EL MUNDO NECESITA OTRO CHARLES DICKENS: EL ESCRITOR DE LOS DESHEREDADOS(PRIMERA PARTE)

Hoy, siete de febrero de 2012, se cumple el doscientos aniversario del nacimiento de Charles John Huffam Dickens , sin duda uno de los novelistas más conocidos y, lo más importante, leídos, del siglo XIX  y el símbolo de toda una época, la era victoriana, el siglo en el que el Imperio Británico se había convertido en la primera potencia mundial y en el referente social y cultural de todo el mundo. La literatura como el cine , la pintura o la música siempre es hija de su tiempo, quien escribe, pinta , dirige o compone se halla influido por el entorno social en el que vive , pero no todas las obras artísticas sobreviven al paso del tiempo. Cuadros, composiciones, película o libros que en su tiempo tuvieron éxito y fueron apreciados, hoy no nos conmueven, no despiertan nuestro entusiasmo, no nos hacen vibrar, reír o llorar. ¿Cuantas libros no se han quedado arrinconados, acumulando en sus encuadernaciones el polvo del olvido? Sus palabras antaño vivas ahora yacen muertas, porque los personajes de una novela, la historia que contienen sus páginas sólo cobra vida cuando la mente de un lector las despierta de su sueño, cuando las palabras evocan en nuestro cerebro imágenes de otras personas, de otros mundos que sin existir nos parecen más reales aún que el mundo en el que vivimos.
Este privilegio de crear mundos , historias y personajes que sobreviven al paso del tiempo, de las modas y las generaciones sólo pertenece a unos pocos creadores a los que llamamos genios, y entre ellos se encuentra Charles Dickens. Muchos críticos literarios no estarían de acuerdo y dirían que Dickens era un escritor popular pero no genial, que sus obras se publicaban en los periódicos por entregas semanales o mensuales, como un folletín o una serie de televisión de nuestros días, pero que no se trata de gran literatura. Pero los protagonistas de las novelas  de Dickens, desde Oliver Twist a David Copperfield o el avaro señor Scrooge forman parte del patrimonio emocional de todos , siguen vivos , continúan despertando nuestras emociones y pocos escritores pueden presumir de ello.  Como dijera otro de los gigantes de la literatura del siglo XIX , el novelista ruso León Tolstoi, «Los personajes de Dickens son amigos de toda la Humanidad» y son unos amigos siempre dispuestos a acompañarnos  cada vez que abrimos las páginas de una de sus obras. Cuando se cumple el bicentenario de su nacimiento os invito a que me acompañéis en un breve recorrido por su vida y obra .

Fotografía de la casa natal de Charles Dickens, donde nacía un 7 de febrero de 1812, hace ahora doscientos años en Portsea, junto a Portsmouth, base naval de la Marina Real británica, la más poderosa de su tiempo y donde trabajaba su padre. Dos años después la familia se trasladaba a Londres y en 1817 de nuevo , siempre siguiendo los cambios de empleo de su padre, a Chatham,  para regresar de nuevo a Londres en 1822. Todos estos cambios hicieron que Dickens no fuera a la escuela hasta los nueve años , adquiriendo una formación autodidacta mediante la lectura voraz de libros . Sus críticos luego usarían esto en contra de Dickens, por no tener una educación clásica, sin embargo le sería de ayuda para dar forma al Universo literario que creó, con una mirada profunda y crítica de la sociedad victoriana (imagen procedente de http://es.paperblog.com )
Nuestro protagonista nacía el viernes siete de febrero del año 1812 en la localidad de Portsea, muy próxima al importante puerto de Portsmouth, donde su padre, John Dickens(1786-1851), trabajaba para la poderosa Marina Real británica, en aquella época inmersa en la disputa del dominio de los mares con Francia en el marco de las guerras napoleónicas. Parece ser que el padre de Charles Dickens era un hombre soñador, poco práctico y con facilidad para meterse en problemas. En cuanto a su madre, Elisabeth Barrow(1789-1863), provenía de una buena familia y suponemos que trataría, sin demasiado éxito, de corregir el comportamiento de su esposo. Durante los primeros años de vida del pequeño Charles, la familia no cesó de mudarse de una ciudad a otra, siguiendo como peregrinos la accidentada vida laboral del padre que parecía cambiar muy a menudo de empleo , lo que además de los cambios constantes de casa y de ambiente supuso que Charles no fuera a la escuela hasta los nueve años de edad , años que el pequeño aprovechó para desarrollar una voraz afición por la lectura, sobre todo de novelas de aventuras como «Robinson Crusoe», «Tom Jones» o «Don Quijote de la Mancha».
