LOS CHACHAPOYAS, UN PUEBLO ENTRE LAS NUBES (SEGUNDA PARTE)

En la primera parte de esta historia conocíamos ayer el origen de la cultura precolombina de los chachapoyas, aquel pueblo que había erigido sus principales enclaves en las cimas más elevadas de la amazonía peruana, como la ciudad de Kuélap, construida a tres mil metros de altura y protegida por una ciclópea muralla de hasta veinte metros de altura. Leímos las descripciones que de ellos hacían los cronistas españoles, un pueblo de hombres de piel blanca , ojos claros y cabellos rubios que se establecieron en las montañas que rodean el valle de Utcabamba hacia el siglo VIII y que se mantuvieron independientes hasta que hacia el año 1470 la expansión del Imperio Inca  dirigida por Túpac Yupanqui (hacia 1440-1493) llegó hasta su territorio y los incorporó al imperio aunque sin destruir su cultura. Gracias a ello los españoles que acompañaron a Francisco Pizarro (1478-1541) tuvieron noticias de aquel pueblo que habitaba en lugares inaccesibles. El silencio caería sobre los chachapoyas hasta el siglo XIX, cuando en el año 1843  un juez de la ciudad de San Juan de Chachapoyas, Juan Crisóstomo Nieto, viajó a aquella región para resolver unos litigios y los lugareños le guiaron por las  las montañas hasta el lugar donde se levantaban aquellas murallas colosales de  Kuélap.
Viajamos luego hasta el siglo XX , recorrimos Kuélap, la ciudad fortaleza o almacén de alimentos o lugar sagrado, ya que todas estas funciones se atribuyeron a aquel enclave arquitectónico construida a tres mil metros de altitud y con más de cuatrocientas edificaciones en su interior y también conocimos a un explorador norteamericano que desde su infancia se había sentido fascinado por el pasado y que realizaría su primera misión de exploración en el Perú en 1957. Se llamaba Douglas Eugene Savoy(1927-2007) e iba a dedicar buena parte de las siguientes décadas a la exploración del territorio de los chachapoyas. Y retomando el hilo de nuestro relato nos encontramos ahora en el año 1964, cuando Carlos Tomás Torrealba Juárez, alcalde de la ciudad de Tayabamba , situada a más de 3200 metros de altura y capital de la provincia de Pataz, al norte del Perú, exploraba otros territorios en compañía de otros hombres de la ciudad donde pudieran desarrollar la agricultura con mejor rendimiento que en el clima más extremo de Tayabamba. Y de esta forma halló  por casualidad otro de los enclaves perdidos de los chachapoyas que se encontraba oculto por la selva y también por la altitud en la que fue edificada, pues el lugar  de su emplazamiento estaba a 2800 metros sobre el nivel del mar.

Fotografía del explorador Gene Savoy, cuyo nombre quedaría siempre ligado a las expediciones en busca de las ciudades perdidas de la cultura chachapoyas. Durante sus años como explorador descubriría dos de los yacimientos arqueológicos más extensos de Perú, ambas dos ciudades chachapoyas, Gran Saposoa y Gran Vilaya, además de dar nombre a otro de los complejos arquitectónicos chachapoyas, el Gran Pajatén. Su espíritu aventurero que le mantuvo recorriendo la selva en busca de nuevas ciudades perdidas cuando ya había sobrepasado los setenta años habría inspirado al director norteamericano Steven Spielberg para crear a su celebre personaje Indiana Jones, incluyendo incluso aspectos de su indumentaria (imagen procedente de http://www.telegraph.co.uk )
Gene Savoy se encontraba en Lima en aquel momento y cuando llegaron hasta él las noticias del descubrimiento hecho por Torrealba se dirigió hacia Tayabamba para que le mostrara el lugar donde se erigía aquellos nuevos restos de la cultura chachapoyas. Acompañado por el propio Torrealba, Gene Savoy emprendió el camino en noviembre de 1965  y después de una dura ascensión por un territorio rodeado por los ríos Huallaga y Marañón, la expedición se encontró en la cima de la colina ante unas murallas que recordaban la de la ciudad de Kuélap,  y al igual que en ésta la entrada a la fortaleza se hacía por un pasillo abierto en la muralla que se iba estrechando a medida que se penetraba en su interior. Una vez dentro los expedicionarios pudieron contemplar  veintiséis construcciones de forma circular , situadas sobre terrazas y conectadas con escaleras, que recordaban a las cuatrocientas que fueron descubiertas en Kuélap , extendiéndose por 20.000 metros cuadrados de superficie. También como en Kuélap sus paredes estaban decoradas con relieves que representaban aves y seres humanos
La expedición hizo noche en la ciudad a la que Gene Savoy daría el nombre de Gran Pajatén,nombre del que no he hallado una explicación de su origen, y después de realizar un primer inventario de lo que allí había decidieron regresar . Gene Savoy, aunque no había sido el descubridor de la ciudadela, si que sería quién la diera a conocer al mundo y el que movería al gobierno peruano a enviar una expedición con el arquitecto Victor Pimentel Gurmendi y el arqueólogo italoperuano Duccio Bonavia , que tres años después regresaría a Gran Pajatén haciendo una descripción detallada del enclave, con las diferentes plataformas sobre las que se hallaban erigidas las construcciones circulares, conectadas entre ellas por escaleras y señalando una particularidad de Gran Pajatén, unos grandes torreones circulares con hasta 15 metros de diámetro. Pero la expedición más importante al Gran Pajatén la dirigiría en los años ochenta el arqueólogo e historiador peruano Federico Kauffmann Doig (1928),director del Museo de Arte y también del que escribió esta descripción del monumental complejo de Gran Pajatén.

