DE DIOSES Y HOMBRES: UNA LECCIÓN DE AMOR

Acabo de ver la película «De dioses y de hombres» , una hermosa y diferente película del director Xavier Beauvois que ha sido elegida como la candidata francesa a los Oscar de Hollywood. Y digo diferente, porque no es una película para aquellos a los que no les gusta simplemente sentarse y disfrutar de la belleza de las imágenes, de los silencios que pueden ser más elocuentes que el mejor de los diálogos, de una música espiritual que llega hasta el fondo del corazón y unos protagonistas tan diferentes a los que podemos conocer en nuestra vida diaria y que nos dejan un ejemplo de una vida de entrega a los demás y a sus ideales.
La historia esta basada en hechos reales, la tragedia que vivieron unos monjes trapenses en el monasterio de Tibehrine. Pero para entrar en la historia tenemos que viajar hasta el año 1996, a una Argelia que se halla sumida en una época de terror por la ola de asesinatos perpetrados por el grupo fundamentalista islámico GIA (Grupo Islámico Armado). Para entender el origen de este terror, porque incluso a las mayores atrocidades hay que buscarles una razón, la chispa que inició tanto horror, tenemos que echar un vistazo atrás para seguir el consejo de Winston Churchill de que «cuanto más atrás miras , más adelante podrás ver»
Foto de los monjes trapenses del monasterio  de Tibehirine que serían secuestrados y asesinados por miembros del GIA en mayo de 1996