Entre los defectos del soñador padre de Dickens estaba el despilfarro, tenía tendencia a gastar bastante más de lo que ganaba y en la sociedad inglesa del siglo XIX pocos delitos había tan vergonzosos como el de no pagar las deudas. Fue denunciado por moroso cuando la familia vivía en Londres, en uno de los barrios más humildes de la ciudad, y por el impago de sus deudas terminó con sus huesos en la prisión de Marshalsea, una prisión abierta nada menos que en el siglo XIV y que seguiría en funcionamiento hasta su cierre en 1842. Allí iban a parar tanto políticos o intelectuales sediciosos como marineros y morosos, entre los que se encontraba el padre de Dickens ,que ingresó allí en 1824. Para los deudores era una última posibilidad, pues su ingreso en Marshalsea no era definitivo, si pagaban las deudas eran puestos inmediatamente en libertad , en caso contrario eran enviados a otros centros penitenciarios con condiciones mucho más duras. Dickens visitaría en diferentes ocasiones a su padre en prisión y contaba como ésta le parecía una pequeña ciudad en la que los internos disfrutaban de un régimen de vida muy bueno, en la que se invitaban unos a otros a tomar té e incluso algunos de ellos se retiraban allí voluntariamente para hallar un respiro de la persecución a la que eran sometidos por los acreedores.

Un dibujo de como era la prisión de Marshalsea en Londres,  donde estuvo recluido el padre de Charles Dickens . En aquella época, 1824, la familia Dickens vivía en el barrio londinense de Camden Town, uno de los más pobres de la ciudad y el propio Dickens diría sobre su infancia que se  veía a sí mismo como un «niño muy pequeño y no especialmente cuidado». La detención del padre por impago de sus deudas supondría un gran cambio en la vida del pequeño Dickens, entonces con doce años de edad, ya que tuvo que dejar la escuela en la que había empezado a estudiar tres años antes y ponerse a trabajar en una fábrica de betún, con una jornada de diez horas diarias y teniendo que atravesar todo Londres para ir a trabajar. Las imagenes y experiencias que entonces vio y vivió marcarían profundamente a Dickens y las incluiría luego en sus novelas, sobre todo en «David Copperfield» de la que él mismo reconocía que era su obra favorita y con la que más se sentía identificado. Era aquella una sociedad de profundas desigualdades entre la clase trabajadora y la clase alta a la que pertenecían los aristócratas y empresarios , unas diferencias que Dickens describiría en sus historias , rompiendo con la imagen idealizada de la era victoriana, aunque sus finales fueran generalmente felices y diferentes a lo que solía ser la realidad
Elisabeth, mientras, trataba de hallar la forma de reunir el dinero para saldar las deudas de su marido y sacarlo de allí, y una de las decisiones que tuvo que tomar fue sacar a Dickens, entonces con doce años de edad, de la escuela, para comenzar a trabajar en una fábrica de betún, la Warren’s boot-blacking factory,  . Pero para ir a trabajar el pequeño tenía que atravesar toda la ciudad dos veces al día . Salía de casa de madrugada y regresaba  de noche, después de una jornada laboral de diez horas y por un sueldo de seis chelines,un chelín era la vigésima parte de una libra esterlina,  atravesando las oscuras y peligrosas calles de Londres, donde abundaban la delincuencia y la prostitución y Dickens, un niño todavía, estaba agotado a las pocas semanas de comenzar su trabajo. Elisabeth se dio cuenta que era mejor buscarle un alojamiento cercano a la fábrica , para evitar que cayera enfermo, pero la falta de dinero no le permitió más que una pensión con habitaciones llenas de cucarachas y chinches. La experiencia de este tiempo en la pensión y de trabajo en la fábrica de betún no la olvidaría nunca Dickens y la reflejaría en sus obras, sobre todo en «David Copperfield», la más autobiográfica de todas sus novelas donde podemos leer, rememorando tal vez aquellos días de trabajo y soledad » Yo no recibía ningún consejo, ningún apoyo, ningún estimulante, ningún consuelo, ninguna asistencia de ningún tipo, de nadie que me pudiera recordar. ¡Cuánto deseaba ir al cielo» Dickens tuvo que sentirse bastante solo en aquellos días
Por fin su padre abandona Marshalsea  y lo primero que quiere  es que su hijo retome los estudios , a lo que, sin embargo , se oponía su madre, algo que tampoco olvidaría Dickens, que sentía más cariño por su padre que por su madre.  Finalmente John Dickens impuso su criterio y Charles sería inscrito en la Academia Clásica  y Comercial , también llamada Wellington House , en la que se enseñaba latín, historia, matemáticas y a tocar la gaita. La situación familiar mejoró cuando su padre comenzó a trabajar como cronista parlamentario y estenógrafo pero a pesar de ello Charles tiene que abandonar de nuevo sus estudios , ahora de forma definitiva, y empieza a trabajar en 1827 para  el bufete de abogados Ellis y Blackmore como chico de los recados. Al mismo tiempo aprende el oficio de su padre y escribe, a pesar de no tener más de quince años ,  crónicas sobre  los juicios que se celebraban en una sala de los tribunales de Londres, llamada «Doctor´s Common». Eran sus primeros pasos como escritor, aunque en esta época lo que Charles quería ser era actor  y para ello acudía a todas las representaciones de teatro que podía , se aprendía los textos de las obras  y luego ensayaba en casa, delante de los espejos. Según algunos biógrafos pidió una audiencia con el director del Covent Garden que no superó , según otros no se presentó por una gripe, lo que si es cierto es que no siguió la carrera de actor teatral y el mundo de la literatura ganó un gran escritor.

