CUANDO LA VIDA NO ES UN VALOR RENTABLE

María Sklodowska, a la que reconocemos mejor con su nombre de casada, Marie Curie (1867-1934) , recibiría en 1903 el Premio Nobel de Física compartido con su marido Pierre Curie(1852-1906) y Henri Becquerel(1852-1908) «en reconocimiento de los extraordinarios servicios rendidos en sus investigaciones conjuntas sobre los fenómenos de radiación» y en 1911 recibía el Premio Nobel de Química «en reconocimiento de sus servicios en el avance de la Química por el descubrimiento de los elementos radio y polonio, el aislamiento del radio y el estudio de la naturaleza y compuestos de este elemento». Se había convertido en la primera mujer en recibir un Premio Nobel y en la primera persona en recibir dos premios Nobel en diferentes áreas, el de Física y el de Química, lo que la convertía en una de las grandes científicos del siglo XX. Pero Marie Curie era aún más que un gran científico, era un gran ser humano que no quiso patentar ninguno de sus descubrimientos, lo que la habría reportado grandes beneficios y permitió que fueran usados libremente por los demás científicos. Escribió «No podemos confiar en construir un mundo mejor sin mejorar a los individuos, ya que nuestro deber particular es el de ayudar a aquellos a quienes podemos ser útiles» y lo importante es que sus palabras fueron respaldadas con la forma en que actuó durante su vida, una vida que acabaría por una anemia aplásica causada por sus investigaciones que donó a la humanidad.
Muchos años después, entre 1986 y 1988 el investigador colombiano Manuel Elkin Patarroyo(1946) desarrollaba una vacuna sintética para prevenir la malaria. Su descubrimiento atrajo la atención de los grandes laboratorios farmaceúticos que se interesaron por adquirir la patente de la vacuna y llegaron a hacerle ofertas millonarias por ella. Sin embargo, Patarroyo no sólo no la vendió sino que la donó a la Organización Mundial de la Salud en 1993 para que pudiera ser fabricada y distribuida gratuitamente en los países afectados por la malaria que, en su mayoría, son países pobres donde la población no tendría dinero para pagar el coste de las vacunas, por muy bajo que este fuera.Por desgracia, la vacuna tenía una eficacia de sólo el 30% y en la actualidad no se está utilizando, aunque sería mejor esta protección parcial que ninguna, pero no resta nada al gesto de generosidad y altruismo de Patarroyo.  En una de sus conferencias  Patarroyo nos animaba a todos con estas palabras «Hagan su vida con base en unos sueños.Sueñen con todo lo que quieran.Luchen,porque lo único que le queda al hombre es su lucha. Al hombre no le queda el triunfo,no le queda derrota,no le queda dinero,no le queda el poder,no le queda nada.Lo único que le queda es la satisfacción de su lucha. Su existencia, sus circunstancias, son exclusivamente suyas. Háganlas únicas y excepcionales. Sueñen, sueñen todos los días».

Albert Einstein dijo de Marie Curie  «De todos los personajes célebres, Marie Curie es el único no corrompido por la fama». No buscaba la riqueza ni el prestigio sino dedicarse con pasión a lo que más amaba , que era la ciencia, pero también a hacerlo en beneficio de todos . Creía de verdad en sus palabras» La mejor vida no es la más larga, sino la más rica en buenas acciones» y afirmaba que «La humanidad necesita hombres prácticos, que saquen el máximo provecho de su trabajo, y, sin olvidar el bien general, cuiden sus propios intereses. Pero la humanidad también necesita soñadores, para quienes el desarrollo desinteresado de una pasión sea tan cautivante que les resulte imposible dedicar su atención a su propio beneficio material.» No hay nada de malo en cuidar los intereses personales pero no podemos convertirlos en nuestra única meta. Trabajar por el bien común es también una forma de beneficiarnos nosotros mismos. Pero si entendemos la economía y las empresas como instrumentos exclusivos para lograr los máximos beneficios sin procurar que de alguna forma esos beneficios sean revertidos a la sociedad llegará el momento en que no habrá beneficios para nadie (imagen procedente de http://angelagaladicid.blogspot.com )