Argelia había sido una colonia francesa durante más de un siglo, desde 1830  hasta 1954, llegando incluso a tener la consideración de departamento de Francia lo que significaba que ya se asimilaba a Francia como si fuera una provincia más de la nación y no una colonia. Sin embargo, los argelinos reclamaban el inicio de un proceso de descolonización y, ante la negativa francesa , en 1954 se inició una sangrienta guerra entre Francia y los independentistas argelinos que se prolongaría durante ocho años , hasta que ya en 1962 el gobierno francés y el FLN(Frente de Liberación Nacional) firmaron un acuerdo y se convocó un referéndum de autodeterminación, que ganarían los partidarios de la independencia , momento en el que un millón de europeos abandonaron el país. 
Ben Bella fue presidente de Argelia durante los primeros años de independencia, desde 1963 a 1965, implantó la orientación socialista del FLN , nacionalizó las propiedades abandonadas por los franceses y trató de modernizar las costumbres de la sociedad argelina haciendo que la mujer abandonase el velo y se integrase en la vida política y social del nuevo país, al tiempo que realizaba campañas de alfabetización. Fue acumulando poder hasta que en 1965 es apartado del poder por un golpe de Estado que puso en la jefatura del gobierno a Houair Boumedienne.
Boumedienne regiría los destinos de Argelia durante trece años en los que trató de lograr el desarrollo económico argelino aunque para ello sacrificase la libertad política. A su muerte en 1978 dejaba un país con un 70% de su población con una edad inferior a los 25 años, una masa de población activa que el tejido industrial argelino no iba a poder absorver.Este mismo problema es el que se encuentra en el origen de los actuales disturbios en Túnez y otras naciones árabes, pero ya lo trataré en mayor profundidad en un próximo artículo. 
Le sucede Chadli Bendjedid entre 1978 y 1992 que tuvo que ver como , a pesar de sus intentos de introducir la iniciativa privada y la economía de mercado , la crisis que azoto al país a partir de 1985 por el descenso en los ingresos procedentes del petróleo provocó un aumento del desempleo y con el las tensiones sociales, causando las primeras explosiones de violencia en 1988, violencia que fue reprimida por el ejército causando centenares de muertos
Después de unas elecciones municipales en las que el FLN fue derrotado por el partido islámico FIS (Frente Islámico de Salvación) el ejército mostró su oposición a que los islamistas se hicieran con el poder y se hizo una nueva ley electoral que dificultaba la llegada al poder del FIS. El 26 de diciembre de 1991 se celebró la primera vuelta de las elecciones generales en las que el FIS obtuvo una aplastante mayoría, pero antes de que se celebrase la segunda vuelta, en enero de 1992 el ejército obligó a dimitir a Chadli Benjedid, anuló la segunda vuelta de las elecciones y disolvieron el FIS, arrestando a la mayoría de sus líderes y declarando el estado de emergencia. Ese sería el inicio de una terrible guerra civil , donde el FIS es representado por su brazo armado , el Ejercito Islámico de Salvación y otro grupo conocido como Grupo Islámico Armado(GIA) , que tenía sus bases en la montaña. Aunque en un principio el objetivo era el ejército, la violencia no tardó en extenderse a los civiles. Finalmente , estalla incluso una guerra entre el GIA y el Ejército Islámico de Salvación.
TRAILER DE «DE DIOSES Y HOMBRES»
En la época en que se desarrolla la película de «De dioses y hombres» , se suceden las masacres de civiles , donde autobuses son detenidos en las carreteras por los miembros del GIS ejecutando a todos sus ocupantes, se destripan mujeres embarazadas, se descuartizan niños o se les estrella contra la pared, a los hombres se les amputan los genitales y las mujeres son secuestradas para ser utilizadas como esclavas sexuales. En una de las matanzas, en la aldea de Bentalha, uno de los supervivientes recuerda las palabras de los atacantes: » tenemos toda la noche para violar a vuestras mujeres e hijas, para beber vuestra sangre. Aunque hoy  escapéis volveremos mañana para acabar con vosotros. !Estamos aquí para mandaros con vuestro Dios!»
Es en esta atmósfera de violencia en la que se desarrolla la vida de estos monjes trapenses que durante años habían asistido a la comunidad que vivía junto al monasterio, dándoles atención médica, conviviendo con ellos, acudiendo a sus celebraciones , integrados en una sociedad islámica que les aceptaba con naturalidad porque su labor no era evangelizadora , era la de un grupo de hombres que extiende su mano para ayudar a quién lo necesita. Cuando la amenaza de la llegada de los islamistas que estaban perpetrando las matanzas  se cierne sobre el monasterio, asistimos al nacimiento de las dudas, del miedo de estos hombres , que temen, como cualquiera de nosotros, la muerte.
Dudan en abandonar el monasterio, lo llegan incluso a someter a votación después de recibir la presión del ejército argelino y del propio gobierno francés , que no quería verles convertidos en mártires. El propio superior de los monjes, Christian, se pregunta a sí mismo si quedarse es una invitación al martirio, pero no es eso lo que les retiene en el monasterio, ni tampoco un heroísmo ciego, lo que les retiene en el monasterio son las personas del pueblo argelino que se hallaba junto al monasterio, las personas con las que habían llegado a establecer un lazo de hermandad tan fuerte como pudieran ser los que unen a las familias, un espíritu bondadoso y lleno de generosidad y, por supuesto, su fe en Dios.
Monasterio de Tibehirine , donde áun hoy los monjes trapenses siguen prestando su asistencia a la comunidad musulmana que vive allí, venciendo la violencia y el odio
En uno de los momentos de la película, uno de los monjes, ante la pregunta de si deberían dejar el monasterio, responde «¿se mueven las flores para buscar los rayos del sol?» Ellos estaban donde querían estar, a pesar del peligro cierto de muerte, no negaron su ayuda  a los mismos que se convertirían luego en sus verdugos. Son emocionantes las escenas en las que juntos rezan cantando para no tener miedo, o la maravillosa  en la que todos comparten la que parece ser una Última Cena, pero más hermoso me parece aún la forma en que «De dioses y hombres» consigue que compartamos la vida diaria de estos hombres, sus dudas, sus miedos, sus vacilaciones, haciéndolos humanos y muy cercanos a nosotros . Es esta cercanía la que nos permite reconocernos en ellos ,ver su humanidad y admirar por ello aún más su resolución de quedarse venciendo el miedo a la muerte, a la violencia, a la ceguera asesina de unos fanáticos.