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En la fabrica de betún Warrens boot-Blacking Factory trabajaría Dickens en duras jornadas de diez horas pegando etiquetas en los botes de betún. El trabajo infantil no comenzaría a ser regulado hasta la entrada en vigor de la  Factory Act en 1833 por la que se limitaba la jornada laboral de los niños entre nueve y trece años a un máximo de ocho horas, algo que hoy nos puede parecer una barbaridad pero entonces significó un primer e importante paso adelante para ir limitando la explotación del trabajo infantil, aunque todavía a finales del siglo XIX se permitiría trabajar a los niños mayores de once  años (imagen procedente de http://wikis.lib.ncsu.edu )
Entra a trabajar en un periódico donde publicará, como hacía su padre, crónicas parlamentarias , que pronto adquieren notoriedad y pocos meses después es contratado por una prestigiosa cabecera, el «The Mirror». También por esta época conocerá a su primer gran amor, un amor que no será correspondido, por una joven llamada Mary Beadnell. que pertenecía a una familia de banqueros. No sabemos si el rechazo se produciría después de que el «Mirror» quebrase y Charles se quedara sin trabajo, aunque es muy probable que Mary o su familia consideraran a Charles un mal partido. Sin embargo, no tardaría en encontrar un nuevo empleo en otro periódico, el «Morning Chronicle», donde vuelve  a escribir a partir de 1834 sus crónicas parlamentarias . Mientras continúa escribiendo  en el periódico, decide enviar de manera anónima un breve relato a una prestigiosa revista literaria llamada «The Old Monthly Magazine» y para su asombro el relato fue publicado. Según diría Dickens años después , aunque no cobró nada por la publicación aquel se convirtió en uno de los días más felices de su vida. Seguiría enviando estos relatos bajo el seudónimo de Boz, hasta que en 1836 los reune y decide publicarlos bajo el título de «Bocetos por Boz». Empezaba su carrera como escritor
También para su sorpresa la obra es bien acogida por la crítica y, aún más importante, por el público . Este mismo año, 1836, será un año decisivo en la vida de Charles, porque después de publicar su primera obra se casará con Catherine Thompson Hogarth(1815-1879), que era nada menos que hija del redactor jefe de uno de los periódicos más influyentes de Londres, el «Evening Chronicle», para el que Dickens colaboraba y que le permitió conocer a su futura esposa . Un año después del matrimonio, en 1837, Charles Dickens abandona el periodismo para dedicarse en exclusiva a la escritura de sus novelas al tiempo que se traslada con su esposa a Bloomsbury, en pleno centro de Londres. También nacerá el primero de los diez hijos que tendría con Katherine y entrará en su hogar la hermana de Catherine, Mary, de sólo diecisiete años , y que no tardará en ganarse las simpatías y el afecto de Dickens por su personalidad activa y muy inclinada al conocimiento intelectual, en contraste con Catherine más tranquila y delicada. Estos primeros años de matrimonio serán muy felices en el hogar de Dickens y las cosas transcurren también evolucionan favorablemente en su incipiente carrera como escritor. Con el dinero ganado con «Bocetos por Boz» edita en 1837 su segunda obra «Papeles póstumos del Club Pickwick», donde ya utiliza el sistema de novela por entregas, que le hará famoso en toda Inglaterra.