Las palabras y las frases hermosas lo son  mucho más cuando las pronuncian personas que han demostrado la grandeza de su espíritu con algo aún más bello que sus palabras, con su propia vida, con su forma de actuar, con la coherencia entre el pensamiento, la palabra y la acción. Y sientes una inmensa gratitud porque han dedicado su vida a luchar por los demás, a aliviar sus sufrimientos, a «ayudar a aquellos a quienes podemos ser útiles» como decía Marie Curie. Si , son personas en las que todos coincideremos que son admirables pero  han tenido que sortear muchos obstáculos para alcanzar el éxito en sus investigaciones precisamente por su generosidad , por no buscar el beneficio propio sino el bien común, unas palabras que parecen estar hoy fuera del mercado , no cotizan al alza en la Bolsa de valores de nuestras sociedades donde  reina el imperio de la productividad, de la maximización de los beneficios y de todos esos términos del lenguaje económico, en ocasiones tan oscuro y esotérico pero que condiciona y dirige el destino de nuestras naciones y de nuestras propias vidas. ¿Por qué estoy escribiendo hoy sobre esto? Ya se que hoy vuelvo a desviarme de los relatos de historia que constituyen los cimientos del Mentidero, pero hay ocasiones en que es necesario hablar sobre el mundo que nos rodea para, como nos dice Patarroyo, «que nos quede la satisfacción de la lucha».

Europa vive sumida desde ya más de cuatro años en una interminable crisis económica que se inició con el estallido de distintas burbujas de especulación, como las hipotecas subprime en Estados Unidos o la burbuja inmobiliaria en España unida a la crisis de la deuda con la  que se financian los países y los problemas de muchas entidades bancarias. No voy a repetir aquí lo que ya he contado en muchas ocasiones en el Mentidero, todos conocemos como la crisis está siendo aprovechada para introducir una serie de recortes sociales que  nos dicen que son imprescindibles, como se exigen sacrificios a las clases medias y bajas de las naciones , como casi se llega a acusar a los ciudadanos de trabajar poco y ganar demasiado, como se quiere aprovechar la posición de debilidad de los trabajadores y las familias para que toda la sociedad acepte la perdida de derechos económicos y sociales que había costado conseguir doscientos años , como se amplia cada día la brecha que separa a una minoría acomodada de una mayoría que ya sólo tiene tiempo para trabajar , cumpliendo la afirmación del pintor norteamericano Willem de Kooning «El problema de ser pobre es que te ocupa todo el tiempo.». Es mucho más sencillo manipular a la gente cuando apenas tiene tiempo para sí misma, para pensar sobre lo que está sucediendo y las consecuencias que tiene sobre su vida. ¿El camino que estamos siguiendo es el correcto?¿no hay otras alternativas?¿la vida del hombre debe someterse a la economía?¿y la alegría, y la felicidad, y los sueños, y la justicia, y la solidaridad, y la generosidad?¿valen algo?¿son rentables?

Los desempleados son las víctimas más evidentes de la crisis, pero hay otra víctima menos clara pero que afecta a nuestras sociedades, y es lo que el filósofo español José Antonio Marina define como encanallarse, es decir, cuando la sociedad acepta  como lo normal aquello que es indecente, cuando dejamos de escandalizarnos ante lo que sucede. En un artículo el filósofo cita al poeta Antonio Machado «Que difícil es no caer cuando todo cae» Las sociedades como las personas y como cualquier organismo vivo pueden estar sanas o enfermas y cuando están enfermas presentan síntomas como la desmoralización, la quiebra de la confianza y la ausencia de respuesta ante comportamientos indignos o injustos. La noticia que incluyo justo debajo de estas lineas es una de las más indignas y tristes que he podido leer en los últimos meses y , sin embargo, no hay ninguna respuesta de la sociedad . Cito de nuevo a Marina cuando escribe «Unos piensan que así es la naturaleza humana, otros que todo es consecuencia del sistema. Ambos grupos se instalan en un pesimismo escéptico que debilita al organismo social. Puesto que las cosas son como son y no tienen remedio ¿para que esforzarse?»  Pero no es así, no hay un único camino y nunca el escepticismo es la solución . No podemos permitirnos la indiferencia ante comportamientos indignos como el que relato más abajo, porque sino estos seguirán e irán cada vez más lejos  (imagen procedente de http://www.alertadigital.com )

