LA PATATA, LA GRAN HAMBRUNA IRLANDESA Y EL LAISSEZ FAIRE (SEGUNDA PARTE)

Habíamos dejado nuestro relato ayer en el invierno de 1845, cuando se perdió  la cosecha de patata  por la enfermedad del tizón tardío o mildiu de la papa. La población logró superar aquel primer invierno de carestía gracias a las provisiones que tenían, a la venta de su ganado y a la política del gobierno inglés en este primer años de hambruna, que ahora conoceremos. Esperaban que no volviera a repetirse la enfermedad de 1845 en 1846, pero nunca es bueno dejar la vida de uno en manos de la suerte o del destino y a pesar de sus esperanzas, la cosecha del año 1846 se vería tan afectada o aún más por el tizón tardío que en 1845, y se perdió por completo. Aquellos que conocían la historia irlandesa temblarían ante el recuerdo de la hambruna que había afectado la isla en 1732 y se había cobrado la vida de cuatrocientos mil irlandeses sin sospechar que lo que se avecinaba sería mucho peor . A finales de 1846 los funcionarios reales estimaban que quedaban reservas de patatas con las que alimentar a la población sólo para un mes más. Comenzaron a producirse escenas de hambre en distintos puntos de Irlanda como esta descrita por un párroco inglés y recogida por el escritor Joseph Cummins en su libro «Grandes episodios de la historia»: «En muchos lugares la gente demacrada se queda sentada al lado de las cercas de sus jardines abandonados, refregándose las manos y llorando amargamente» .

En este año, 1846, el primer ministro inglés es todavía Robert Peel(1788-1850), miembro del Partido Conservador o Tory y primer ministro desde 1841. Peel tenía una especial sensibilidad para los problemas irlandeses pues en 1812 había sido nombrado secretario principal para los asuntos de Irlanda, puesto que desempeñó durante seis años. En ese tiempo Peel había adoptado numerosas decisiones para favorecer a los irlandeses como conceder una ayuda del estado para la educación de los niños, la creación de una Policía de Preservación de la Paz, para garantizar la seguridad de los caminos y las poblaciones irlandesas y durante la hambruna que padeció Irlanda en 1817 entregó 250.000 libras en ayuda social para auxiliar a los más necesitados. Hay que decir que la mayoría de los gobernantes ingleses y de las clases privilegiadas tenían una visión negativa del pueblo irlandés al que habían reducido a un estereotipo de hombres vagos, supersticiosos, faltos de honestidad y tramposos , además de despreciarles por ser católicos. Por fortuna, Peel no era así y cuando comprendió la gravedad de la pérdida de la cosecha de 1845 no vaciló en enfrentarse a su propio partido para revocar las Leyes del Grano que obligaban a los irlandeses a pagar unos impuestos especiales sobre el grano importado desde Inglaterra, lo que funcionaba como una subvención para los agricultores ingleses. Imaginad que es como si un habitante de Sevilla tuviera que pagar a Madrid un impuesto para tener acceso a unos alimentos producidos en la capital española.

Sir Robert Peel seria primer ministro de Inglaterra de 1834 a 1835 y de 1841 a 1846. Pertenecía al Partido Conservador pero conocía la realidad irlandesa y reaccionó incluso contra los intereses de su propio partido para ayudar a Irlanda mediante la compra de cereales como el maíz a Estados Unidos y eliminando los aranceles que los irlandeses estaban obligados a pagar a los productores ingleses. Estas actuaciones le supondrían ser destituido en junio de 1846 para desgracia de Irlanda, porque su sucesor, John Russell y muy en particular el Secretario del Tesoro Charles Edward Trevelyan eran partidarios del Laissez Faire y de las Teorías de Malthus sobre la superpoblación. Abolieron la comisión de ayuda creada por Peel ya que estaban en contra de toda intervención del Estado y creían que debían ser los propios irlandeses los que pagasen las ayudas que necesitaban. Es como si pretendiéramos que un mendigo se hiciese un prestamos a sí mismo para salir de la pobreza. Finalmente el gobierno inglés rectificaría, pero su actitud sólo sirvió para agravar el problema y causar la muerte de cientos de miles de personas. Como sucede a lo largo de la historia en política, los responsables de esta política, en particular Trevelyan, no sólo no tuvieron que responder por este error sino que fue premiado con el título de Sir (imagen procedente de http://www.historytoday.com )  

Al eliminar estas leyes Peel favorecía a los irlandeses , que podían comprar los cereales más baratos, pero iba contra los intereses de muchos miembros del partido conservador que a la vez eran grandes propietarios de tierras y se beneficiaban de los impuestos cobrados a los irlandeses. Peel también organizó una comisión en el invierno de 1845 para estudiar como combatir la enfermedad de la patata y adquirió cuarenta y cinco toneladas de maíz a Estados Unidos para cubrir las necesidades básicas de los irlandeses. Otra de las decisiones que tomó fue la de invertir dinero en la mejora de las carreteras y puertos irlandeses con el objetivo de dar trabajo y un pequeño sueldo que ayudara a los desempleados y a los que no tenían tierras a salir adelante, además de animar a la creación de asociaciones de voluntarios que ayudaran a los más necesitados y abrió almacenes de comida controlados por el estado que vendía la comida a precios moderados para evitar que los comerciantes acapararan los productos y los vendieran a precios demasiado elevados. El resultado de todas estas medidas es que durante el invierno de 1845 y hasta el verano de 1846 aunque los irlandeses lo pasaron muy mal no hubo muertes por hambre. Pero los intereses de los grandes terratenientes en Irlanda y de muchos miembros del partido conservador en Inglaterra lograron la destitución de Robert Peel en junio de 1846 y fue sustituido por lord John Russell(1792-1878), abuelo del filósofo Bertrand Russell(1872-1970), perteneciente a las filas del partido Whig , antiguo nombre del actual Partido Liberal Británico.

A diferencia de Peel , Russell era partidario de ese término que vimos al comienzo de esta historia en el artículo de ayer, el «laissez faire», es decir, había que dejar que el mercado y la economía lograra su propio equilibrio sin intervención estatal. Si recordáis lo que decíamos sobre esta teoría económica, Adam Smith nos hablaba de una mano invisible que se encargaba de corregir los errores, abusos e injusticias que pudiera cometer el mercado pero esa mano invisible no debía ser nunca la del estado.Había que dejar que el mundo fuera solo, dejar hacer, y por ello Russell declaraba en octubre de 1846 sobre el nuevo episodio de hambre que comenzaba a vivirse en Irlanda después de perder de nuevo la cosecha de patata de aquel año «Debe entenderse claramente que no podemos dar de comer a la gente. Como mucho, lo que podemos hacer es mantener los precios bajos donde no exista un mercado regular y evitar que los comerciantes establecidos suban los precios mucho más allá del precio justo y los beneficios normales» Estaba convencido que la solución era la empresa privada, encargada de crear puestos de trabajo , por lo que se cerró el programa de asistencia social a los irlandeses creado por Peel  y los recursos se desviaron a la búsqueda de empleos para más de 750.000 personas.