Fotografía de los ídolos realizados en relieve en una de las construcciones de Gran Pajatén, oculta entre la vegetación y a más de 2800 metros de altura . Una leyenda rodeaba esta ciudad según la cual estaría repleta de oro , lo que animó a muchos a buscarla, entre ellos al alcalde de la ciudad de  Tayambaba, que la encontraría en 1964 y que luego guiaría hasta ella a Gene Savoy, quién finalmente la bautizó con el nombre de Gran Pajatén en 1965. En el interior de Pajatén se levantan más de una veintena de construcciones circulares , como las halladas en Kuélap . No había oro en Pajatén como anunciaba la leyenda, pero si permanecía vivo el misterio que rodea a todas las construcciones de los chachapoyas (imagen procedente de http://wiki.sumaqperu.com
«Lo que distingue de modo inequívoco a Pajatén es el carácter portentoso de su arquitectura y la abundancia de y gran variedad de los motivos simbólico-decorativos  expuestos en las paredes de algunos de sus recintos. Con todo, la arquitectura de Pajatén no difieren en gran manera de la que desarrolló la cultura chachapoyas, tanto la pública como la de culto y funeraria. Entre los torreones se abren paso plazoletas embaldosadas. Dos de éstas están provistas de sendas huancas, o piedras de carácter mágico-religioso, alargadas e hincadas en el suelo. De acuerdo a estudios del autor, en el área inca estos monolitos simbolizaban falos , que al ser hundidos en el suelo aludían a la fertilidad» De esta forma, después de Kuélap se desvelaba ahora otra de las enigmáticas construcciones de los chachapoyas, también en una cumbre, también olvidada durante siglos después de la conquista española , oculta entre la vegetación y la niebla de las cumbres y una vez más el misterio inexplicado por el que los chachapoyas erigieron esas construcciones en las cimas de las montañas y cual era su uso ¿almacenes, centros ceremoniales, lugares sagrados, fortificaciones? Sobre la ciudad de Kuélap, la de las cuatrocientas estructuras, escribiría también Kauffman Doig, considerándolo un enclave mágico de la cultura chachapoya

Fotografía de uno de los torreones circulares de Gran Pajatén, decorados con figuras humanas y animales, alas de cóndor y otros elementos ornamentales cuyo significado simbólico nos es ignorado aunque se le han dado diferentes interpretaciones. A pesar de las hipótesis que tratan de explicar el motivo por el que los chachapoyas construyeron ciudades monumentales a una gran altura continúa sin tener una respuesta que resuelva todas las interrogantes. Aún en el año 2000 Savoy descubriría la mayor de estas ciudades, por lo que quizás todavía podamos hallar la respuesta explorando las cumbres selváticas del antiguo territorio de los chachapoyas (imagen procedente de http://www.juanjui.com )
«Kuélap debió ejercer como sede de rituales , para los que debieron destinarse espacios especiales en el conjunto monumental. La puerta de entrada y el pasaje en rampa que conducía a los depósitos podrían haber evocado una vagina  la ciudad entera simbolizar las entras de la Pachamama» La Pachamama es un termino quechua que significa Madre Tierra, la deidad principal de los pueblos andinos y que  se refiere al planeta entero como un enorme organismo vivo, algo muy parecido a la Teoría de Gaia del científico británico James Lovelock (1919) que contempla nuestro planeta como un organismo vivo formado por todos nosotros . Nos sigue contando Kauffman Doig sobre los ritos que los chachapoyas podrían haber desarrollado en lugares como Kuélap o Gran Pajatén «Los rituales estaban probablemente dirigidos ante todo a exorcizar las catástrofes atmosféricas originadas por el fenómeno El Niño , por cuanto éstas afectaban a la producción de los alimentos y hacían asomar el fantasma del hambre.» El fenómeno del Niño, aunque seguro que lo conocéis,  se produce por la irrupción ocasional de aguas superficiales cálidas en el Pacífico junto a las costas de Perú y Ecuador , algo que sucede a intervalos irregulares de tiempo cada cinco u ocho años, con efectos en ocasiones catastróficos provocando sequías, inundaciones y que puede hallarse detrás de la desaparición de algunas culturas precolombinas,e incluso el Imperio Inca se vio azotado por una época de hambruna y pestes por los efectos del Niño hacia el año 1460.
Por eso es fácil entender el temor que debían sentir pueblos como los chachapoyas ante lo que debían considerar un enfado de Pachamama, y rogaban a otras entidades protectoras a las que llamaban Apus que identificaban con montañas vivientes en su región con capacidad para influir sobre el destino de los hombres. Así nos lo cuenta Kauffman «Quien debía escuchar las súplicas y en reciprocidad mostrarse benevolente, evitando que sobrevinieran los azotes climáticos, debió de ser imaginado como el numen que gobernaba sobre los fenómenos atmosféricos. Una especie Dios del Agua que es materializado en los Apus: cimas imponentes o relieves montañosos» Para que todo funcionara bien y no faltara alimento era necesario lograr la armonía entre Pachamama y los Apus o dioses del Agua «La tierra fértil la encarnaba la Diosa Tierra o Pachamama, que del mismo modo recibía veneración, puesto que se la tenía como la donante directa de los alimentos, siempre y cuando su consorte, el Dios del Agua, la fecundara con sus lluvias en la medida y en el tiempo apropiados» Este era el Universo mágico en el que se desarrollaba la vida de los chachapoyas, que tal vez construyeran sus fortalezas en las cumbres para hallarse más cerca de sus dioses.