Me pregunto cuantas personas habrán dispuesto de tiempo hoy para leer una noticia que me ha empujado a escribir este artículo. Nos lleva hasta Alemania, el país que es puesto como ejemplo por los economistas, el que marca las políticas que debemos seguir las demás naciones para mantener contentos a esos mercados que tienen mucha más fuerza que los votos de los ciudadanos, que imponen las reglas del juego sin que sepamos quienes son aunque si que persiguen , la máxima rentabilidad para sus inversiones. Alemania nos da ejemplo a todos de como ser austeros, de lo importante que es recortar unas prestaciones sociales que son inasumibles para el estado y nos muestra el éxito obtenido con sus cifras macroeconómicas. Sin embargo, hay cosas sobre las que las cifras, las cotizaciones en bolsa , los tipos de interés o el crecimiento del producto interior bruto no nos dicen nada, como por ejemplo de esta noticia que cito textualmente del periódico español «El Mundo»  con fecha de hoy  28 de marzo de 2012

«Casi un cuarto de millón de pacientes con demencia o en residencias de ancianos están siendo sedados no por prescripción médica , sino para ahorrar personal» Más adelante el artículo detalla un informe de la Universidad de Bremen que confirma el uso de drogas psicotrópicas  en los sistemas sanitarios y sociales de Alemania y recoge las palabras de uno de los autores del informe «El medicamento no es recetado por necesidad o para aliviar el sufrimiento del paciente, sino para poder organizar el funcionamiento de clínicas y residencias de la tercera edad con menos personal y así atraer a más operadores nacionales y en algunos casos incluso más ganancias» Cuando se ha denunciado la situación al Ministerio de Salud alemán, en lugar de abrir una investigación y proteger a este cuarto e millón de ciudadanos indefensos , se ha limitado a declarar «La medicación que recibe cada uno de los pacientes no es una decisión política sino que corresponde a los responsables médicos de cada uno de los centros». Cuando escribo trato de alejarme de la demagogia y la subjetividad y espero no estar haciendo uso de ella si digo que esto me parece un síntoma grave de una sociedad que está perdiendo de vista lo único que de verdad importa, los seres humanos.

En una película italiana de 1979 titulada «Los viajeros del atardecer» los ciudadanos que alcanzaban la vejez debían abandonar la sociedad y retirarse a un exilio forzoso pues ya no aportaban nada a la sociedad, se convertían en un gasto. Entonces era ciencia ficción pero con comportamientos como los denunciados en los hospitales y clínicas alemanas, la nación más rica de Europa y espejo en el que se reflejan las demás naciones europeas tratando de imitar su funcionamiento y organización, hacen pensar que nos hemos olvidado de lo importante que es un ser humano y la dignidad con la que tiene que ser tratado. El sistema económico imperante está deshumanizando nuestras sociedades al medirlo todo en términos de valor económico, de rentabilidad, de precio y beneficio material. Un sistema injusto, que penaliza al más débil y contrario a todo valor moral y ético que no podemos aceptar con resignación como si fuera un destino inevitable. Como escribe José Antonio Marina, para combatir los comportamientos indignos , la corrupción y la injusticia hay una medicina «la repulsa social. El desprecio social, el aislamiento , el rechazo. Y ,en sentido contrario, el respeto , la admiración a quienes actúan éticamente « Está en nuestra actitud cambiar las cosas (imagen procedente de http://www.noticiasdenavarra.com )   