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Retrato de juventud de Catherine Hogarth con la que Dickens tendría diez hijos, con la curiosidad de que a todos ellos les puso el nombre de un escritor. Sus hijos fueron Charles Culliford Boz Dickens (1837-1896), Mary Dickens (1838-1896), Kate Macready Dickens (1839-1929), Walter Landor Dickens (1841-1863), Francis Jeffrey Dickens (1844-1886), Alfred D’Orsay Tennyson Dickens (1845-1912), Sydney Smith Haldimand Dickens (1847-1872), Henry Fielding Dickens (1849-1933), Dora Annie Dickens (1850-1851) y Edward Bulwer Lytton Dickens (1852-1902).Por ejemplo Alfred era en honor de Alfred Tennyson, Walter por Walter Scott y Francis por Francis Bacon. A medida que fueron haciéndose mayores Dickens procuró que vivieran alejados de él para que el peso  de ser hijos de Charles Dickens no les impidiera evolucionar por si mismos. En cuanto a su relación con Catherine Hogarth sería muy feliz durante los primeros años , pero ya hacia 1840 se empezaban a ver los primeros roces dentro del matrimonio que años después causarían su separación
En aquella época las novelas eran algo muy parecido a los seriales de la televisión de nuestros días, aparecían por entregas publicadas semanal, quincenal o mensualmente en los periódicos y había que mantener al público interesado en ellas , de forma que cada entrega era casi una historia en si misma y terminaba  casi siempre en un momento culminante para que el lector esperase impaciente a la siguiente entrega. También influía en los personajes, que se dibujaban con características muy marcadas para evitar su olvido por los lectores,  malos muy malos y buenos muy buenos, además de dar una gran importancia al humor, todo ello dirigido a captar la máxima audiencia posible, como hacen hoy los guionistas, y Dickens consiguió esa conexión con el publico de su tiempo gracias a su talento y a un trabajo incansable. Mientras todavía se están publicando  las últimas entregas de «Papeles póstumos del Club Pickwick» comienzan a aparecer en 1837  los primeros capítulos de la que es, tal vez, su obra más conocida y la que más veces ha sido llevada a las pantallas del cine , «Oliver Twist». Este mismo año fallece la hermana de su esposa, la joven Mary Hogarth, una muerte que afectará vivamente al escritor , pues había llegado a apreciarla mucho.
Por esta época también le visita en su casa el crítico literario George Henry Lewes (1817-1878), que dejará constancia de su asombro por los pocos libros que Dickens tiene en su hogar. Apenas observa obras de Shakespeare, Cervantes , Daniel Defoe o Walter Scott y pocos autores más. Y es que la literatura y la creatividad de Dickens no se inspiraban en las obras de otros escritores sino en el mundo que le rodeaba. Dickens prefería viajar hasta los barrios industriales y más desfavorecidos para luego escribir denunciando las situaciones de pobreza y explotación que allí encontraba. Me detengo un momento en el relato de la vida de Dickens,  para  que recordemos como eran las condiciones de trabajo de niños que en ocasiones no superaban los cinco años de edad. En un artículo dedicado al Día del Trabajo recogía en el Mentidero este relato de un niño de siete años que en 1832 trabajaba en una fábrica textil ««Tenia yo siete años cuando empecé a hilar lana en una fábrica. La jornada de trabajo duraba desde las cinco de la mañana hasta las ocho de la noche, con un único descanso de treinta minutos a mediodía para comer. Teníamos que tomar la comida como pudiéramos, de pie o apoyados de cualquier manera. Así pues, a los siete años yo realizaba catorce horas y media de trabajo efectivo. En aquella fábrica había alrededor de cincuenta niños , más o menos de mi edad, que con mucha frecuencia caían enfermos. Cada día había al menos media docena de ellos que estaban indispuestos por culpa del excesivo trabajo»

Durante todo el siglo XIX fueron entrando en vigor diferentes Factory Act , leyes para regular el trabajo infantil. En 1842 entraría en vigor la Mines and Collieries Act  que prohibía el trabajo de las mujeres y también el de los niños con una edad inferior a los diez años en las minas , una ley que en gran parte se debía a la conmoción que había causado un accidente en 1838 en una mina en el pueblo de Silkstone que causó la muerte de 26 niños de entre ocho y dieciséis años de edad . Se envió, contra la voluntad de los propietarios de las minas, una comisión para investigar las condiciones en las que estaban trabajando aquellos niños, desvelando que incluso estaban trabajando en ellas niños de cinco años. Cuando la prensa se hizo eco de esta situación , la sociedad reaccionó y obligó al gobierno a tomar medidas, aunque hoy nos parezcan  inverosímiles, que limitaban el trabajo en la mina a niños a partir de diez años (imagen procedente de http://salessandrini.blogspot.com )
Por supuesto, tanto las mujeres como los niños recibían salarios hasta dos y tres veces por debajo del que recibían los hombres, por lo que buscando la máxima rentabilidad, se fomentaba la contratación de estos por salir más baratos. En Inglaterra, hasta 1833 en virtud de la «Factory Act» no se limita la jornada laboral de los niños de 9 a 13 años a ocho horas , mientras que los de 14 a 18 años podían trabajar hasta doce horas. En la siguiente ley promulgada en 1844 se establecía que las mujeres tampoco podían trabajar más de doce horas diarias , aunque se aumenta en una hora de trabajo la de los niños de 9 a 13 años . Todavía en el año 1891 se dictaría una nueva ley para evitar los abusos infantiles en el trabajo, en la que se elevaba la edad legal para trabajar a los once años. Estas situaciones de explotación serían denunciadas en la obra de Dickens que se convertiría en un cronista de los humillados. Uno de sus amigos, el poeta Leigh Hunt, diría sobre Dickens «Tiene la vida y el alma de cincuenta seres humanos», por su capacidad para dar forma y vida a diferentes personajes , con sus propias personalidades reflejo de la realidad que Dickens podía observar en las calles.