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Charles Edward Trevelyan , el Secretario del Tesoro que consideraba la gran hambruna irlandesa como una especie de castigo divino sobre los irlandeses que además era conveniente ya que la muerte de cientos de miles de personas solucionaba el problema de la sobrepoblación. Afirmaba que no ser testigo del sufrimiento del pueblo irlandés y la indiferencia que sentía por su tragedia le hacía el más apto para tomar las decisiones correctas ya que no estarían turbadas por la emoción. Mientras él disfrutaba de su insensibilidad setecientos mil hombres , mujeres y niños trabajan en el pavimentado de carreteras, agotando sus últimas fuerzas por un sueldo miserable que ni siquiera les llegaba para comprar comida, el hambre alcanzaba extremos tan dramáticos que se producían casos de canibalismo . Pero lo que resulta más escandaloso es que Irlanda siguiera exportando alimentos a precios bajos a Europa mientras su población se moría de hambre. Podríamos hacer una comparación con la situación en muchas naciones pobres de nuestros días, que venden su producción al exterior a precios muy bajos que enriquecen a unos pocos que controlan esa producción mientras que la gran mayoría de la población no tiene acceso a esos productos ni tampoco perciben los beneficios de esas ventas (imagen procedente de http://en.wikipedia.org )

El problema es que el trabajo que tenían que realizar hombres, mujeres y niños era extremadamente duro, ya que  consistía principalmente en el pavimentado de las carreteras para lo que tenían que picar toneladas de piedras que luego había que transportar en capazos, un trabajo que aún debilitaba más a personas que estaban famélicas y que recibían a cambio de este gran esfuerzo salarios miserables que no les permitía  comprar comida para aliviar los efectos del hambre . Junto a Russell la otra gran figura del gobierno whig era Charles Edward Trevelyan(1807-1886), secretario adjunto del Tesoro Británico.Además de ser un firme partidario de la política del Laissez Faire como Russell, también creía en las teorías de la sobrepoblación de  Thomas Robert Malthus (1766-1834) que éste último había expuesto en su obra «Ensayo sobre la población» publicado anónimamente en 1798. En esta obra , que publicaría en una segunda edición en 1803 ya con su nombre, iba a tener una gran influencia en la economía y el pensamiento político de la época y en particular del gobierno donde participaban Russell y Trevelyan, por lo que creo que es necesario que nos detengamos un momento en él.
Según lo expuesto en la obra de Malthus  sólo el comportamiento virtuoso de la población puede evitar un crecimiento incontrolado de dicha población lo que supondría a su vez el agotamiento de los recursos disponibles y por lo tanto el hambre «Más en el hombre los efectos de éste obstáculo (límites naturales de espacio y alimento) son muy complicados; guiados por el mismo instinto, le detiene la voz de la razón que le inspira el temor de ver a sus hijos con necesidades que no podrá satisfacer. Si cede a este justo temor es muchas veces por virtud. Si por el contrario le arrastra su instinto, la población crece más que los medios de subsistencia» Malthus estaba convencido que sólo obstáculos externos impedirían el crecimiento descontrolado de la población, y estos obstáculos externos eran la guerra, las pestes, las hambrunas y la miseria. Es decir, la pobreza podía ser considerada como un buen procedimiento de control de la población ya que les impediría tener más hijos al no poder cuidar de ellos y las guerras y las enfermedades facilitaban la muerte de gran cantidad de personas aliviando la presión del crecimiento demográfico. Si esto no se producía era inevitable que se derivara hacia lo que es conocido como Catástrofe Malthusiana.

Thomas Robert Malthus estudió filosofía y teología y a continuación se ordenó pastor anglicano aunque luego abandonó al contraer matrimonio. Pertenecía a una familia de terratenientes y tenia una visión crítica y pesimista sobre el optimismo característico de los Ilustrados y su fe en el progreso. Malthus estaba convencido que el aumento de la población causaría el fin de la raza humana y afirmaba  «El poder de la población es indefinidamente más grande que el poder de la tierra para garantizar la subsistencia del hombre». Por eso se oponía a las llamadas Poor Laws o «Leyes de la pobreza», unas leyes que habían entrado en vigor en Inglaterra en el siglo XVI para ayudar a los más necesitados y que se mantendría hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando fue sustituido por el Estado de Bienestar. Malthus consideraba que las ayudas a los pobres sólo servirían para que tuvieran más hijos . Las formas que veía Malthus para limitar este crecimiento eran los obstáculos externos, como epidemias, hambrunas y guerras, y obstáculos voluntarios como la abstinencia sexual dentro del matrimonio o optar por la castidad. Malthus no buscaba soluciones a los problemas consideraba que los propios seres humanos eran el problema pero, por supuesto, el problema eran los seres humanos más pobres que constituían una carga para el Estado (imagen procedente de http://www.eumed.net )

Esta Catástrofe es la consecuencia de que la población crece geométricamente mientras que los recursos lo hacen sólo aritméticamente, por lo que «Cuando no lo impide ningún obstáculo, la población va doblando cada 25 años, creciendo de período de período, en una progresión geométrica.Los medios de subsistencia, en las circunstancias más favorables, no se aumentan sino en una progresión aritmética»  Y ponía como ejemplo Inglaterra de la que estimaba que «Al final del primer siglo la población será de 176 millones y las subsistencias no llegarán para 55 millones; de modo que una población de 121 millones de habitantes tendría que morir de hambre» Llevando más lejos este razonamiento Malthus concluía que de no controlar el crecimiento de la población podría llevar incluso a la extinción de la raza humana, para la que incluso predijo una fecha, el año 1880. Ya hemos visto que entre los medios para evitar este crecimiento Malthus , además de los métodos contraceptivos encaminados  a limitar la población , estaba mantener a la población en la miseria y también contar con otros elementos limitadores de la natalidad como las guerras, las enfermedades y las hambrunas.