Cualquier persona que lea esta noticia debería sentirse escandalizada ante el hecho de que personas ancianas y enfermas sean drogadas para que  no molesten y así pueda reducirse el personal que las atiende y hacer más rentables los centros médicos. Un ser humano no es una empresa, su vida no puede medirse con los mismos criterios que se utilizan para establecer el precio de las acciones en la bolsa, las vidas de las personas no se pueden declarar en quiebra porque ya no sean rentables. Si algo distingue al hombre de todos los demás seres es su humanidad, una  humanidad que nació cuando dejó de ver al otro como un medio y lo contempló como un fin en sí mismo. Por eso en las sociedades primitivas  no se asesinaba a los ancianos aunque ya no tuvieran fuerzas para cazar y trabajar en beneficio de la comunidad, sino que se les cuidaba y se les respetaba por la experiencia que atesoraban y porque antes ellos habían cuidado de sus hijos y ahora eran los hijos quienes devolvían aquellos cuidados a sus padres. Pero la lógica del mercado hoy nos diría que un anciano enfermo ya no es rentable, ya no es productivo y sólo causa gastos a la sociedad . Por lo tanto la decisión sería despedirlo de la vida.

Cuando oímos hablar a los grandes empresarios, hombres cuyas fortunas multiplican casi hasta el infinito los sueldos de sus trabajadores, nos dicen que el objetivo de sus empresas es crear riqueza para la sociedad y así fue en un tiempo, pero hoy ya no es así, hemos abandonado cualquier criterio moral y el objetivo de una empresa es crear riqueza para ella misma aunque para ello tenga que despedir a mas empleados  y reducir los salarios de los que aún trabajan . ¿Dónde está el beneficio para la sociedad?¿esos beneficios revierten de algún modo en la mejora de la vida de todos y no de unos pocos? Aunque un trabajador haya dedicado décadas a su empresa, aunque haya hecho todos los sacrificios que le han exigido, aunque haya sido honrado y profesional , cuando los criterios económicos no lo consideren útil prescindirán de él como están prescindiendo de esos ancianos que hoy yacen drogados en las camas de los hospitales. ¿Y mañana? ¿no pensaremos que es muy costoso mantenerlos con vida aunque estén drogados?¿no sería más rentable una eliminación rápida que reduciría aún más los costes de los centros sanitarios?

En diferentes ocasiones he citado en el Mentidero a Christian Felber y su Teoría del Bien Común, un modelo alternativo tanto al sistema capitalista como a la economía planificada de las naciones socialistas. Felber propone que la economía se rija por unos valores éticos y humanos como la  confianza, honestidad, responsabilidad, cooperación, solidaridad, generosidad  y la compasión . La economía no puede dejar al margen ni a los seres humanos ni al medio en el que viven , que es justo como hoy se está actuando, convirtiendo a la economía no como un medio para vivir mejor sino como un fin al que hay que sacrificar todo lo demás con el resultado de construir sociedades cada vez mas injustas y empobrecidas. Como dije en su momento puede no ser la solución, pero es una alternativa. Necesitamos alejarnos de la visión única de la realidad en la que nos encontramos para hallar otras respuestas , otros caminos que nos devuelvan a una sociedad mejor. Es posible, disponemos de medios científicos y tecnológicos como nunca antes hemos tenido pero hay que transformar la forma en que estamos pensando 
(imagen  procedente de http://permatelemaiz.files.wordpress.com )