Con razón dice su director que la película «No habla de religión. Habla de hombres». Se halla más allá de creencias e ideologías, esta en el terreno de la humanidad, de aquello que hace convertirse a hombres corrientes como vosotros o yo, en seres admirables, en auténticos héroes ejemplo de valor, de generosidad, de caridad y de todo aquello que hace digna y hermosa la existencia del hombre. El escritor sueco Jostein Gaarder dice que   » El hombre necesita amor y cuidados , y encontrar una respuesta a quienes somos y por qué vivimos». Estos hombres la encontraron en su fe, en su amor a los demás y en el amor que se tenían unos a otros y que les hizo ser fuertes hasta el momento de la muerte.
El 27 de marzo de 1996, de madrugada, un grupo de miembros del GIA asaltó el monasterio mientras los monjes dormían. Nada más despertarse ya sabían lo que les esperaba. Se los llevaron a todos ellos menos a uno, el más anciano, que halló refugio debajo de su propia cama. Fueron retenidos como rehenes durante dos meses para exigir a Francia que liberase a miembros del GIA que estaban en prisiones francesas , hasta que el 21 de mayo de 1996 el GIA emitió un comunicado por la radio en la que con estas escuetas palabras anunciaba la suerte de los monjes:  «Hemos degollado a los siete monjes» 
Pero mis palabras no  reflejan la sensibilidad de la cámara de Xavier Beauvois, no consigo transmitir la profunda humanidad, la bondad que emana de estos hombres, que son auténticos héroes porque vencieron todos sus miedos en nombre del amor y la caridad. Antes de terminar este artículo quiero recomendaros esta maravillosa película, de lento desarrollo, de escasos diálogos pero con una hermosa lección de lo grande que puede llegar a ser el hombre cuando cree en lo que hace y apuesta su vida en favor del amor , la amistad y la bondad. El monasterio sigue abierto en nuestros días, y es el mejor ejemplo de que el terror y la violencia no pueden matar el ejemplo del amor y la caridad de estos hombres que dieron su vida no en vano, sino por lo que creían.  
Termino el artículo con esta carta escrita por el prior Christian , donde consciente del peligro de muerte en el que se encontraban , demuestra su amor por Argelia, por cristianos y musulmanes e incluso llega a perdonar a sus futuros verdugos que le quitaran la vida a él y a sus hermanos. Me quedo con las palabras del monje que desempeñaba la función de médido en el monasterio , cuando dice al prior «no temo a la muerte, soy un hombre libre»
«Si un día me aconteciera –y podría ser hoy– ser víctima del terrorismo que actualmente parece querer alcanzar a todos los extranjeros que viven en Argelia, quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recordaran que mi vida ha sido donada a Dios y a este país. Que aceptaran que el único Señor de todas las vidas no podría permanecer ajeno a esta muerte brutal. Que rezaran por mí: ¿cómo ser digno de semejante ofrenda? Que supieran asociar esta muerte a muchas otras, igualmente violentas, abandonadas a la indiferencia y el anonimato. Mi vida no vale más que otra. Tampoco vale menos. De todos modos, no tengo la inocencia de la infancia. He vivido lo suficiente como para saber que soy cómplice del mal que ¡desgraciadamente! parece prevalecer en el mundo y también del que podría golpearme a ciegas. Al llegar el momento, querría poder tener ese instante de lucidez que me permita pedir perdón a Dios y a mis hermanos en la humanidad, perdonando al mismo tiempo, de todo corazón, a quien me hubiere golpeado. No podría desear una muerte semejante. Me parece importante declararlo. En efecto, no veo cómo podría alegrarme del hecho de que este pueblo que amo fuera acusado indiscriminadamente de mi asesinato. Sería un precio demasiado alto para la que, quizá, sería llamada la gracia del martirio, que se debiera a un argelino, quienquiera que sea, sobre todo si dice que actúa por fidelidad a lo que supone que es el islam. Sé de cuánto desprecio han podido ser tachados los argelinos en su conjunto y conozco también qué caricaturas del islam promueve cierto islamismo. Es demasiado fácil poner en paz la conciencia identificando esta vía religiosa con los integrismos de sus extremismos. Argelia y el islam, para mí, son otra cosa, son un cuerpo y un alma. Me parece haberlo proclamado bastante sobre la base de lo que he visto y aprendido por experiencia, volviendo a encontrar tan a menudo ese hilo conductor del Evangelio que aprendí sobre las rodillas de mi madre, mi primera Iglesia inicial, justamente en Argelia, y ya entonces, en el respeto de los creyentes musulmanes. Evidentemente, mi muerte parecerá darles razón a quienes me han tratado sin reflexionar como ingenuo o idealista: ¡Que diga ahora lo que piensa! Pero estas personas deben saber que, por fin, quedará satisfecha la curiosidad que más me atormenta. Si Dios quiere podré, pues, sumergir mi mirada en la del Padre para contemplar junto con Él a sus hijos del islam, así como Él los ve, iluminados todos por la gloria de Cristo, fruto de su Pasión, colmados por el don del Espíritu, cuyo gozo secreto será siempre el de establecer la comunión y restablecer la semejanza, jugando con las diferencias. De esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de ellos, doy gracias a Dios porque parece haberla querido por entero para esta alegría, por encima de todo y a pesar de todo. En este “gracias”, en el que ya está dicho todo de mi vida, os incluyo a vosotros, por supuesto, amigos de ayer y de hoy, y a vosotros, amigos de aquí, junto con mi madre y mi padre, mis hermanas y mis hermanos y a ellos, ¡céntuplo regalado como había sido prometido! Y a ti también, amigo del último instante, que no sabrás lo que estés haciendo, sí, porque también por ti quiero decir este “gracias” y este a-Dios en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea dado volvernos a encontrar, ladrones colmados de gozo, en el paraíso, si así le place a Dios, Padre nuestro, Padre de ambos. Amén. Inchalá»