Una vez que hemos conocido someramente el pensamiento de Malthus, que seguiría ejerciendo una gran influencia durante el siglo XX y el siglo XXI , no tienen que extrañarnos las palabras de Charles Edward Trevelyan, el secretario del Tesoro que en octubre de 1846 consideraba que el hambre en Irlanda era una consecuencia de la sobrepoblación y que ayudar a los irlandeses a superarla lo único que haría sería agravar el problema pues aumentar los niveles de vida de los más pobres significaría que estos tendrían más hijos y la población se incrementaría aún más . Así, concluía su razonamiento Trevelyan , la hambruna era la solución a la sobrepoblación , un problema que «estando más allá del poder del hombre, ha sido  remediado por un golpe directo de una providencia sabia de una forma tan inesperada y tan inconcebible como probablemente efectiva» Es decir que, según Trevelyan, con quién estaba de acuerdo el primer ministro Russell, la hambruna era  casi una bendición del cielo , el «golpe directo de una providencia sabia» y además «probablemente efectiva» La muerte de los pobres era el mejor sistema para controlar la población, así podríamos resumir aquel pensamiento. Las palabras pronunciadas por Trevelyan las he recogido del libro «Historia de Irlanda» de John O´brien Ranelagh,

La teoría Maltusiana consideraba que llegaría un determinado momento en que el crecimiento de la población sería muy superior a la producción y millones de personas morirían de hambre, pero no tenía en cuenta que al tiempo que crecía la población también se perfeccionaban los métodos de producción que incrementaba la producción muy por encima de la población. Hoy sabemos que la causa de que mil millones de seres humanos pasen hambre no es un problema de producción sino de una distribución adecuada esa producción y la reforma de un sistema que hoy sigue primando el beneficio por encima del bien común provocando situaciones de indefensión e injusticia que las reglas del mercado no corrigen, llevando la realidad la contraria a los partidarios del laissez faire. Ninguna mano invisible repara estas situaciones si los estados no organizan la ayuda o la reforma del sistema. Del pensamiento de Malthus que inspiraba al gobierno inglés que en parte fue responsable de la muerte de un millón y medio de personas, una buena muestra son estas palabras terribles donde prácticamente niega el derecho a existir a un hombre si es pobre «Un hombre que nace en un mundo ya ocupado, si sus padres no pueden alimentarlo y si la sociedad no necesita su trabajo, no tiene ningún derecho a reclamar ni la más pequeña porción de alimento (de hecho, ese hombre sobra). En el gran banquete de la Naturaleza no se le ha reservado ningún cubierto. La naturaleza le ordena irse y no tarda mucho en cumplir su amenaza» Sin duda, si Malthus hubiera vivido en el siglo XX se habría sentido muy próximo a prácticas como la eugenesia o el exterminio de los inferiores propugnados por las ideologías extremistas que en el pasado siglo causaron la muerte de millones de inocentes. (imagen procedente de http://aterocana.blogspot.com )

Si esto os puede parecer un discurso más propio de un genocida que de un político, dos años después , cuando la hambruna de Irlanda se había cobrado más de un millón y medio de vidas, añadía «El asunto es horriblemente grave, pero estamos en manos de la providencia , sin posibilidad de impedir la catástrofe si ha de ocurrir . Solamente podemos aguardar el resultado» Y aún ese mismo año de 1848 respondía a una carta enviada por un terrateniente irlandés que se quejaba por la muerte de los hombres que trabajaban en sus tierras «No me encuentro en absoluto consternado por la pérdida de tus arrendatarios. Me parece una parte necesaria del proceso. No debemos quejarnos de lo que realmente queremos obtener» Leyendo estas frases me recuerda el lenguaje de los fascismos y comunismos  del siglo XX, cuando se despersonalizaba a las víctimas, a las que se les despoja de su condición humana por lo que su muerte no tiene mayor importancia . No son millones de personas las que padecen hambre y mueren, sino los arrendatarios y no es una catástrofe  humana, es un proceso , y termina diciendo que  «no debemos quejarnos de lo que realmente queremos obtener» ¿qué era lo que deseaban obtener? ¿el exterminio de millones de personas a las que no pensaba ayudar para salvarlas del hambre? Porque eso es lo que dejan traslucir sus palabras aunque, por fortuna, el gobierno inglés no seguiría este pensamiento más que en un primer momento, aunque con consecuencias trágicas.

Trevelyan solo visitaría Irlanda en una ocasión durante el tiempo que duró la gran hambruna  y quizás por eso no se sintió conmovido por escenas como las que contempló el magistrado de Cork, Nicholas Cummins recogida por Joseph Cummins en «Grandes episodios de la historia». Había visitado el magistrado un asilo estatal , asilos que se habían visto desbordados en el invierno de 1846, un invierno que además estaba siendo de los más duros de las últimas décadas, con ventiscas, nevadas y un frío glacial que hacía estragos entre una población que se moría literalmente de hambre. Así contaba Nicholas Cummins una de las escenas que se encontró en el asilo «Seis horribles y famélicos esqueletos estaban apiñados en un rincón sobre un poco de mugrienta paja. Su única ropa parecía una raída manta para caballos. Sus espantosas piernas colgaban desnudas por debajo de las rodillas . Me acerqué horrorizado  y descubrí por un gemido casi inaudible que estaban aún vivos. Tenían fiebre. Cuatro niños, una mujer y lo que alguna vez había sido un hombre. En pocos minutos me encontré rodeado por lo menos de doscientos de esos fantasmas. Sus chillidos demoníacos aún resuenan en mis oídos y las terribles imágenes están grabadas en mi cerebro»

En esta fotografía tomada durante la Gran Hambruna Irlandesa podemos hacernos una idea de lo que contempló con sus propios ojos el magistrado Nicholas Cummins al que he citado un poco más arriba. Es la única foto de estas características que he encontrado sobre la Gran Hambruna en un artículo de un periódico dedicado a la Gran Hambruna.Esta imagen nos trae a la memoria las más recientes de los campos de concentración nazis o la de las cíclicas hambrunas que asolan el África subsahariana. Ni Russell, el primer ministro inglés, ni Trevelyan, su secretario del Tesoro, vieron nunca a las víctimas de esta forma y despreciaron  el sufrimiento de estos seres humanos a los que se atrevieron a culpar de su situación. En el The Times del 30 de agosto de 1847 se podía leer «En ningún otro país han hablado los hombres de traición hasta estar roncos para luego rogar la compasión de sus opresores. En ningún otro país la gente ha sido ayudada de una forma tan liberal y despilfarradora por la nación a la que insultan y desafían» Culpabilizar a las víctimas siempre ha sido una táctica habitual de los que son responsables de su sufrimiento. En ocasiones, como esta fotografía, la imagen es más poderosa que las palabras de aquellos que les culpan de su situación. Recuerdo las palabras de Trevelyan «El gran mal al que tenemos que enfrentarnos no es el mal físico del hambre , sino el mal moral de carácter egoísta ,  perverso y turbulento del pueblo» Estos esqueletos humanos de la imagen eran para Trevelyan egoístas, perversos y turbulentos (imagen procedente de http://listas.20minutos.es )

Mientras esto sucedía en los asilos irlandeses,  Trevelyan prohibía que se siguiera enviando comida a Irlanda para evitar que los irlandeses se acostumbraran a vivir de caridad . El secretario del Tesoro ya había identificado el problema, y no era precisamente el hambre ni la muerte del pueblo, sino el propio pueblo  y así lo afirmaba con estas palabras «El gran mal al que tenemos que enfrentarnos no es el mal físico del hambre, sino el mal moral del carácter egoísta y turbulento del pueblo». Es difícil en ocasiones entender hasta que extremos puede llegar la ceguera del ser humano ante el sufrimiento de otros seres humanos y que trágica puede resultar esta ceguera cuando una persona como Trevelyan alcanza un puesto desde el que puede tomar decisiones que afectan a la vida de cientos de miles e incluso millones de personas, como fue en este caso. La situación en Irlanda a lo largo de 1847 se agravó hasta extremos que llegaron a recordar la Peste Negra que asoló Europa a mediados del siglo XIV. Además de la hambruna también comenzaron las epidemias de cólera y tifus y una enfermedad derivada del hambre, la hidropesía, que se caracteriza por la acumulación de líquidos en las extremidades como consecuencia del mal funcionamiento de los riñones y que puede llegar a causar la muerte.