Si, ya se que estoy llevando a este razonamiento hacia un extremo pero es necesario para que nos demos cuenta del camino que estamos siguiendo, de la deshumanización hacia la que nos dirigimos  cuando sometemos todo a criterios económicos. No tengo más que mirar a mi alrededor, a personas muy cercanas a mi  para verles angustiados, sin tiempo para nada de aquello que hace la vida hermosa. No hay tiempo para leer, para disfrutar de una mañana de sol, para mantener una conversación que no gire sobre los problemas económicos y del trabajo, siempre con la incertidumbre de lo que pasará mañana con el empleo, si habrá dinero para pagar las facturas . Hoy , que disponemos de unos conocimientos científicos y unos avances tecnológicos como nunca ha conocido la humanidad, cuando disponemos de los medios para cambiar las cosas y crear un nuevo modelo de sociedad, estamos sacrificando la vida irrepetible de millones de personas en el ara de un sistema económico obsoleto, que prima el beneficio sobre la naturaleza humana. ¿Cómo se puede tasar  la vida de una sola persona? Tu, que me lees ahora, eres insustituible y tu vida es irrepetible. Cuando tu y yo lleguemos al final de nuestras vidas  no nos quedará nada, como decía Patarroyo, ni dinero, ni poder, ni propiedades, nos quedará lo que hayamos vivido, pensemos si esta es la vida que queremos para nosotros, para las personas que amamos y para las nuevas generaciones.

El Diccionario de la Lengua Española define el altruismo como la «diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio» y no puedo imaginarme nada más opuesto a la forma en que funciona nuestra sociedad dirigida por un sistema económico que sólo entiende de rentabilidad y ¿cómo considerar rentable hacer algo que incluso nos puede suponer un perjuicio a nosotros? ¿los defensores de este sistema habrían donado la vacuna  de la malaria como hizo Patarroyo o las investigaciones sobre la radiactividad como hizo Curie ? ¿quién va a cuidar de los más débiles, de los marginados, de los que no han  tenido la fortuna de ocupar su puesto en la pirámide del sistema?¿que valor tendrá la vida de un anciano, de un refugiado subsahariano, de un niño de Bangladesh o de un hombre sin estudios?¿qué terminará haciendo el sistema con todos los que no son  rentables y no producen beneficios? ¿Exagerado? Por supuesto que es lo que yo pienso, no soy una persona de talento ni de gran inteligencia, pero no creo que el camino que estamos recorriendo sea el correcto, nunca una vida humana puede medirse por criterios económicos y es lo que estamos haciendo, y el ejemplo de los ancianos alemanes y el silencio de la sociedad ante la noticia alemana    es sólo una muestra de hacia donde nos dirigimos  si no nos esforzamos en cambiar  la filosofía de vida de  nuestras sociedades.

El filósofo José Antonio Marina, al que he citado ya en varias ocasiones en este artículo, considera que una de las soluciones para modificar la realidad actual dominada por la corrupción, la perdida de confianza de la sociedad y la desmoralización y escepticismo que parece extenderse es desarrollar el pensamiento crítico, es decir, pensar , razonar, distinguir lo que es bueno y lo que es malo, lo estúpido de lo inteligente , reflexionar. Y ,sobre todo, y le cito textualmente,  «defender un marco ético. Lo mejor que se nos ha ocurrido para asegurar el progreso y la convivencia justa es un sistema con cuatro instituciones: democracia, tecnología, racionalidad científica y merado libre. Pero dejadas a su propia dinámica pueden ser destructivas para el ser humano. La ciencia no tiene nada que decir sobre la ética; la tecnología carece de la noción del bien y del mal;el mercado dejado a su propia dinámica conduce al monopolio y el abuso y la democracia no puede ser eficaz si no se somete a valores éticos fundamentales. La democracia debe basarse en la virtud de los ciudadanos» No podemos cimentar nuestra sociedad sólo en valores económicos (imagen procedente de http://equanima.org)