Fotografía de los Pinchudos, los ídolos de madera que el campesino Santos Escobedo halló en 1976  casualmente mientras buscaba oro en la selva. Son los únicos ídolos hechos en madera que se han conservado de una cultura precolombina gracias al microclima que favorece su preservación en el lugar donde se hallan los mausoleos en los que se encuentran estas figuras .Los cinco ídolos que se conservan son de 60 centímetros de alto , hechos de madera muy dura y representando a hombres desnudos, dotados de grandes genitales, con los brazos cruzados sobre el pecho y las piernas ligeramente  recogidas. Los mausoleos están incrustados contra la pared de roca que les protege de la lluvia y ha permitido su mejor conservación.(imagen procedente de http://www.juanjui.com )
Años después del descubrimiento de Gran Pajatén, y también de forma casual , un campesino llamado Santos Escobedo ,que iba con otro grupo de campesinos de la provincia de Pataz en busca de tesoros ocultos en la selva o yacimientos de oro que resolvieran su estado de pobreza, encontraría en un lugar muy próximo a Gran Pajatén unos extraños ídolos de madera que representaban hombres desnudos y dotados de grandes genitales , mientras sus manos y brazos reposaban sobre el pecho . Eran los guardianes de una necrópolis que se hallaba en el interior de una gruta . Santos Escobedo moriría apenas unos días después de su descubrimiento y habría que esperar hasta 1980 cuando el peruano  Instituto de Arqueología Amazónica organizó una expedición en la que contemplaron aquellos ídolos y les dieron un nombre acorde con las dimensiones de sus genitales, como recoge el informe de la expedición «Grande sería nuestra sorpresa al hallar los mentados ídolos in situ e intactos, colgando de la pared exterior de un mausoleo. Nuestros macheteros, al verlos , los llamaron «pinchudos» por los genitales prominentes que ostentan. Y así también los nombramos nosotros que fuimos los primeros arqueólogos que llegamos al lugar, los estudiamos, y  difundimos su existencia».

DOCUMENTAL SOBRE LA CULTURA CHACHAPOYA(partes 2-3-4-5-6)

En el artículo de ayer os incluía la primera parte de este documental que recorre todos los descubrimientos arqueológicos que hemos ido conociendo en este relato . Es largo, pero creo que merece la pena. El resto del documental lo incluyo al final de este artículo

Pero no acababan los descubrimientos de restos de la cultura chapapoyas y de nuevo Gene Savoy protagonizaría en 1985 uno de los más espectaculares , el de las miles de construcciones que se encontraban ocultas por la selva en el valle de Gran Vilaya. En el libro  «La Maldición de los exploradores» del escritor español Lorenzo Fernández se recoge esta descripción de lo que encontró en aquel valle próximo a Kuélap, en el corazón del territorio chachapoya «Los edificios de la ciudad se elevan sobre la cresta de la montaña al menos a lo largo de veinticinco millas. La expedición calcula que hubo diez mil trescientas cincuenta estructuras de piedra en la red defensiva que se levantó a lo largo de la cresta, y trece mil edificios de piedra más en los tres lugares principales de la ciudad. Las estructuras de piedra , algunas de casi cuatro metros de longitud , fueron construidos sobre terrazas  que van hasta las laderas de la montaña como escaleras. En el complejo hay sorprendentes edificios circulares con puertas, ventanas, paredes y nichos. Las paredes se elevan tan alto como un edificio de quince pisos»  Una vez más los chachapoyas volvían a asombrar con el tamaño colosal de sus construcciones, con estructuras de quince pisos erigidas en la cumbre de una montaña y además en un número casi inimaginable de millares de edificios.Recordemos que hablamos de una época anterior al Imperio Inca

Las ruinas de Gran Vilaya, descubierta en 1985 por Gene Savoy. Esta formado por varios yacimientos arqueológicos correspondientes a poblaciones que estaban unidas entre sí en una superficie de seis hectáreas como Escalera, el Mortero, el Obispo o Cacahuasha que incluyen miles de construcciones.  Contemplar estas fotografías de las ciudades perdidas de los chachapoyas nos recuerdan las imagenes que todos tenemos de las películas en las que exploradores  valerosos se adentran en la selva para encontrar reinos de leyenda. (imagen procedente de http://www.phfawcettweb.org )

Ese mismo año de 1985 la expedición dirigida por el arqueólogo Federico Kauffmann, al que ya hemos encontrado en el transcurso de esta historia , descubriría otro de los restos fascinantes  de los chachapoyas, los conocidos como Sarcófagos de Carajía . Los chachapoyas tenían por costumbre enterrar a sus muertos en ataudes que adoptaban la forma humana y los Sarcófagos de Carajía son los mejor conservados de esos ataúdes, aunque para acceder a ellos los arqueólogos tuvieron que escalar una pared vertical de 24 metros de altura, lo que probablemente impidió que fueran destruidos por los saqueadores,  para enfrentarse a aquellos ataúdes de más de dos metros y medio de altura , que parecían dirigir la mirada hacia sus descubridores. Eran un total de siete sarcófagos , aunque sólo se mantenían en pie seis de ellos pues uno había sido derribado posiblemente por un terremoto que afectó a la región en 1928, pero al estar  unidos unos con otros al caer había roto parte de los sarcófagos vecinos y a través de los huecos abiertos los arqueólogos pudieron contemplar su interior, donde había una momia sentada y encogida sobre sí misma envuelta en telas y acompañada con cerámicas y ofrendas para el difunto.

