Nochevieja del 999 y la cristiandad volvió a respirar confiada en el futuro , tal y como nos cuenta nuestro ya viejo conocido Rodolfo Gabler:
«Poco antes del tercer año posterior al milenio, en todo el mundo, pero , sobre todo, en Italia y en la Galia, los hombres comenzaron a construir iglesias, aunque buena parte de las ya existentes estaban construidas como es debido y no eran indignas. Pero parecía que cada comunidad deseaba superar a las otras en materia de esplendor de sus iglesias. Era como si todo el mundo quisiera desembarazarse del peso del pasado, adornándose por doquier con el mando blando de las iglesias.» 
Durante los años siguientes al milenio partidas de albañiles recorrían los pueblos de Europa erigiendo nuevas iglesias ,que eran iguales unas a otras como un símbolo de un mundo nuevo que comenzaba su andadura . Comparando las dos visiones que los historiadores de nuestros días mantienen sobre los acontecimientos que rodearon el año mil, y sin querer apoyar ninguna de las dos tesis , si me parece que hay indicios suficientes para afirmar que, al menos en Europa, si existió cierto temor y ansiedad ante la llegada del fin del primer milenio de la cristiandad, un temor que se volvería a repetir en 1033, porque en esa fecha se celebraban los mil años de la muerte de Cristo en la cruz.
Así, mañana, cuando empecemos a tomar las uvas y a levantar nuestras copas para despedir al viejo año y recibir al nuevo, quizás vengan a nuestras mentes el recuerdo de aquellos hombres que hace mil años se congregaron en Roma rezando en la espera del Fin del Mundo. Vendrán de nuevo los agoreros y nos anunciarán nuevas catástrofes apocalípticas, no será la primera vez como acabamos de ver, pero espero que no vuelvan a engañarnos. No hay Apocalipsis más que el que nosotros mismos podemos preparar , es la humanidad la responsable de evolucionar o destruirse a sí misma.