Decía el que fuera presidente de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy que » Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos.» Estoy convencido que es a través de la búsqueda del bien común como podremos beneficiarnos todos, los sistemas egoístas terminan devorándose ellos mismos , como un depredador que después de haber cazado todas las presas ya no le queda nada por comer y termina comiendo su propia carne. El camino no es acaparar cada vez más riquezas de una manera indefinida, base del sistema capitalista, sino procurar que todo el mundo pueda disfrutar de una parte de esa riqueza aunque ello suponga reducir la nuestra . No , no estoy diciendo que nos convirtamos en santos y entreguemos nuestras propiedades, sino que una vez alcanzado un determinado nivel de beneficios el resto revierta a la sociedad . Al final veríamos como el altruismo revierte en beneficio de todos, pero eso exige un cambio absoluto en la forma que tenemos de plantear la vida . Gandhi lo expresaba con mayor claridad «Todo lo que se come sin necesidad se roba al estómago de los pobres». No podemos permitirnos noticias como la esos ancianos dormidos con drogas, no es justo y, sobre todo, no es humano y disponemos de los medios para que las cosas no sean así, no es una utopía y yo creo que merece la pena luchar por ello, porque la vida es el mayor valor rentable.Y pido perdón a mis lectores habituales por haberme alejado dos días de los temas históricos que retomaré mañana, a veces es necesario expresar las emociones que despiertan los sucesos que se desarrollan en el presente. Y como decía un lema de los años sesenta del pasado siglo «dejemos el pesimismo para tiempos mejores» 