Fotografía de los Sarcófagos de Carajía donde podéis apreciar como hay seis sarcófagos y la ausencia de uno de ellos que se supone que debió caer al abismo en 1928 después del terremoto que sacudió la región. Así contaba en 1984 el arqueólogo peruano Federico Kauffmann como era esta necrópolis que ya otros aventureros habían explorado pero que , por primera vez, eran descritas e inventariadas «Era el 23 de junio de 1984 cuando de pronto se presentó ante nuestros ojos un cuadro espectacular, jamás imaginado, y que daba la sensación de ser irreal. Estábamos frente a la gruta que cobija a los sarcófagos más conspicuos de todos cuantos fueron construidos por los antiguos chachapoyas. Una apreciación del conjunto de los sarcófagos de Carajía permite advertir que su apariencia humana se debe a la cabeza máscara que portan. Caímos en la cuenta que los sarcófagos evocan los contornos de un falo, correspondiendo la cabeza máscara a lo que sería el glande.» (imagen procedente de http://simplementeleymebamba.blogspot.com )

Y aún quedaba otro descubrimiento más de la cultura chachapoyas, el mayor y más extenso conjunto de ruinas de esta cultura, el conjunto del Gran Saposoa, que sería descubierto por nuestro arqueólogo y explorador favorito Gene Savoy, que nos ha acompañado durante todo este relato como una especie de Indiana Jones real , e incluso se dice que el director Steven Spielberg(1946) se inspiró en Savoy para sus películas sobre Indiana Jones . Era el año 2000, cuando Gene tenía ya setenta y tres  , y exploraba el territorio del peruano distrito de Saposoa perteneciente al Departamento de San Martín. Oculta entre la selva y a 2800 metros de altura Savoy encontró otra gran metrópoli amurallada formada por la unión de cinco ciudadelas que habían albergado a una población de entre seis mil y diez mil habitantes protegidos por murallas que sobrepasaban los diez metros de altura. Se estimó su antigüedad en mil trescientos años, casi al comienzo de la cultura chachapoyas. Una vez más los edificios circulares, las murallas ciclópeas y las cumbres que convirtieron a a los chachapoyas en un auténtico pueblo entre las nubes. Sería la última expedición de Savoy que moriría el 14 de septiembre de 2007 dejando para siempre su nombre unido a esta misteriosa cultura , que abandonó los valles para vivir en las montañas, construyendo ciudades monumentales protegidas por murallas de tamaño colosal  sin que todavía conozcamos el motivo de su construcción ni como pudieron hacerlas. Quizás la respuesta al misterio de los chachapoyas aún se halle oculto por la selva, en una cima aún no alcanzada por un nuevo Gene Savoy . Como dijera el escritor francés Pierre Loti «Vivimos en una pequeña isla de luz rodeada de un insondable y tenebroso piélago de misterio.» y son estos misterios los que despiertan en nosotros el afán de aventura que anima el espíritu del explorador

 

DOCUMENTAL SOBRE LA CULTURA CHACHAPOYA(partes 7 a la 12)

Termino este artículo con la parte final del documental sobre la cultura Chachapoya. Espero que este artículo haya despertado vuestra curiosidad sobre esta enigmática cultura que yo apenas conocía y que, sin embargo, es de una gran riqueza y que aún conserva muchos enigmas por resolver

LOS CHACHAPOYAS, UN PUEBLO ENTRE LAS NUBES (PRIMERA PARTE)

Cuando hablamos de América y los pueblos y culturas que encontraron los españoles cuando iniciaron su expansión por el continente nos vienen a la mente principalmente tres nombres, incas, aztecas y mayas. Los dos primeros porque representan los imperios más poderosos a los que se tuvieron que enfrentar los conquistadores, Hernán Cortés(1485-1547) contra el Imperio Azteca y Francisco Pizarro(1478-1541) contra el Imperio Inca y en cuanto a la cultura maya, aunque su época de esplendor hacia siglos que ya había pasado y lo que encontraron los españoles era apenas una sombra de lo que llegaron a ser, nos quedaron sus monumentales ciudades que poco a poco serían descubiertas entre las selvas que las ocultaron después de que fueran abandonadas por motivos que aún hoy desconocemos . Pero había otras culturas precolombinas , algunas desaparecidas hacía siglos y que sólo dejaron ruinas y enigmáticos restos arqueológicos, como la cultura olmeca, y también otras culturas antiguas habían logrado sobrevivir al paso del tiempo y a las conquistas de pueblos más poderosos, y entre esas culturas se encontraba el pueblo chachapoya, una cultura que sólo a partir del siglo XX comenzó a ser conocida con más profundidad y que es una de las más extrañas y originales entre las culturas precolombinas. O invito hoy a que me acompañéis para descubrirla junto a los hombres que en el pasado siglo siguieron sus huellas hasta las cumbres del Amazonas andino.
¿Quienes eran los chachapoyas? Este era el nombre que los españoles que acompañaban a Pizarro en la conquista del Imperio Inca dieron a un pueblo que habitaba una región que en la actualidad corresponde al Departamento del Amazonas en Perú, el valle de Utcabamba recorrido por el río del mismo nombre , afluente del río Marañón. El nombre de Utcabamba es una palabra quechua que significa «pampa de algodón» y era este un valle particularmente fértil donde se daba bien la yuca, el maíz, el arroz, la caña de azúcar y el plátano. En este valle se asentaron los chachapoyas, , un pueblo milenario pero que nacía como cultura hacia el siglo IX de nuestra era , y comenzaron a explotar el valle al tiempo que también iniciaron un proceso de erosión y destrucción del medio pues, como aún hacen hoy algunos de nuestros agricultores, cada año quemaban nuevas parcelas de tierra que arrebataban a la selva para cultivar en ellas hasta que la tierra, erosionada, dejaba de producir y se veían obligados a seguir quemando nuevas tierras.