Durante el invierno a caballo entre 1846 y 1847 morirían decenas de miles de personas, hubo pueblos que quedaron deshabitados, los muertos se acumulaban en las cunetas de las carreteras sin ser enterrados porque la gente no tenía fuerzas para ello, los campos estaban abandonados e incluso hubo relatos de prácticas caníbales al llegar muchos al extremo de la desesperación. Pero lo más inexplicable en esta situación es que mientras miles de irlandeses morían de hambre y millones luchaban cada día por sobrevivir Irlanda exportaba grano y ganado a Europa continental enriqueciendo a los grandes propietarios ingleses . Hubo intentos de rebelión , asaltos a los almacenes como los del puerto de Cork donde se reunía el grano para ser embarcado rumbo a los diferentes puertos europeos , y varios terratenientes fueron asesinados. La reacción del gobierno inglés fue enviar más tropas y disparar contra los hambrientos . Por fin, en la primavera de 1847 el aumento descontrolado del número de muertos obligó al gobierno de Russell a dar parcialmente marcha atrás, tuvo que restablecer la distribución de comida  pero sólo entre aquellos que no tuvieran propiedades,como era recogido en el   Acta Para la Ayuda Temporal a las Personas lo que dejaba sin ningún tipo de ayuda a cientos de miles de personas.

Memorial de la Gran Hambruna en Dublín  dedicado a los 1.383.350 muertos que se produjeron durante la Gran Hambruna Irlandesa que pudieran ser más y a los que podríamos añadir las otras víctimas, los emigrantes que tuvieron que abandonar su tierra, su hogar y las pocas posesiones que tenían para tratar de buscar las oportunidades que le eran negadas en su propia nación (imagen procedente de http://innisfree1916.wordpress.com )

También se crearían comedores de beneficencia financiados por  asociaciones de empresarios y terratenientes, no todos eran indiferentes a la tragedia irlandesa,  como la «Sociedad de Amigos» y la «Asociación Británica de Ayuda Social» que abrieron sus propios comedores de beneficencia. Durante los siguientes dos años se crearían , bajo los auspicios del gobierno, hasta 162 asociaciones de beneficencia  en las que el estado invirtió siete millones de libras. Si lo hubiera hecho al principio y sin esperar que el «laissez faire» corrigiera la situación por sí solo miles de vidas se habrían salvado. En septiembre de 1847 la cosecha de patata estaba libre de la enfermedad pero había tan pocos campesinos con fuerzas para trabajar  que la cosecha fue muy pobre .Pero aún había otro efecto indeseado de la hambruna y era el desahucio de aquellas familias que no podían pagar los arriendos a los terratenientes por ocupar sus tierras, y aun al final del periodo del hambre, en 1850, 105.000 personas fueron desahuciadas mientras que sus pequeñas propiedades, donde  durante generaciones  habían trabajado la tierra para el cultivo de la patata, eran ahora arrasada por el terrateniente que iba a utilizarla en el cultivo de grano, más rentable en aquel momento.

Incluso hubo terratenientes que pagaron el pasaje de sus campesinos a  América en condiciones tan malas que aquellos barcos eran llamados los «barcos ataúd» porque centenares de ellos morían en la travesía. Aunque el año 1847 fue el peor de la Gran Hambruna los años siguientes también serían muy difíciles para los irlandeses y mientras unos cometían delitos con la esperanza de ser detenidos y deportados a Australia donde al menos no se morirían de hambre, otros trataron de organizarse para levantarse contra el gobierno británico, aquel gobierno insensible del que los irlandeses decían  «Dios nos ha dado la plaga de la patata, pero los ingleses nos han traído la hambruna» Las cosas empezaron a mejorar durante la década de los cincuenta  pero los efectos en Irlanda eran devastadores y de muy larga duración. En apenas diez años, la década entre 1845 a 1855, cerca de dos millones de irlandeses, decidieron buscar un nuevo destino lejos de Irlanda, en Canadá y Estados Unidos  y el número de muertes en el periodo de la gran hambruna fue estimado en alrededor de 1.383.000 personas , aunque probablemente fueran bastantes más ya que en muchos lugares no  se hacían registros de nacimientos, matrimonios ni defunciones. Si el censo de 1841  contabilizó 8.175.124 habitantes  en 1851 la población había descendido en un 20%, hasta los 6.552.385 . La población actual sumando la República de Irlanda e Irlanda del Norte no llega a los seis millones y medio. Nunca recuperó el nivel de población de 1841

Fotografía de emigrantes irlandesas llegando a Estados Unidos en busca de una nueva vida . Los encargados del censo irlandés calcularon que entre 1841 y 1851 emigraron de Irlanda 1.445.587 habitantes. Muchos de ellos morirían en los llamados buques féretros por las malas condiciones en las que viajaban . Sólo en 1847 se calculó que murieron en las travesías 17.465 personas  y miles más morirían de enfermedades en los centros de desembarque. El resentimiento contra los ingleses haría surgir en 1858 la Hermandad Revolucionaria Irlandesa que luego cambiaría su nombre por la Hermandad Republicana Irlandesa . El juramento para formar parte de ella decía así «Yo juro solemnemente en presencia de Dios Todopoderoso que haré todo lo posible sin tener en cuenta los riesgos y mientras viva , para convertir a Irlanda en una república democrática independiente» La Gran Hambruna sería el detonante que llevaría a los irlandeses a luchar por su independencia hasta conseguirlo en 1919.  La Gran Hambruna marcaría un antes y un después en la historia de Irlanda y hoy nos puede servir para reflexionar sobre temas que , por desgracia, siguen teniendo vigencia, pues todavía hay partidarios del laissez faire y personas que sufren por ello (imagen procedente de http://www.weareca.org ) 

Pero si algo alimentó la gran hambruna irlandesa fue el odio hacia los ingleses y el nacimiento de un profundo sentimiento nacionalista que seguiría incrementándose durante toda la segunda mitad del siglo XIX y que culminaría con la independencia de la República de Irlanda , independencia declarada en 1919 y reconocida a nivel internacional en 1949. En cuanto a la patata dejaría de ser el cultivo principal de Irlanda y los agricultores abandonaron la agricultura en su mayor parte por la ganadería, más rentable . Además el incremento de la emigración hizo que las granjas dejaran de dividirse entre los hijos , lo que supuso que estas mantuvieran o incluso incrementaran su tamaño y fortalecieran la posición de los agricultores . Aquellos cuatro años de la Gran Hambruna , entre 1845 y 1849, quedarían grabados para siempre en la memoria de los que sobrevivieron, con recuerdos de amargura, ira, humillación por un gobierno que, aunque finalmente reaccionó, su actitud pasiva ante la tragedia irlandesa  había provocado la muerte de casi un millón y medio de personas.