UNA HISTORIA DE AMOR A TRAVÉS DE SUS CARTAS, MARIANA ALCOFORADO

Cuando escribo este artículo falta menos de una semana para la gran fiesta del amor, como si al amor se le pudiera poner una fecha en el calendario,como si el enamorado entendiese de días, meses o años, porque cuando amamos no existe ni tiempo,ni lugar, existe sólo ese sentimiento que lo llena todo, que nos deslumbra, que deja la realidad suspendida e ilumina el mundo que creíamos conocer con una luz desconocida . Decía una noble francesa del siglo XVIII  que «el amor es un no sé qué que empieza no se sabe cómo y termina no se sabe cuando», así es el amor , indefinible, escapa a la razón porque, tomando prestadas las palabras del escritor rumano Garabet Ibraileanu, «cuando puedas decir por qué amas a una mujer es que no la amas realmente».
Una vez leí en un libro que el amor entre el hombre y la mujer se podía definir como la relación entre un violinista y su violín. De nada sirve que el violinista tenga un Stradivarius si carece de talento para extraer de sus cuerdas toda la belleza que encierran sus cuerdas,  ni tampoco podrá un gran violinista dar vida a la música más hermosa si no tiene un violín afinado. Es necesario la conjunción de violinista y violín para crear una obra de arte, se necesitan el uno al otro para crear un momento de belleza, y así sucede en el amor, no es posible dar vida a su bella melodía si ambos no forman un sólo ser,como sucede entre el violinista y su violín.
Pero ¿como saberlo cuando nos enamoramos? El amor no llama a la puerta con educación para que le permitamos pasar a nuestro corazón, es una fuerza arrolladora que tumba todas nuestras defensas y nos deja inermes frente al ser amado. No pidas a un enamorado que razone, que calcule los riesgos, que no haga el ridículo , porque , como decía Chesteron, «el primer deber del hombre enamorado es ponerse en ridículo». Por eso sufrimos tanto por amor, por eso hablamos de heridas que no curan, de corazones rotos, de almas tristes que llenan los versos de los poetas y las letras de bellas canciones de amor, porque incluso el más prudente de los hombres se olvida de la cordura cuando ama. Y pienso que así debe ser aunque a veces suframos por dejarnos llevar por un sentimiento que no es correspondido, lo importante es no cerrar nunca nuestras puertas a ese sentimiento.
Archivo:Beja Nostra Senora de Conceiçao.JPG
Convento de Nuestra Señora de la Concepción en la localidad portuguesa de Beja, donde Mariana Alcoforado ingresó a los once años de edad y entre cuyos muros viviría hasta su muerte en 1723 y donde tendría lugar la historia de amor que recogió en sus cartas    
Aprovechando la proximidad de San Valentín, hoy quería traeros la figura de una mujer que podría convertirse en el símbolo de amor desdichado, de pasión no correspondida y, pese a ello, de una fuerza inextinguible, que nos ha dejado algunas de las epístolas de amor más bellas de la literatura universal. Ella se llamaba Mariana Alcoforado y había nacido en la ciudad portuguesa de Beja en 1640. Era la segunda de ocho hermanos y pertenecía a una poderosa familia de la nobleza portuguesa. Como era costumbre en la época, el segundo hermano era dedicado a la vida eclesiástica y así la pequeña Mariana ingresó en el convento de Nuestra Señora de la Concepción de su ciudad natal con sólo once años .
Allí viviría toda su vida, hasta su muerte en 1723, y en ella vivió una extraordinaria pasión amorosa que nos ha llegado a través de cinco cartas reunidas en «Cartas de amor de la monja portuguesa» publicado en 1669 ,después de que fueran traducidas por el francés Gabriel de Guilleragues, conde de Lavergne. Algunos dicen que él no fue el traductor de las cartas, sino su auténtico autor, pero a falta de pruebas prefiero creer que fue realmente Mariana de Alcoforado su autora. Sus cartas podrían considerarse una auténtica biografía de la existencia de un amor, desde su nacimiento hasta su muerte. La traducción la he extraído de la obra «Palabras de amor» del escritor español José Antonio Marina
En ellas , Mariana confiesa su amor por un oficial francés del que se enamora con una pasión arrebatadora, pero el debe partir de regreso a Francia . Imaginamos que el oficial haría a Mariana promesas de amor eterno, de no olvidarla a pesar de la distancia y de regresar muy pronto por ella. Al poco de partir Mariana le escribe esta primera carta, donde todavía conserva la esperanza del regreso de su amado
» Estoy decidida a darte toda mi adoración y a no querer a nadie más en la vida. Harás igualmente bien en no querer a ninguna otra ¿podría satisfacerte una pasión menos ardiente que la mía?Tal vez encontrarás más hermosura pero no hallarás nunca tanto amor, y … lo demás es nada»
Pero Mariana no recibe respuesta a esta primera misiva . Un oficial pasa por el convento y Mariana tiene que escribir con rapidez una nueva carta para enviársela a través de este oficial a su amado en Francia. En ella se lamenta de no haber tenido aún noticias suyas y le recuerda su historia de amor , que para ella sigue viva en su corazón.