Mapa con la situación de la actual provincias de Chachapoyas dentro del Perú , una de las siete que forman parte del Departamento de Amazonas con capital en la ciudad de San Juan de la Frontera de los Chachapoyas y con un territorio que coincide en gran parte con el que gobernaron los chachapoyas durante , aproximadamente, los siglos VIII al XV, hasta que fueron conquistados por las tropas del inca Túpac Yupanqui hacia 1470. Un pueblo cuyo rasgo más sorprendente, además de la blancura de su piel y los tonos claros de sus cabellos y ojos, es el lugar donde construían sus ciudades , en la cima de las cumbres amazónicas peruanas a alturas de hasta tres mil metros (Imagen procedente de http://www.go2inkas.com ) 
Pero cuando llegaron los españoles los chachapoyas ya no vivían en los valles, tal vez porque los habían erosionado tanto que tuvieron que buscar otro lugar donde vivir o quizás tratando de hallar un sitio a salvo de ataques de otros pueblos. Ahora habitaban fortalezas construidas  cerca de las cumbres  a casi tres mil metros de altura. En realidad su nombre , chachapoyas, fue el nombre que les dieron los españoles derivados del que usaban los incas para designarlos, «Sachapuyas» que significa «los hombres de la niebla» o «los habitantes de las nubes» pues allí es donde estaban sus edificaciones, entre las nubes y los españoles que les conocieron dejaron testimonio de que nunca bajaban al llano y al valle del Utcabamba pues creían que una vez que atravesaran el manto de nubes que les protegía de la vista de intrusos sus casas próximas al cielo  quedarían a merced de los demonios que , en sus creencias, habitaban las tierras bajas. Sin embargo, a pesar de hallarse en lugares tan inaccesibles, no lograron escapar de la dominación inca , pues hacia el 1470 los chachapoyas tuvieron que someterse al décimo gobernador inca, Tupac Yupanqui(hacia 1440-1493) , hijo y sucesor del considerado por algunos historiadores como el Alejandro Magno de los incas, Pachacútec(hacia 1400-1471), pues bajo su gobierno comenzó la gran expansión del Imperio Inca.
Su hijo, Tupac Yupanqui, no iba a detener la política de conquistas iniciada por su padre, lo que le llevaría hacia el norte hasta las tierras del actual Ecuador,  y también realizaría una importante labor de gobierno, realizando el primer censo general de las tierras dominadas por los incas, incrementó la red de caminos que conectaban los diferentes puntos del cada vez mayor imperio inca, difundió el culto al Sol , estableció los tributos a pagar por los pueblos conquistados, construyó nuevos templos y palacios y desarrolló incluso un nuevo calendario basado en el Sol. Sus súbditos le llamaban «el Resplandeciente» , pero no es su labor como gobernante lo que hoy nos interesa sino la campaña que dirigió hacia el norte del actual Perú , donde se encontraba, entre otros reinos, el de los Chachapoyas. La historiadora peruana Patricia Temoche(1971) nos cuenta en su obra «Breve Historia de los Incas», como los chachapoyas se vieron sorprendidos y derrotados por los incas  de Tupac Yupanqui