Por esta época el matrimonio de Dickens sufre una crisis cuando Catherine le reprocha a Charles que siga guardando luto por la muerte de su hermana, mientras que Charles parece comenzar a cansarse ante las depresiones que sufre Catherine después de cada parto que, por otro lado, se sucedían año tras año. En 1838 publica «Nicholas Nickleby» y dos años después la «Tienda de Antigüedades» en la que la muerte de la protagonista, una niña llamada Nell, conmoverá a los lectores y extenderá su fama hasta los Estados Unidos. Probablemente  la escena de su muerte se había inspirado en la de su cuñada, la joven Mary, fallecida tres años antes. Dickens es sin duda  uno de los escritores del momento y después de una reconciliación del matrimonio zarpan juntos en 1842 rumbo a Estados Unidos, donde parecían aclamarlos. Se cuenta que incluso en el puerto de Nueva York , cuando llegaban los barcos procedentes de Inglaterra, la gente impaciente preguntaba a los tripulantes y pasajeros de los barcos sobre la suerte que había corrido la pequeña Nell de «Tienda de Antigüedades». La gira es un éxito, aunque también se gana las críticas de parte de la sociedad , pues durante sus conferencias lanzó ataques contra la esclavitud . Durante este viaje conocería a escritores como Washington Irving (1783-1859) y a un joven, entonces desconocido, que le pidió ayuda para publicar sus relatos en Europa. Se llamaba Edgar Allan Poe(1809-1849).

Retrato de un joven Charles Dickens, que ya a los veintiséis años ha alcanzado la fama con «Los papeles póstumos del Club Pickwick» y un año después «Oliver Twist»  donde ya demostraba lo que una vez dijo «El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el perfecto conocedor de los hombres las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico» Él sabía hacer vibrar a los lectores con sus historias, los emocionaba, les hacia identificarse con aquellos huérfanos, con los mendigos, con los marginados de la sociedad británica, mostrándoles el lado oscuro de la época victoriana aunque sus finales fueran por lo general felices  , quizás lo que hoy podríamos definir con lenguaje de nuestros días como políticamente correctos, pero Dickens también quería recompensar a sus lectores con esperanza en un futuro mejor (imagen procedente de http://cuentosdenelly.blogspot.com )
De regreso a Inglaterra decide llevarse a su familia a pasar  unos meses a Italia y para ello no vacila en cambiar de editores y firmar un nuevo  contrato con la editorial «Bradbury&Evans» que le reporta un adelanto de 3500 libras con las que pagará su estancia en la Villa Bagnerollo , en Génova . Realizó el itinerario que entonces era casi obligatorio entre la nobleza y los intelectuales británicos, lo que llamaban el Gran Tour . Pero él no se fijaba en las grandes obras de arte , ni en las antigüedades que tanto conmovían a aristócratas y poetas , a Dickens le interesaba la vida moderna . Deja instalada a su esposa y viaja solo por el Norte de Italia, regresa a Londres durante un breve periodo de tiempo, viaja a París, donde conoce a Victor Hugo(1802-1885) y Alejandro Dumas(1802-1870) entre otros, regresa al lado de Catherine a Italia y todo ello sin dejar de escribir en ningún momento. Publica en 1843 su celebre «Cuentos de Navidad» con el inolvidable personaje de Scrooge  y dos años después, en 1845 funda su propio periódico el «Daily News», en las que irá publicando todas sus novelas por entregas. Pero, ¿cómo era  este hombre que, con apenas 32 años se había convertido en la máxima figura literaria de su tiempo? Así lo describe el ensayista e historiador escocés Thomas Carlyle(1795-1881) «Inteligente, ojos celestes, boca grande, rostro móvil y expresivo,donde todo, cejas, boca, ojos , juega de modo particular cuando habla»
Tiempo después de crear el «Daily News» fundará en 1850 una nueva publicación, la revista «Household Words»  que podríamos traducir como «Palabras del hogar», que dirigirá durante veinte años. También crea en 1848 una  compañía de teatro sin fines lucrativos , donde los actores son aficionados y para los que escribe incluso pequeñas obras y llega a participar como actor, lo que había sido su gran sueño de juventud . Con la recaudación que obtenía esta compañía en sus representaciones Dickens pretendía crear un fondo de ayuda para escritores y artistas de toda clase que se quedaran sin ingresos así como para  socorrer a sus viudas e hijos. Aunque Dickens lucharía durante toda si vida por defender los derechos de los artistas la asociación no llegaría a formarse ya que , seguramente por orgullo, ningún autor quiso reconocer que necesitaba ser socorrido.Mientras , sigue el ritmo incesante de embarazos de Catherine, hasta alcanzar los diez vástagos. Como curiosidad os contaré que Dickens bautizaba a cada uno de sus hijos con el nombre de un gran escritor pero no eran un gran amante de los niños, aunque fueran en muchas de sus obras los auténticos protagonistas, desde la pequeña Nell de «Tienda de Antigüedades» al «David Copperfield».