La historia debería servir no sólo para conocer nuestro pasado sino también para evitar cometer los mismos errores en el futuro y ante la situación que vivimos hoy me pregunto si la teoría económica del Laissez Faire, de dejar que sea la economía y los mercados, los intereses personales y no los colectivos los que establezcan las normas y organicen nuestras sociedad  no sigue tan vigente hoy como entonces, si los millones de personas que mueren de hambre en diferentes partes del mundo no son las víctimas necesarias para mantener el sistema como afirmaba Trevelyan, si la desesperanza de tantas personas sin empleo o que sufren condiciones laborales ignominiosas, humillantes e indignas  no son comparables en espíritu a las que entonces se sufrían. Las condiciones no son las mismas, afortunadamente, se han logrado muchas cosas desde entonces, se han creado organismos que velan por los más indefensos, pero la naturaleza humana no ha cambiado tanto como para que no sigan habiendo  personas como Charles Edward Trevylian o como John Russell, hombres que tienen poder, que toman decisiones que afectan a millones de personas, a decenas de millones o a centenares de millones y que consideran al pueblo como su gran enemigo , como decía Trevylian mientras miles de irlandeses morían de hambre por los caminos de Irlanda «El gran mal al que tenemos que enfrentarnos no es el mal físico del hambre, sino el mal moral del carácter egoísta , perverso y turbulento del pueblo» Aprendamos de la historia para que hombres así no dirijan nuestro destino. Por cierto, a Charles Edward Trevylian le sería concedido en 1848 el título de Sir por el valor de los servicios prestados en Irlanda.

LA PATATA, LA GRAN HAMBRUNA IRLANDESA Y EL LAISSEZ FAIRE (PRIMERA PARTE)

El economista y filósofo escocés Adam Smith(1723-1790), considerado el  padre de la economía como ciencia, que desarrolló su pensamiento al amparo de los cambios sociales y económicos provocados por la Revolución Industrial , escribía en su obra más importante, «La riqueza de las naciones», publicada en 1776 que «Cada individuo está siempre esforzándose para encontrar la inversión más beneficiosa para cualquier capital que tenga .Al orientar esa actividad de modo que produzca un valor máximo, él busca sólo su propio beneficio, pero en este caso como en otros una mano invisible lo conduce a promover un objetivo que no entraba en su propósitos. Al perseguir su propio interés frecuentemente fomentará el de la sociedad mucho más eficazmente que si de hecho intentase fomentarlo.»  Es decir , Adam Smith defendía que la economía se basa en el interés personal , en el deseo de enriquecimiento y no en el altruismo ni en la búsqueda del bien común pero creía que esa búsqueda del interés propio al final redundaba en el interés común aunque no fuera su objetivo principal justificando este resultado a través de un concepto tan poco científico como «una mano invisible» que según Smith «lo conduce a promover un objetivo que no entraba en sus propósitos»

Este pensamiento de Adam Smith no era original pues se basaba en otra escuela de pensamiento económico surgida en Francia en este siglo XVIII y conocida como Fisiocracia, una palabra de origen griego que podríamos traducir como «gobierno de la naturaleza». Los principales representantes de esta corriente de pensamiento económico como François Quesnay(1694-1774) o Anne Robert Jacques Turgot, barón de Laune (1721-1781), tenían como clave de bóveda de sus teorías económicas la idea de la existencia de una ley natural que aseguraba el buen funcionamiento de la economía sin necesidad de la intervención del Estado. Esta idea quedaría resumida en una frase con dos palabras que aún hoy definen lo que conocemos como libertad de mercado . La frase aparece en la obra de otro economista francés próximo a los planteamientos de la fisiocracia, Jean-Claude Marie Vicent de Gournay (1712-1759) , maestro del ya citado Jacques Turgot, que escribió «Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même» que podríamos traducir como «Dejad hacer, dejad pasar, el mundo va solo». Las dos primeras palabras de esta frase, «Laissez faire» forman parte del credo de cualquier economista, gobierno o empresario que considera que lo que llaman «leyes del mercado» corrigen por sí solas los desequilibrios que puedan surgir y que el estado no debe intervenir en ningún caso, una forma de pensamiento que hoy parece con una vigencia y una fuerza , al menos entre las personas de mayor poder y que determinan la forma de gobernar, que apenas son discutidas y si aceptadas hasta con resignación como el único camino posible.

Adam Smith escribió una obra clave en la economía y que es una de las bases sobre las que se cimenta el actual pensamiento  neoliberal,pero aunque es cierto que en «La riqueza de las naciones» Adam Smith cree que la organización de la sociedad y de la economía tiene que estar en manos de los individuos con una mínima intervención del Estado y que es el sistema económico a través de lo que él llamaba «la mano invisible» la que corregiría las injusticias y desequilibrios del sistema ,él no llevaba las cosas a extremos como los que hoy defienden las tesis neoliberales. Creía que era necesario fomentar la educación publica para que todo el mundo tuviera acceso a ella y hubiera igualdad de oportunidades con independencia de la clase social a la que se perteneciera. Entre sus frases  se encuentra esta que no se cita tan a menudo por los defensores sin matices de un mundo regido sólo por las leyes del mercado , «Ninguna sociedad puede ser próspera ni feliz si la mayor parte de sus miembros son pobres y miserables«. Quizás el principal defecto del pensamiento de Adam Smith es su creencia en una mano invisible que corrige las desigualdades y los errores del sistema, porque esa mano invisible quizás lo sea porque , simplemente, no existe y sin regulación por parte de un gobierno elegido democráticamente no hay nada que limite el egoísmo humano aunque sea a costa de otros seres humanos. Adam Smith confiaba, en mi opinión, demasiado en la capacidad de empatía de los hombres  (imagen procedente de http://www.elpulso.es)

Si leéis el título de este artículo os estaréis preguntando que tiene que ver una teoría económica con el drama que vivió Irlanda y sus habitantes entre 1845 y 1849 y cuyas huellas aún hoy se siguen notando el la historia de la bella isla irlandesa. Pues no tardaremos en ver que detrás del laissez faire , de los fisiocratas y de la mano invisible que según  Adam Smith aparecería de forma misteriosa para solucionar todos los problemas , desequilibrios e injusticias de la sociedad partiendo del egoísmo personal, habría cientos de miles de personas que murieron de hambre ante la mirada impertérrita de los gobernantes del momento. Pero antes de ir a tierras irlandesas y al siglo XIX  tendremos que hacer un viaje más lejos en el tiempo y el espacio , hasta América del Sur hace unos siete mil años, para conocer a la protagonista  indirecta de nuestra historia. El ser humano había llevado una existencia nómada siguiendo los pasos de su fuente principal de alimentos, los animales que cazaba , y complementando su dieta con la recolección de frutos silvestres, hasta que en un determinado momento en diferentes puntos de nuestro planeta, distintos grupos humanos abandonaron su vida nómada, para establecerse en un lugar de forma fija abandonando una economía recolectora, basada en la caza, la pesca y la recolección de frutos en otra economía productora, cuyos pilares serían la ganadería y la agricultura.. Este proceso es lo que se denomina Revolución Neolítica.