LA DEUDA MORAL DE ESPAÑA ANTE EL CONFLICTO SAHARAHUI

Se ha producido el desalojo violento del campamento que la población saharahui había levantado muy cerca de la capital del Sáhara Occidental, El Aaiún. Estaban allí no para reclamar la independencia del Sáhara sino para pedir una vida digna, trabajo y acceso a la sanidad y a la educación, de lo que les priva el gobierno de Marruecos. En el momento en que estoy escribiendo Marruecos ha bloqueado las informaciones que llegan desde allí y sólo disponemos de la versión oficial, por lo que se desconoce el número de muertos y heridos.



Una calle de la ciudad, en el momento de los disturbios. | Efe
Enfrentamientos en El Aaiún

La reacción del gobierno español ha sido el silencio, excepto una breve declaración de la ministra de Asuntos Exteriores pidiendo que «es un problema del ámbito de la ONU«. Esto no es cierto del todo, España tiene una responsabilidad con quienes formaron parte de  nuestra nación entre 1943 a 1975,  llegando a gozar del estatus de provincia y sus habitantes poseían el pasaporte español

Como siempre, para entender un conclicto hay que mirar hacia el pasado porque su ignorancia es la que hace posible la manipulación que desde hace años ha llevado a cabo Marruecos. En 1975 , con Franco agonizando, el rey marroquí Hassan II organizó la llamada «Marcha Verde» , formada por civiles que violó la frontera que separaba Marruecos del Sáhara español, contando con la ayuda en aquel momento de Estados Unidos. España retiró a sus tropas para evitar un baño de sangre y a finales de ese mismo año se firma el  Acuerdo de Madrid en el que se establece que este territorio sería temporalmente administrado por Marruecos , Mauritania y España. Pero en ningún momento se establecía ningún derecho territorial de ninguna de estas tres naciones sobre el Sáhara, sólo eran administradoras del mismo hasta que pudiera prepararse su autonomía.

Después de la marcha de España nació el Frente Polisario para lograr la independencia del Sáhara y fundando la República Árabe Saharahui Democrática. Mauritania se retiró de su papel de administrador tras llegar a un acuerdo con el Polisario, pero Marruecos terminó ocupando todo el territorio en 1979 y a partir de entonces se sucedieron la violación de los derechos humanos de la población saharahui , llegando a bombardear a la población con bombas de fósforo y napalm, todo ello ante el silencio de la comunidad internacional, ya que Marruecos era un importante aliado de Estados Unidos en su política en África del Norte.

Finalmente, en 1991 se firma el alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario auspiciado por la ONU y con la promesa  de convocar un referendum, en el cual la población saharahui pudiera decidir su destino. Este referendum jamás ha tenido lugar porque Marruecos no ha hecho más que poner trabas a la celebración del mismo al tiempo que ha ido llevando a marroquíes a este territorio para ser más que los saharahuis y asegurarse así la victoria en caso de que se llegase a celebrar alguna vez.

Y así llegamos a los hechos de esta semana, cuando la población saharahui se ha convertido en una marginada dentro de su propia tierra, sin tener derecho a recibir educación ni asistencia sanitaria, viviendo como parias o en campos de refugiados en Argelia.

Una vez más se demuestra como las grandes declaraciones morales de los gobernantes que hablan de libertad, de respeto de derechos humanos, de justicia, de igualdad se vuelven palabras llevadas por el viento cuando entran en conflicto con sus propios intereses. El Sáhara poco puede aportar a las potencias dominantes mientras que Marruecos si, ya que es un aliado clave para controlar el crecimiento del islamismo en el norte de África y temen desestabilizar la monarquía que lo gobierna con mano de hierro y sin respetar los principios democráticos.

En cuanto a España, en su momento salió de mala manera del Sáhara en un momento delicado por la enfermedad de Franco y porque estaba presionada por Estados Unidos para que no hiciera nada por evitar la ocupación marroquí. Pero ahora , ese silencio es más vergonzoso porque es fruto del miedo, no queremos provocar la ira de un Marruecos que no tardará mucho en reclamar también las plazas españolas de Ceuta y Melilla donde desde hace años va introduciendo ciudadanos marroquíes para llegar a constituir la mayoría de la población.

España no debería callar, debería prestar su apoyo diplomático al pueblo saharahui y urgir la intervención de la ONU ,no sólo para parar el abuso de poder marroquí y sus acciones violentas sino para exigir  la convocatoria de ese referéndum prometido a los saharahuis. Al menos les debemos eso a un pueblo que una vez fueron nuestros compatriotas pero me temo, que una vez más , el gobierno español dará muestras de su incapacidad y guardará silencio. Es más sencillo dejar que sea aplastado el débil y esperar que el tiempo lo silencie todo