DAVID COPPERFIELD

Una de las formas de disfrutar del universo de Dickens es ver las películas que hoy recrean su mundo. Os adjunto David Copperfield pero os recomiendo «Oliver Twist» dirigida por Roman Polanski en 2005 . Entre las dos partes dura dos horas y media, os lo digo por si alguno se anima a verlo para que podáis verla por partes, como leían la obra en el siglo XIX.

Pero en la vida real a Dickens le molestaban sobremanera los llantos de los niños y después de la muerte de Mary en 1837 no habían tenido ayuda en casa hasta que en 1842 le pidió a otra de las hermanas de Catherine, Georgina, que cuidara de las cosas de la casa y de la familia cada vez más numerosa de los Dickens. Con el tiempo Georgina se convertiría en un elemento indispensable en el hogar de los Dickens, sobre todo para Charles.  Una de las principales funciones de Georgina era llevarse a los niños muy lejos de lugar donde se encontrara el escritor cuando comenzaban a llorar, porque le alteraban los nervios y le impedía concentrarse en la escritura. Tal vez pueda parecer algo extraño en un hombre de la sensibilidad de Dickens, pero imaginad lo que debía ser escribir rodeado de niños llorando. Sin ser yo padre soy capaz de ponerme en su lugar y comprenderle. Dickens sigue trabajando a un ritmo infatigable , interviene en causas políticas defendiendo a los más pobres y a las prostitutas, y entre 1849 y 1850 publica «David Copperfield» que se convertiría en su mayor éxito , vendiendo en poco tiempo más de 100.000 ejemplares.
Sobre «David Copperfiel» Dickens escribirá en su prólogo  «de todos mis libros, éste es el que más me gusta. Como muchos padres, tengo un hijo preferido, un hijo que es mi debilidad; este hijo se llama David Copperfield». Pero este ritmo frenético de trabajo le iba a pasar factura en la salud del escritor. En el prólogo a una edición de Oliver Twist, el escritor español Andrés Trapiello(1953) recoge esta descripción de los hábitos de Dickens tomada de otro autor británico , Nathaniel Sharswell Dodge , contemporáneo de Dickens, «No tomaba nada hasta media hora antes de la comida. Ese era su tiempo de trabajo. Me dijo que la regla de su vida eran cuatro horas de trabajo en su escritorio y cuatro de paseo por el campo, a pie o a caballo, raras veces en coche. Tomaba coñac con agua de Seltz antes de almorzar; bebía, como beben todos en Inglaterra , vino de Jerez en la comida y Oporto en los postres y permanecía largo tiempo en la mesa; fumaba cigarros, pasaba una hora en casa después de cenar y luego, si no salía al teatro, se retiraba a su estudio, leía, fumaba y tomaba unas copas de coñac cono agua  hasta que se acostaba a media noche» Años después su esposa publicaría bajo seudónimo un libro titulado «¿Qué tendremos para comer?» donde recogía un menú habitual en casa de los Dickens «Sopa de zanahoria, rodaballo con salsa de camarones, empanada de langosta, riñones estofados, lomo de cordero asado, pavo cocido, jarrete de jamón, patatas majadas y tostadas, cebollas guisadas, macarrones y queso caliente»

Su frenético ritmo de trabajo y sus costumbres alimentarias no demasiado sanas aunque las habituales para un británico de su posición social le comenzaron a pasar factura a partir de 1850, sin embargo eso no impidió que siguiera escribiendo con el mismo éxito de siempre. En la década de los cincuenta publicaría algunas de sus mejores obras aunque no las más conocidas como «La casa desolada», «Tiempos dificiles» y «La Pequeña Dorrit» . Como él mismo decía «El hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta» y parecía que podía con todo el trabajo que se imponía (imagen procedente de http://libros.literaturalibre.com )

Con este estilo de vida y con esta dieta , además del trabajo incansable, no es de extrañar que la salud de Dickens se resintiera en estos años . También se resentía su matrimonio , donde Dickens se muestra cada vez más distanciado de su esposa. Lo que no se ve afectado es su ritmo de trabajo, en 1852 publica una de sus mejores obras «Casa desolada» ,en la que realiza una dura crítica contra el funcionamiento de la justicia en su tiempo y en la que además aparece uno de los primeros detectives en la historia de la literatura, el señor Bucket, inspirado en el Departamento de Detectives creado por la celebre Scotland Yard. En 1854 publicaba «Tiempos dificiles» donde por primeva vez en sus novelas traslada la acción a una ciudad ficticia , Coketown, en la que ofrece la descripción de la vida en una ciudad industrial desde los puntos de vista divergentes de la clase obrera , que considera que el trabajo es lo único que existe en su vida, y la clase alta empresarial, cuyo estilo de vida se basa en la explotación de los trabajadores. Y entre 1855 y  1857 publicará «La pequeña Dorrit», una novela que creo que no he encontrado  editada en España , donde Dickens ataca duramente al gobierno inglés y a la hipocresia de la sociedad victoriana. En esta época la vida de Dickens estaba a punto de dar un nuevo giro importante en lo personal, pero tanto sobre ello, como sobre la repercusión de la obra de Dickens y la forma en que su pensamiento nos puede ayudar en la sociedad actual hablaremos mañana, en la segunda parte de su vida.