Esta revolución social y económica se iniciaría en una región conocida como el Creciente Fértil , las tierras regadas por las aguas de los ríos Tigris y Eufrates que recorrían Mesopotamia, denominación que significa precisamente «Tierra entre Ríos» y que comprende gran parte del territorio del actual Iraq, y también la estrecha franja de tierra fertilizada por las aguas del Nilo junto al que surgiría hacia el 3000 a. C el Egipto faraónico. Los primeros restos de esta transición de la vida nómada a la sedentaria y de la caza a la agricultura y ganadería tienen una antigüedad de unos nueve mil años y el primer asentamiento urbano lo hallamos en el territorio de lo que hoy conocemos como Cisjordania , la ciudad de Jericó. Por supuesto, este cambio no se dio de forma repentina y simultanea en todo el mundo, sino que de manera gradual las diferentes sociedades humanas distribuidas por el planeta fueron adoptando esta nueva forma de vida y en el caso de América del Sur y en particular en la zona andina la transición del nomadismo al sedentarismo se produjo hace unos siete mil años.

Mapa de la región que es conocida como el Creciente Fértil , donde se inició la Revolución Neolítica cuando el ser humano realizó la transición desde una vida nómada basada en la caza y la recolección de frutos silvestres, a una sociedad sedentaria con el desarrollo de la agricultura y la domesticación de ciertos animales con lo que la ganadería daba sus primeros pasos . Así nacieron los primeros asentamientos junto a ríos, lagos, en las zonas costeras, en lugares donde hubiera caza y agua. La más antigua de las ciudades de la que tenemos noticia es Jericó , la ciudad que según el Antiguo Testamento conquistaron los judíos dirigidos por Josué después de regresar de Egipto. Esta nueva forma de organización social se habría producido en diferentes puntos del planeta que dieron pasos similares, los primeros cultivos y la domesticación de los animales (imagen procedente de http://ocw.unican.es )

Para que un grupo humano se asiente en un lugar de manera estable es necesario que ese lugar disponga de pesca, caza y agua abundante y ese era el caso por ejemplo de los grupos humanos que se establecieron en la zona del lago Titicaca, centro en el que se desarrollaría la primera cultura andina de la que tenemos noticia, el pueblo de Tiahuanaco. Además de la abundante pesca que había en el lago también encontraron aquellos hombres y mujeres del neolítico gran cantidad de animales que hoy conocemos con el nombre de guanacos y vicuñas de los que además de carne podían también obtener otros productos como la leche, lana o sus propios excrementos como combustible. Fue el comienzo de la domesticación de estos animales, que a través de cruces y de la selección artificial realizada por los hombres daría origen a dos nuevas especies domésticas, la alpaca y la llama. La aparición de la ganadería transformó definitivamente a aquellas sociedades que abandonaron la vida nómada. Pero ,además, la domesticación de estos animales tendría otra consecuencia importante. Los animales eran guardados en corrales donde se acumulaban los excrementos depositados a lo largo de los días y los meses  y los que cuidaban de ellos advirtieron que del suelo fertilizado por los excrementos surgían en la época de lluvias muchas plantas .

Por si mi explicación puede resultar algo torpe o confusa este esquema refleja con claridad los pasos que permitieron la Revolución Neolítica y la transición de la sociedad nómada a la sociedad sedentaria. Uno de los principales factores que impulsaron este cambio fue el cambio climático que se produjo después del final del último periodo glacial . La domesticación de los animales y la agricultura son las claves para el desarrollo de la sociedad sedentaria. Entre los cultivos los primeros fueron los cereales, el maíz en América Central, el centeno, el trigo y la cebada en el Creciente Fértil, el arroz en el sureste asiático, la mandioca en la Amazonía y , como veremos en nuestra historia, la patata , aunque esta más recientemente, hace unos siete mil años (imagen procedente de http://laboratoriodesociales.wordpress.com )

Una de aquellas plantas destacaba por su denso follaje  en los meses de lluvia para secarse después en los meses más fríos del invierno, entre junio y septiembre en el Hemisferio Sur, pero que volvían a brotar de nuevo en la primavera , ya que su raíz quedaba enterrada y alimentaba a la planta en el cambio de estación. Probablemente aquellos hombres advirtieron que las plantas surgían de unos brotes que se hallaban muy próximos a la superficie y que eran muy fáciles de recolectar. Por supuesto , no hay ninguna historia que nos cuente como sucedió , pero si no fue así  tuvo que ser descubierta de una forma muy parecida  lo que los indios aimara llamaban «q’ipa papa» de la que pronto descubrirían que podía ser utilizada tanto para su consumo como para ser empleado como semilla. Había nacido lo que hoy llamamos la patata. La patata  es un tubérculo, un termino procedente del latín y que se deriva de la palabra latina  «tuber» que significa «tumor», pues parece un tumor de la planta. Pero veamos como lo define el Diccionario de la Academia de la Lengua «Parte de un tallo subterráneo, o de una raíz, que engruesa considerablemente, en cuyas células se acumula una gran cantidad de sustancias de reserva, como en la patata y el boniato»

Las patatas son ricas en proteínas, en carbohidratos y también en vitamina C por lo que cuando no hay una gran variedad de alimentos este tubérculo cubre muchas de las necesidades nutritivas del ser humano y así sucedía en América del Sur . Mientras, el resto del mundo ignoraba su existencia hasta que en 1492 Cristóbal Colón(hacia 1452-1506)  descubría el continente americano y durante las décadas posteriores se inició la expansión española por aquellos inmensos territorios. Dirigidos por Francisco Pizarro (1478-1541) un reducido grupo de soldados españoles conquistaría el poderoso y extenso Imperio Inca  y llegarían a las tierras andinas donde siglos antes habían existido culturas como la de Tiahuanaco. Uno de los hombres que participaron en la conquista y que a la vez era también cronista de aquella aventura , se llamaba Pedro Cieza de León (1518-1554) quién  escribiría una obra titulada «Crónica del Perú» que constaba de tres partes aunque sólo sería publicada en vida la primera de las tres. Además de importante información sobre los pueblos anteriores al Imperio Inca y del propio Imperio Inca, la obra de Cieza de León sobresale por los detalles que nos proporciona sobre la vegetación, la fauna, la geografía y las costumbres de los pueblos  que fue encontrando en su camino.