En este mapa se aprecia la expansión del territorio inca desde el siglo XII, cuando se establecen en la ciudad de Cuzco, hasta la máxima extensión en el siglo XVI cuando llega a su territorio los primeros españoles dirigidos por Francisco Pizarro. Dirigió una campaña militar al frente de unos cuarenta mil hombres con los que conquistaría una gran extensión de territorio que formaría una de las cuatro entidades territoriales en las que estaba dividido el Imperio Inca, el Chinchaysuyu o Provincia del Norte , que se sumaba al Continsuyu,Antisuyu y Collasuyu que juntas formaban el nombre en quechua del Imperio Inca, el Tahuantinsuyu o «las cuatro regiones». Entre los pueblos conquistados durante esa campaña estaban los Chachapoyas que se vieron sorprendidos por la capacidad militar inca, pues se sentían a salvo en sus ciudades en las cumbres  
Hay que decir que los chachapoyas se sentían tan seguros en sus poblaciones en las montañas que se permitieron rechazar las propuestas de alianza que les había hecho Túpac Yupanqui . Escribe Patricia Temoche «Así llegaron al territorio de los mágicos Chachapoyas, hombres guerreros y fuertes , respetados en los Andes del norte  por su valentía y coraje. Su curaca (curaca es una palabra quechua para designar al jefe político  de una comunidad, como un cacique) Chuqui Sota no aceptó los repetidos requerimientos de alianza. No podía creer que un ejército que llegase de tan lejos pudiera vencerlos» Pero Túpac Yupanqui había pensado la forma de vencer la resistencia de este pueblo hasta entonces inconquistable «La estrategia militar vino acompañada de una estrategia política, los incas rompieron las alianzas entre el curaca de Chachapoyas con los pueblos vecinos. Divide y vencerás. La historia popular cuenta que estamos frente a una de las acciones belicosas más sangrientas de la historia incaica» Finalmente la resistencia de los chachapoyas fue vendida y «Poblaciones enteras de Chachapoyas fueron dispersadas por todo el Tahuantinsuyu(voz quechua que significa «las cuatro regiones» haciendo referencia a las cuatro partes en que dividían el Imperio Inca). Se supo de grupos llegados hasta el altiplano andino»
Pero a pesar de la derrota los incas no tenían por costumbre destruir los pueblos y culturas conquistados, sino que los asimilaban y obtenían tributos de ellos, y lo mismo sucedió con los chachapoyas y fue eso lo que permitió que los conocieran los españoles apenas sesenta años después de la campaña de conquista Túpac Yupanqui. Las primeras referencias escritas a su cultura se la debemos a cronistas como Pedro Cieza de León (1518-1554) que entre 1536 y 1541 había participado en la conquista y exploración del territorio de lo que hoy es Colombia,  estando presente en las fundaciones de ciudades colombianas  como Cartago o Antioquía . Después de permanecer durante unos años al frente de una encomienda que le había sido concedida , Cieza de León acompañó al  sacerdote, político, diplomático y militar Pedro de la Gasca(1493-1567) que viajaba hacia Perú en representación del rey para ordenar aquel territorio sumido en enfrentamientos desde el asesinato de Francisco Pizarro en 1541. Sería en Perú donde Cieza de León iniciaría su actividad como cronista , describiendo  lo que fue observando durante su recorrido por los antiguos dominios incas y que luego publicaría en 1553 en su «Crónica del Perú»

DOCUMENTAL SOBRE LA CULTURA CHACHAPOYAS (PARTE 1)

Para que conozcáis el entorno natural donde se desarrolló la cultura Chachapoyas .Aquí os incluyo la primera parte de este documental que me ha parecido muy interesante . Mañana, en la la continuación de este relato os incluiré la segunda parte que completará la información. Los paisajes de esta región peruana son de una belleza impresionante y más aún los enclaves donde los chachapoyas erigieron sus construcciones.

En esta obra encontramos la siguiente descripción de los chachapoyas «Son los más blancos y agraciados de todos cuantos yo he visto en las Indias que he andado, y sus mujeres fueron tan hermosas que por serlo, y por su gentileza muchas de ellas merecieron ser de los incas y ser llevadas a los templos del Sol.Andan vestidas ellas y sus maridos con ropas de lana y por las cabezas solían ponerse llautos, que son señal que traen para ser conocidas en todas partes» Imagino que os llamará la atención la referencia que hace al color de su piel , «los más blancos y agraciados de todos cuantos yo he visto». Pero no sería Cieza de León el único en referirse así a los chachapoyas, también lo haría otro cronista posterior, Gómez Suárez de Figueroa,  más conocido como el Inca Garcilaso de la Vega(1539-1616) autor de «Comentarios Reales de los Incas»  y de «Historia General del Perú» en las que relata la vida de los pueblos del Perú antes de la llegada de los españoles . Sobre los chachapoyas escribirá Garcilaso de la Vega que  eran hombres de piel rosada, ojos claros y cabellos rubios, lo que resulta muy sorprendente si tenemos en cuenta como eran los pueblos que les rodeaban, con un aspecto del todo diferente

También escribe el Inca Garcilaso sobre su religión y costumbres «Estos chachapoyas adoraban a las culebras y tenían al ave cúntur por su principal dios. Traen estos indios por tocado y divisa en la cabeza una honda, por la cual son conocidos  y se diferencian de otras naciones ; y la onda es de diferente  hechura  que lo que usan otros indios, y es la principal arma que en la guerra usaban , como los antiguos mallorquines» En efecto, los mallorquines procedían de la isla de Mallorca, en el archipiélago de las Baleares en España y fueron utilizados como honderos por ejércitos como el liderado por el general cartaginés Aníbal Barca(247-183 a.C) contra Roma en el marco de la segunda guerra púnica  y parece ser que los chachapoyas tenían la misma habilidad que los baleares. Otro cronista y fraile agustino , Antonio de la Calancha(1584-1658), autor de una «Crónica moralizada del Orden de San Agustín en el Perú» , también escribe sobre los chachapoyas y sus creencias religiosas «Estos indios que habitan en montañas adoran una estrella que llaman Chuquichincay, porque de ellas y otras que la acompañan se forma una figura de estrellas que parece tigre a sus ojos; se cree que es que nosotros llamamos signo de León, que consta de 27 estrellas muy lucientes» y añade «adoran estas estrellas, que dicen es tigre, porque les defienda de estos animales.»