SI LOS CUENTOS DE NAVIDAD SE HICIERAN REALES

Uno de esos cuentos que nunca me canso de leer aunque casi pueda recitar su historia de memoria y haya visto las muchas películas que sobre él se han filmado, es el maravilloso «Un cuento de Navidad» de Charles Dickens.¿Quién no recuerda al viejo señor Scrooge? Ese anciano avaro , antipático ,que odia la Navidad y parece no guardar ningún rincón en su corazón para amar a los demás hasta que recibe la visita de los tres fantasmas de las Navidades pasadas, presente y  futuras que le enseñan las cosas hermosas que hubo en su pasado y que ya había olvidado, el presente donde su actitud hacia los demás tiene consecuencias en sus vidas y ,por fin, las navidades futuras , en la que su propia muerte le muestra lo solo que estuvo en su vida , no por las circunstancias de la existencia, sino por su forma de ser.
La vida le ofrece a Scrooge una segunda oportunidad de rectificar todas las cosas que hizo mal, de recuperar todo el amor que no dio, de tantos días de soledad y frío encerrado en su propio mundo sin afectos, y Scrooge la aprovecha desde la misma mañana de Navidad, sube el sueldo a su empleado al que antes explotaba y que vivía casi en la miseria, acude a la comida de Navidad de su sobrino que, a pesar de que siempre le había rechazado, mantuvo su mano extendida hacia él confiando en que algún día cambiaría, y de pronto deja de ser el viejo señor Scrooge para convertirse en un nuevo hombre lleno de ilusión,de ganas de vivir y ayudar a los demás.
Scrooge aprovechó la nueva oportunidad que le ofreció la vida.Dickens nos enseña que nunca es tarde para encontrar el camino del amor y la amistad, el de la bondad que nos conduce al corazón de los demás
La obra de Dickens es una metáfora muy hermosa sobre las segundas oportunidades que nos ofrece la vida y sobre la capacidad que tiene el ser humano de cambiar su destino cuando de verdad lo desea. Nos enseña que nunca es tarde para rectificar los errores y aunque pensemos que ya no hay esperanza para nosotros no es verdad, mientras conservamos el aliento y las fuerzas para abrir los ojos a un nuevo amanecer la vida nos abrirá nuevas puertas por las que seguir caminos diferentes.    
En estos últimos años mucha gente lo está pasando mal en nuestra sociedad, muchas familias tienen serios problemas incluso para poder alimentar a sus hijos al llegar el fin de mes, pierden sus hogares por no poder pagar las malditas hipotecas que más parecen un demonio que hubiese comprado el alma de los hipotecados, el trabajo se convierte casi en una utopía y cuando se encuentra más que una relación laboral justa encuentran una nueva forma de esclavitud donde el salario es casi un insulto a la dignidad. Vivimos en una sociedad muy injusta aunque no es comparable a lo que sufren tantos millones de seres humanos que han tenido la desgracia de nacer en lugares donde al nacer parece no haber ya ninguna esperanza.
Si, el mundo en el que vivimos está lleno de señores Scrooge que no aman a los demás , que retiran la mano a quién clama su auxilio, que no vacilan en aplastar al débil para enriquecerse un poco más. Pero aunque así ha sido siempre y parece que forma parte indivisible de la naturaleza del hombre, yo creo en los cuentos de Navidad, creo en la capacidad del ser humano para cambiar su propia vida y la de los demás, de la fuerza imparable de la bondad, del amor y la generosidad, de la fe en ese mismo ser humano capaz de las mayores atrocidades pero también de los actos más hermosos. 
Escribe el poeta Henry David Thoreau que «las cosas no cambian somos nosotros los que cambiamos«, es nuestra forma de enfrentarnos a la vida , con resignación o con esperanza, con desanimo o con entusiasmos, con amargura o con ilusión, y os puedo asegurar, por experiencia propia, que cuando afrontas la vida con espíritu negativo y amargado la vida te paga con la misma moneda, pero cuando , como Scrooge, abres los ojos a otra realidad ,no menos dura y cruel, pero donde hay sitio para el amor, para la luz de la amistad, para compartir alegría con los demás, entonces la vida también responde poniendo en tu camino a peregrinos con los que compartir ese hermoso camino que es la vida.