Así es la planta de la patata, una imagen que necesitamos ver los que hemos sido criados en las grandes ciudades perdiendo el contacto con aquellas plantas que antes formaban parte de la rutina cotidiana de nuestros antepasados.Su nombre científico es Solanum Tuberosum . Se adapta a climas áridos aunque crece mejor en lugares húmedos, se siembra en primavera y su recolección es en otoño. En las zonas más frías, para evitar el efecto destructivo de las heladas, se siembra a finales de la primavera o comienzos del verano. Tampoco son buenas para su crecimiento temperaturas excesivas porque facilita el desarrollo de enfermedades. En la actualidad, además de como alimento, también se utiliza en otros ámbitos, en particular su almidón  que es empleado en la fabricación de papel, cola de pegar, cosméticos y polvo para lavar la ropa . Y la primera vez que el hombre se fijo en ella hace siete mil años fue en la región andina cuando vieron como nacía en la tierra fertilizada por los excrementos del ganado. Muchos siglos después se convertiría en la base de la dieta de naciones como Irlanda  (imagen procedente de http://datosagronomos.blogspot.es )   

Entre otros aspectos menciona Cieza de León aquellos extraños animales de cuello largo que hoy conocemos como llamas, alpacas, vicuñas y guanacos y también un alimento que el cronista español observó comer en regiones dentro de los actuales territorios de Colombia y Ecuador. Así lo describía el cronista español  «De los mantenimientos naturales fuera del maíz, hay otros dos que se tienen por principal bastimento entre los indios: el uno llaman papas, que es a manera de turmas de tierra, el cual después queda tan tierno por dentro como castaña cocida; no tiene cáscara ni cuesco más que lo que tiene la turma de la tierra; porque también nace debajo de tierra, como ella; produce esta fruta una hierba ni más ni menos que la amapola» Esta descripción de la papa , termino que ya hemos visto que procede del aymara «q’ipa papa« , aparecería en la primera parte de su «Crónica del Perú» publicada en 1533 que podemos considerar como la primera referencia a la patata en Europa. Sin embargo, no sería hasta 1555 cuando los primeros ejemplares de patata llegan a España aunque no para ser empleado como alimento sino más como algo curioso y exótico. Pero ya sabemos, como dice un proverbio español, que «el hambre agudiza el ingenio», y eso es lo que debió suceder durante la hambruna que padeció la ciudad de Sevilla entre 1571 y 1574 como consecuencia de una serie de malas cosechas causadas por una prolongada sequía.

En uno de los hospitales sevillanos en los que cuidaban a personas sin recursos , el Hospital  de la Sangre de Sevilla decidieron probar con aquellos tubérculos que al no considerarse  como comestibles apenas tenían valor en el mercado y se vendían por precios muy bajos. Comenzaron a cultivarlos en las huertas del hospital y no tardaron en comprobar las virtudes de aquel tubérculo desconocido como alimento para los que tenían menos recursos.El rey español Felipe II(1527-1598) enviaría en 1565  al Papa Pío IV (1499-1565) un cargamento de patatas a las que algunos médicos le atribuían dotes curativas para que sanase de su enfermedad, aunque no tuvo demasiado éxito  porque  el papa moriría ese mismo año. Pero antes le había dado tiempo al pontífice a entregar algunas de estas patatas al cardenal Philippe de Silvry , también delicado de salud y que a su vez  entregaría una muestra al Jardín Botánico de Viena en 1588 , donde estaba el horticultor más importante de este siglo, el flamenco Carolus Clusius(1525-1609). De esta forma, gradualmente su consumo se iría extendiendo primero por el resto de España en el siglo XVII y el XVIII, siendo sobre todo el alimento de las clases más bajas, pues entre la aristocracia era mirado con desprecio, identificándolo con la comida de los pobres. Ya a finales del siglo XVI y comienzos del XVII su consumo se extiende a otros países europeos como Italia, Polonia, Alemania o Irlanda, de la que luego hablaremos con más detalle, jugando un papel importante en la popularización de su consumo la carestía de alimentos provocada por la Guerra de los Treinta Años que asoló gran parte del centro de Europa entre 1618 y 1648

Antoine Auguste Parmentier fue uno de los genuinos representantes del espíritu ilustrado y enciclopedista del siglo XVIII . Después de ser capturado durante la Guerra de los Siete Años y permanecer prisionero en Prusia donde su dieta estaba compuesta sobre todo por patatas comprendió que estas no representaban ningún problema para la salud como se creía erróneamente en los círculos científicos franceses que habían prohibido su cultivo , y que además eran nutritivas y sabrosas. Pero aunque hoy le conocemos principalmente por la introducción del consumo de la patata en Francia y por su uso habitual en la cocina, por lo que en su  honor los cocineros franceses incluyen la palabra parmentier en todos los platos cuyo ingrediente principal sea la patata, también propuso el frío para la conservación de la carne, inventó un método para extraer el azúcar de la remolacha y convenció a las autoridades militares francesas para que usaran la vacuna antivariólica desarrollada por Edward Jenner (1749-1823). Sobre la patata diría Parmentier a los académicos franceses «la carne de la patata es buena y saludable. De ninguna forma es tóxica y puede ser muy útil « (imagen procedente de http://blog.catherindelors.com )

Precisamente como la puerta de entrada de la patata en Europa había sido España casi todas las naciones adoptaron el nombre en castellano y así encontramos el término potato en Inglaterra, patatis en árabe, potet en noruego o batata en portugués. En cuanto a la palabra castellana de patata habría surgido por una mezcla entre el nombre que daban al tubérculo los aymara «q´ipa papa» y otro tubérculo llamado batata, de la confusión entre ambos habría surgido la palabra patata que al principio servía para designar ambos tubérculos y sólo más tarde se distinguiría entre patata y batata, esta última una palabra de origen taino, los pueblos indígenas que habitaban el Caribe y la costa venezolana.Uno de los últimos países en introducir la patata en el consumo habitual de su población sería Francia. El naturalista y nutricionista francés Antoine-Augustin Parmentier (1737-1813), había participado en la Guerra de los Siete Años que entre 1756 y 1763 enfrentaría a Europa dividida en dos grandes alianzas, una formada por Prusia, Hanover y Gran Bretaña y la otra por Sajonia, Austria, Rusia, Suecia, España y la propia Francia. Parmentier fue hecho prisionero por los prusianos y durante su cautiverio fue alimentado principalmente con patatas y comprobó que no sólo no eran tóxicas sino  que eran sabrosas y nutritivas . Cuando regresó a Francia insistiría en las bondades del tubérculo que en Francia recibiría el nombre de «pomme de terre» por su aspecto que les recordaba a una manzana, pomme en francés, y consiguió levantar las prohibiciones que pesaban sobre su cultivo.