Situación de la ciudad perdida de Kuélap, que no sería redescubierta para el mundo hasta el año 1843, ya que hasta esta fecha sólo los que vivían en las cercanías conocían su existencia. Los relatos sobre ciudades perdidas en la selva , como la ciudad inca de Vilcabamba , la última capital del Imperio Inca en la que gobernaron los últimos cuatro emperadores incas después de la muerte de Atahualpa, eran considerados en su mayor parte como leyendas o mitos sin base real, pero el descubrimiento de Kuélap por el juez Juan Crisóstomo , que además regresó con una prueba, una momia de cabello rubio y elevada estatura, despertó el interés de otros investigadores y arqueólogos que emprenderían la búsqueda de nuevos enclaves chachapoyas (Imagen procedente de http://www.arqueologiadelperu.com.ar )
En este punto del relato ya hemos visto algunas de las particularidades de esta enigmática cultura que se había establecido en las cumbres de las montañas, que tenía piel clara, cabello rubio y ojos claros , que se habían distinguido durante siglos por ser feroces y valientes guerreros hábiles con el uso de la honda y adoraban a una estrella llamada Chuquichincay. Se estimaba que la población de chachapoyas en el momento de la llegada de los españoles podía alcanzar los 400.000 aunque apenas unos años después quedó reducida a no más de treinta mil, si bien las cifras de esta época siempre hay que mirarlas con precaución y en otras fuentes que relatan la conquista del territorio de los Chachapoyas por Túpac Yupanqui se dice que la población era de cuarenta mil. Pero ahora tenemos que dar un salto en el tiempo , porque los grandes descubrimientos sobre la cultura chachapoya no se darían durante los primeros siglos de dominación española, sino cuando Perú ya había conseguido su independencia. Así, en 1843  el Juez de Primera Instancia de la provincia de Luya con sede en la ciudad de San Juan de Chachapoyas, Juan Crisóstomo Nieto, estaba visitando la zona del valle del Utcabamba para resolver unos litigios, cuando los lugareños se ofrecieron a acompañarle para mostrarle las ruinas de una ciudad en las montañas.
Lo que Juan Crisóstomo contemplo después de más de ocho kilómetros de recorrido y salvando un desnivel de mil metros hasta alcanzar los tres mil metros de altura, era Kuélap, una de las ciudades perdidas de los chachapoyas, que permaneció oculta por la dificultad para llegar hasta ella y también por los bosques que la rodean y la frecuente lluvia que envuelve en niebla y nubes sus edificaciones. Ante los ojos de Juan Crisóstomo se erigían centenares de construcciones protegidas por una colosal muralla de casi veinte metros de altura . Gracias al descubrimiento del juez se despertó de nuevo el interés por la cultura chachapoyas y por buscar nuevos restos de sus ciudades en las montañas, pero habría que esperar hasta el siglo XX y nuevos exploradores y arqueólogos  para estudiar mejor Kuélap y descubrir otros yacimientos que convierten a los chachapoyas en una de los pueblos más enigmáticos de la América precolombina. Uno de estos hombres sería el arqueólogo norteamericano  Adolph Francis Alphonse Bandelier(1840-1914) quién a partir de 1892 recorrería Ecuador , Bolivia y Perú y visitaría también Kuélap, como haría durante la década de los años treinta del siglo XX el francés Louis Langlois.

Fotografía de la muralla que protege la ciudad de Kuélap, de veinte metros de altura y situadas a tres mil metros de altitud, lo que hace aún más impresionante sus dimensiones que llevan a preguntarse a arqueólogos y exploradores como lograron llevar hasta esa altura las cientos de miles de toneladas de piedra que necesitaron los chachapoyas para construir esta y otros enclaves importantes para su cultura y otra incógnita ¿cual era su destino?¿fortaleza,centro ceremonial, depósito de alimentos, lugar de refugio? Quizás todas las alternativas sean validas y ninguna excluyente, y se mantiene vivo  el enigma de estas construcciones anteriores probablemente en cuatro siglos a la llegada de los incas hasta allí, pues se estima que podría haber sido construida en el siglo XI  (imagen procedente de http://sobre-peru.com )
Pero si hubo un hombre que se sintió fascinado por la cultura chachapoyas y dedicó décadas de su vida a explorar la selva y las montañas en busca de restos de su cultura fue el explorador norteamericano Douglas Eugene Savoy(1927-2007). Nacido el once de mayor de 1927 en la localidad de Billingham , en el estado norteamericano de Washington, desde su infancia Gene Savoy, como sería conocido después, se sintió fascinado por la historia y los relatos de las expediciones arqueológicas. Sin embargo, en un primer momento parecía dirigir sus pasos hacia la religión ingresando en la Universidad Jesuita de Portland pero abandonó pronto sus intenciones para centrarse en los estudios de la historia, las tradiciones y religión de los pueblos precolombinos. En 1957, con treinta años de edad , fue invitado a dirigir una expedición arqueológica en el Perú que finalmente sería suspendida, pero mientras estaba allí llegó a oídos de Gene Savoy la historia de Juan Crisóstomo y las expediciones de otros arqueólogos y exploradores al complejo arquitectónico de Kuélap, y tomo la decisión de quedarse en Perú y ver aquella extraordinaria ciudad con sus propios ojos y tratar de descubrir otros enclaves de los chachapoyas.
Para describiros la ciudad de Kuélap voy a recurrir a la descripción que de ella hace el periodista y escritor español  Lorenzo Fernández Bueno en su obra «La maldición de los exploradores» en la que relata su visita señalando la dificultad para llegar hasta la ciudad incluso usando vehículos «La pista es un auténtico barrizal. En algunos tramos, con abismos de más de dos mil metros de alturas y apenas metro y medio de ancho. La ciudad perdida se atisba entre la neblina, olvidada por los siglos» Una vez abandonados los vehículos hay que salvar todavía un fuerte  desnivel que conduce hasta la ciudad, cuyo nombre significa «Lugar frío»  pues aunque se halla en el Amazonas, la altura de tres mil metros en la que se halla construida le proporciona un clima seco y frío por las noches. Y ante ellos aparece la ciudad «Y así, ante nosotros aparecía el muro ciclópeo que viera Crisóstomo más de siglo y medio atrás, una muralla de piedra de veinte metros de altura que rodea la ciudad en los más de quinientos metros de largo por ciento veinte de ancho» Y a continuación describe como es la entrada a la ciudad «El acceso al interior del recinto se realiza por un sendero entre dos muros enfrentados de unos tres metros de ancho que va estrechándose hasta poco más de medio metro, lo justo para que sólo se pudiese entrar en fila india»