Henry David Thoureau nos animaba a construir castillos en el aire para luego establecer los cimientos sobre los que levantarlos.Nada se puede hacer sin fe ni esperanza
«Un cuento de Navidad» es sólo un cuento o , mejor dicho, nada menos que un cuento, porque en los cuentos, como en toda creación humana, hay una parte de nosotros mismos ya que nace del alma del hombre que lo escribió. Lo normal en nuestro mundo pragmático, relativista y escéptico es despachar estas historias con una sonrisa desdeñosa porque estas historias no pertenecen al mundo real sino al de la imaginación, porque para ellos el mundo no es más que un reflejo de la naturaleza del hombre, una naturaleza  que identifican con el capitalismo, el tanto tienes tanto vales y el que nada tiene no vale nada.
Pero yo no soy relativista, yo no creo que en la vida no existan blancos y negros sino que todo sea gris, no creo que no exista el mal y el bien. Creo que aunque nos quieran hacer ver lo contrario, hay cosas que merecen la pena defender con todas nuestras fuerzas, que existe la amistad pura y sincera que nos compromete con nuestros amigos hasta el último instante de nuestras vidas, que es posible encontrar ese amor para toda la vida que ilumina cada día con la luz pura de la felicidad, que existe en el corazón del hombre la generosidad inagotable hacia los demás, que siempre habrá millones de hombres y mujeres que luchen contra las injusticias, contra la marginación, la pobreza, las enfermedades y siempre extiendan sus manos y corazones abiertas a quién lo necesite.
Hoy es el día de Navidad y aunque hoy, mañana y pasado mañana y el año que viene seguirá habiendo dolor, sufrimiento, injusticias, pobreza, aunque los jinetes del Apocalipsis seguirán cabalgando por los campos de la Tierra , cada uno de nosotros tiene el poder de convertir los cuentos de Navidad en realidad y ,para ello, no hace falta grandes gestos heroicos, basta con mirar a nuestro alrededor y acompañar a quién se siente solo, compartir con los demás una sonrisa, de no cerrar nunca la puerta a quién nos llama para pedir ayuda, de dejar que el amor salga de nuestro interior para que ilumine la vida de los demás.
Ya se lo que se piensa de estas palabras en nuestro mundo, que todo esto no son más que palabras vacías, los buenos sentimientos que no conducen a nada porque luego nadie se comporta así. Esa es la gran mentira, porque yo conozco a personas que son realmente tan buenas que te hacen sentir vergüenza de no ser como ellas y que, sin embargo, cuando estás junto a ellas sientes como con su propia bondad, su capacidad de entregarte amor  parecen iluminar todo lo que se halla a su alrededor con una nueva luz que transforma lo feo en hermoso.
La Navidad nos recuerda lo mejor del ser humano,no la olvidemos mañana, conservemos este espíritu para cambiar en lo que podamos nuestro mundo. Ningún esfuerzo es vano,todo es importante
Por eso, hoy, en el día de Navidad, en un mundo frío y sombrío, hoy quiero gritar que los cuentos de Navidad pueden ser reales, que hay otra forma de vivir, que todos podemos cambiar nuestro destino y el de los demás, que no es tarde para amar, para hacer nuevos amigos y querer aún más a los antiguos, para descubrir que , cuando miremos por la ventana, un nuevo sol joven y lleno de vida sale hoy para enseñarnos que la vida está llena de oportunidades para hacer el bien y corregir nuestros errores, que nunca es demasiado tarde y hoy mismo puede ser el comienzo del viaje más hermoso.
Mañana volveré a escribir sobre los temas que suelen ocuparme en el Mentidero, y desde este rincón trataré de aportar lo que pueda para ayudar a cambiar la realidad, y seguiré luchando por reparar las cosas malas que he hecho en mi vida y trataré de amar más a mis amigos y aportar alegría y ganas de vivir para seguir adelante con entusiasmos , con la esperanza de que un futuro mejor , de que un mundo mejor es posible si creemos de verdad en ello
Desde este rincón, en el inmenso mar de Internet, quiero gritar desde lo más hondo de mi alma, FELIZ NAVIDAD a toda la gente que amo, a las personas que hoy se sienten solas, a aquellos que ni siquiera saben que hoy es Navidad y sufren en silencio, a tantas y tantas personas que sufren y padecen por todo el mundo. Creamos en el mañana, conservemos la fe en el corazón del hombre y en su bondad, es el único camino. Parafraseando a Mahatma Gandhi, no hay un camino hacia el amor, el amor es el camino