Y ahora nos trasladaremos a Irlanda, donde desde la década de 1590 se había introducido la patata traída de América por el navegante inglés Walter Raleigh(1554-1618). La patata  se había adaptado a Irlanda particularmente bien en comparación con otras naciones europeas gracias al clima suave y húmedo de la isla. La patata se convirtió en el principal elemento de la dieta de los irlandeses hasta convertirse casi en el único alimento que los irlandeses podían comer. Antes de seguir adelante echemos un vistazo a la situación de la sociedad irlandesa a mediados del siglo XIX, lo que es imprescindible para comprender lo que luego sucedió. Irlanda había estado sometida al dominio inglés desde que en 1171 el rey inglés Enrique II (1133-1189) desembarcara al frente de una gran flota en Waterford . Desde entonces se sucederían los intentos de los irlandeses de recuperar su independencia pero todas ellas fueron sofocadas por los ingleses. A mediados del siglo XIX la isla estaba bajo control inglés como lo había estado durante los últimos ocho siglos . Un censo realizado en 1841 establecía que Irlanda tenía 8.175.124 habitantes y los dividía en cuatro grandes grupos en razón de su riqueza y posesiones. Así estaban en lo más alto de la pirámide social irlandesa los terratenientes y agricultores con propiedades superiores a las veinte hectáreas, artesanos y agricultores cuyas propiedades estaban entre las dos y las veinte hectáreas, a continuación los pequeños propietarios que no disponían de más de dos hectáreas y , finalmente, el grupo más numeroso, aquellos que no tierras tierras y a los que se refería el censo como personas «con medios sin especificar»

Mapa de la actual República de Irlanda que conserva tres de sus cuatro provincias históricas, Munster, Leinster y Connaught, mientras que la cuarta, Ulster, sigue bajo soberanía británica bajo el nombre de Irlanda del Norte. Tiene una extensión de 70.273 kilómetros cuadrados (la República de Irlanda) y una población de poco más de cuatro millones de habitantes. Desde 1171, fecha en la que desembarcó en la isla la flota dirigida por el rey inglés Enrique II, padre de Ricardo I Corazón de León y de Juan Sin Tierra, en la localidad de Waterford  que podéis ver en el mapa en la provincia de Munster en la costa del Mar Céltico y junto a la desembocadura del Suir, Irlanda permaneció dominada por el Reino Unido hasta 1919 cuando declaró su independencia que no sería reconocida hasta 1949. Aunque a lo largo de su historia había intentado en diferentes ocasiones conseguir recuperar la independencia la Gran Hambruna entre 1845 y 1849 sería el detonante que impulsaría el deseo irlandés de sacudirse el dominio británico. Creo que a lo largo de la segunda parte de este relato veremos que razones no les faltaron ante la actitud de los poderosos terratenientes ingleses y la falta de comprensión hacia los sufrimientos de los irlandeses demostrados por el gobierno de Londres (imagen procedente de http://www.lospaises.com.ar )

A los dos últimos grupos, los propietarios de terrenos con menos de dos hectáreas de superficie y los que no tenían terrenos en propiedad, pertenecían el 70% de la población rural irlandesa. La patata no requería un gran esfuerzo para su cultivo ni tampoco para la recolección y era ideal para aquellos que tenían propiedades pequeñas y practicaban una agricultura de supervivencia, viviendo y comiendo de lo que obtenían en sus pequeños huertos. Para mediados del siglo XIX tres millones de irlandeses de los ocho millones que vivían en la isla tenían como único alimento en su dieta la patata y se calcula que cada irlandés consumía seis kilos diarios de patatas , mientras que otros alimentos como la carne , el maíz, el pan o el grano quedaban fuera del alcance de los más humildes y sólo eran productos habituales en las mesas de los terratenientes. Como podéis imaginar , cuando el alimento de una población depende exclusivamente  de un único producto cualquier problema en la cosecha , cualquier caída en su producción , ponía en riesgo a todos sus habitantes y así sucedería con diferentes periodos de hambre que , limitándonos al siglo XIX, había padecido Irlanda en 1807, 1817, 1821, de 1839 a 1834 y 1839, todas ellas debidas a malas cosechas.

Aspecto de una patata infectada por el hongo Phytophthora Infestans que provoca una enfermedad conocida también como tizón tardío o mildiu de la papa . Para propagarse necesitan de temperaturas suaves, por encima de los 10ºC y humedad, y su primera manifestación es la aparición de manchas oscuras en las hojas de la planta . Los tubérculos comienzan a desarrollar también manchas oscuras o marrones como podéis ver en la fotografía y luego la acción de las bacterias provocan su putrefacción. Todavía hoy sigue siendo una plaga de difícil tratamiento y en aquella década de los cuarenta del siglo XIX además de la hambruna irlandesa causaría otra hambruna en Escocia , que también basaba gran parte de su alimentación en las patatas, entre 1846 y y 1857. (imagen procedente de http://www.laopinion.cl )

Pero el problema irlandés era no sólo que su alimentación se basaba en exclusiva en la patata, sino que además utilizaba una única variedad de patata, la Lumpers, que daba un gran rendimiento pero que al no existir una diversidad genética la hacía muy vulnerable a cualquier enfermedad que podría acabar con la cosecha entera. Los primero síntomas del desastre comenzaron en septiembre de 1845, cuando los agricultores observaron una extraña decoloración en las hojas de la planta y los temores de que estuvieran afectadas por alguna enfermedad se  verían confirmados en octubre, cuando se recogieron las cosechas y las patatas estaban podridas. Las había infectado un hongo llamado Phytophthora Infestans, un parásito de la patata y también de los tomates, a los que causaba una enfermedad llamada tizón tardío o mildiu de la papa . Las semillas de este hongo habían llegado a través del mar procedentes de Inglaterra y de Europa continental. La enfermedad se manifestaba en forma de manchas negras en las hojas y luego se extendía hasta el tubérculo , que se pudría.  El año 1845 pudieron salvarlo los campesinos irlandeses gracias al grano importado de América, a la venta del escaso ganado que tenían en propiedad y al consumo de sus reservas, con las esperanzas puestas en que el año siguiente hubiera una buena cosecha de patata. Pero lo peor, como veremos en la segunda parte de esta historia, estaba aún por llegar y significaría el mayor desastre que conocería Irlanda en su historia y el gran y trágico fracaso de una política económica basada en el Laissez Faire, en el dejar hacer al mercado sin admitir la intervención del Estado.