Este esquema de la ciudad de Kuélap me parece muy completo y útil para entender como era la ciudad. En este caso , el autor del diagrama parte de la premisa de considerar a Kuélap no una ciudad , sino un gigantesco almacén de alimentos que se conservarían en las más de cuatrocientas edificaciones que se hallan dentro del recinto y que se emplearían para conservar el grano y otros alimentos . También veis el estrecho corredor que describe el periodista y escritor Lorenzo Fernández en la descripción que os ponían antes, donde un soldado podría defender la entrada de un intento de ataque. Las paredes de las construcciones interiores, que no disponían de ventanas , estaban decoradas con trazos en forma de rombo. De todas formas el esfuerzo que tuvieron que hacer para levantar esta monumental construcción parece excesivo para un almacén de alimentos e incluso para un lugar ceremonial . Hay que tener en cuenta que el volumen de piedra necesario para construirla triplica a la utilizada para levantar la pirámide de Keops , más difícil aún cuando estas piedras tienen que llevarse hasta la cima de una montaña a tres mil metros de altura  (Imagen procedente de http://historiauniversalyperuana.blogspot.com )
Sin duda era una precaución defensiva de los chachapoyas  . Una vez en el interior se pueden contemplar más de cuatrocientas construcciones circulares de las que se conservan los cimientos y que  debían estar cubiertas por un tejado cónico de paja que no ha llegado hasta nosotros. Dentro del recinto destacan tres construcciones el Tintero , un torreón que tiene forma de botella invertida  y en cuyo interior se descubrió un gran número de enterramientos, la Atalaya, que es otra gran torre y el Castillo que se presume que podría ser la residencia de los nobles. En el interior de cada una de las casas se encuentra «una especie de tubos que se hundían en la tierra aproximadamente tres metros y tenían cincuenta centímetros de diámetro. Aquello era parecido a los depósitos en los que los incas almacenaban el grano . Pero lo que allí se guardaba no eran precisamente alimentos: en el fondo de estos improvisados almacenes había huesos humanos» Kuélap quizás no fuera una fortaleza, o al menos no solo eso, sino también un lugar de refugio y un centro sagrado y ceremonial. Pero lo que sorprende de esta ciudad monumental es como pudieron  construirla,como escribe Lorenzo Fernández  «El porqué levantaron esos enormes muro continúa siendo un misterio. Se movieron y tallaron más de setecientas mil toneladas . Y esta titánica labor la llevaron a cabo unas gentes que , al igual que los incas , no conocían la rueda y, en consecuencia, tampoco la polea, imprescindible para elevar los bloques más pesados»

Fotografía del interior de Kuélap, donde podemos ver los cimientos circulares de los más de cuatrocientos edificios que contiene la fortaleza. y en el centro una de las construcciones con el techo de paja y sin ventanas, por lo que parece que no estaban hechas para ser habitadas  Lo inhóspito de la selva que la rodea y la altura sobre la que se halla construida hacían casi imposible el acceso hasta ella, pero aún así construyeron las ciclópeas murallas de veinte metros de altura que aún hoy la siguen defendiendo mil años después de su construcción (imagen procedente de http://lacomunidad.elpais.com )
Además del enigma de como fueron capaces de transportar hasta allí los cientos de miles de toneladas de piedra que fueron necesarias para su construcción hay que subrayar la habilidad de sus arquitectos que dotaron a Kuélap de un perfecto sistema de drenaje del agua para evitar que se inundara con las constantes lluvias que  tenía que soportar a esa altura y también como se lograba abastecer de agua a la población , tan alejada de cualquier corriente de agua, aunque es posible que alguno o varios de los recintos se utilizara como depósitos de agua . Sea como fuere, poco más sabemos sobre el motivo por el que Kuélap fue construida a tres mil metros de altura aunque si se estima que su construcción es muy anterior a la llegada de los incas y se aventura que podría datar del año mil . No es de extrañar que esta enigmática ciudad y el misterio sobre el origen de los chachapoyas, aquellos hombres de piel más blanca que el resto de indígenas, de cabellos y ojos claros que se habían establecido allí mucho antes de la llegada de los incas atrajese la atención de hombre como Gene Savoy e impulsase a la organización de nuevas expediciones arqueológicas , aunque el siguiente descubrimiento no se debió a ningún explorador ni a ningún arqueólogo, sino al alcalde de la localidad de Tayabamba. Pero de la historia de su descubrimiento y de las exploraciones de Gene Savoy hablaremos mañana en la segunda parte de esta historia sobre los enigmáticos chachapoyas.