«Desde el mirador te vi pasar , con aires que me arrebataron, y en él estaba el día en que comencé a sentir los primeros efectos de mi desatinada pasión. Me pareció que deseabas agradarme, si bien aún no me conocieses. Supuse que reparabas en mí, distinguiéndome entre las demás compañeras. Imaginé que, cuando pasabas, apetecías que te viese y admirase tu destreza al hacer caracolear el caballo. Me asustaba si le obligabas a ejercicios difíciles. En fin , me interesaban, en los más mínimo, todos tus pasos, todas tus acciones. Sentía que ya no me eras indiferente y participaba de cuanto hacías.¡Ay!Harto conoces lo que siguió a estos comienzos!
Me acabaste con la porfía de tus galanteos, me embrujaste con tus finezas, me rendiste con tus juramentos , me arrebató mi violenta inclinación, y las derivaciones de principios tan dichosos no son más que lágrimas , suspiros y una muerte fatal , a la que no puedo poner remedio.
Me pareciste digno de mi amor antes de que me dijeses que me amabas, me mostraste una gran pasión, me sentí deslumbrada y me abandoné a ti perdidamente. Si no estabas ciego como yo, ¿por qué me dejaste caer en esta mísera condición en que ahora me veo?¿que querías hacer de todos mis arrebatos, que en su misma exageración no podían dejar de serte inoportunos?»
Mariana ya empieza a temer que va a sufrir, que su amor no tendrá respuesta a pesar de las promesas, «principios tan dichosos no son más que lágrimas , suspiros y una muerte fatal» pero además se siente impotente para frenar ese amor «no puedo poner remedio». En la tercera carta que escribe Mariana se halla completamente desesperada ante la falta de respuesta de su amante, sólo puede pensar en él, ocupa su corazón, su alma y su mente y no lo puede arrancar de su interior. Es un grito desesperado de amor
Esbozo  del rostro de Mariana Alcoforado realizado por el pintor francés Henri Matisse (1869-1954) 
«¿Qué será de mí?¿qué quieres que haga?Cuan lejos me veo de lo que imaginaba. Supuse que me escribirías desde todos los lugares  por que pasaras.¡Esperaba recibir cartas larguísimas!Creí que alimentarías mi pasión, con la esperanza de tu regreso.Pensé que una confianza absoluta en tu fidelidad me proporcionaría algún alivio y que permanecería así en una condición soportable, sin grandes inquietudes»
Pero esas esperanzas de Mariana ya sabe que no van a ser cumplidas. Por primera vez reprocha al ser amado que la hiciera  creer en su amor, en sus promesas. Una historia que se ha repetido millones de veces a millones de seres humanos. Así sigue esta tercera carta:
«Muero de terror al pensar que nunca sentiste de veras el íntimo deliquio de nuestros goces. ¡Ay,sí!Ahora conozco la falsía de todos tus transportes.Me traicionabas cuantas veces decías que tu supremo encanto era estar a solas conmigo. Sólo a mis importunidades debes tus éxtasis y tus raptos.
Concebiste a sangre fría el propósito de incendiarme. No considerabas mi pasión sino como una victoria , y tu corazón jamás se conmovió con ella. Pero ¿en tan poca delicadeza de espíritu tienes, tan infeliz eres, que no supiste gozar de otra manera mis enamorados arrebatos?Y aunque así no fuese, ¿cómo con tan ardoroso amor no conseguía yo hacerte feliz?Lloro por todas las inagotables delicias que perdiste. ¿Por qué fatalidad no lograste alcanzarlas?Si las hubieras llegado a conocer , verías que eran mucho más dulces que el engaño de que me habías víctima , y sabrías que se es infinitamente más feliz y se siente algo inmenso entregándose violentamente a los furores de la pasión, que no dejándose amar»
El consuelo de los corazones desengañados, es mejor amar que ser amado, pero , por las palabras que escribe a continuación Mariana, ese consuelo no es real, ni siquiera le sirve para engañarse a sí misma. Está perdida, rota, desesperada, porque a pesar de que ya adivina las mentiras que ocultaban las palabras de amor de su amado, sigue, pese a ello, amándolo
«No sé lo que soy, ni lo que hago, ni lo que deseo. Me desgarran mis contrarias emociones. ¿Puede imaginarse más mísera condición?Te amo perdidamente y me domino mucho para no desearte que te atribulen los mismos ímpetus de amor. Me mataría o, si no lo hiciese, moriría de pena, si me convenciera de que no tienes reposo alguno, de que tu vida era desesperación y locura, de que llorabas inconsolable , de que todo era odioso. Si no me alcanzan las fuerzas para mis propias penas, ¿cómo soportar las que me dieran las tuyas, mil veces más punzantes?
Celda de Mariana Alcoforado en el Convento de Nuestra Señora de la Concepción. A través de esta celosía la monja prtuguesa hablaba y observaba a su amado   y después esperó sin esperanza la respuesta a sus cartas
Me está bien merecido todo infortunio , por la ceguedad con que me abandoné a este amor.¿No debí prever que los deleites acabarían antes de que mi amor se extinguiera?¿Podría esperar que residieras siempre aquí y que renunciaras a tu carrera y a tu patria, para sólo ocuparte de mí?»
Mariana ya ve la realidad, se da cuenta del engaño al que ha sido conducida , pero eso no alivia en nada su dolor. Sin embargo, a pesar de saberse engañada, no es capaz de desear mal alguno a su amado , cuando escribe «me mataría o , si no lo hiciese, moriría de pena, si me convenciera de que no tienes reposo alguno» A pesar de su sufrimiento, de la traición que ha padecido por su amante, no puede soportar que él sufra igual que ella porque le parecería intolerable, lo ama demasiado. En su cuarta epístola, Mariana sólo siente desesperación por ese amor imposible y por una ausencia que sabe ya permanente
«Mis penas no pueden aliviarse y el recuerdo de todo cuanto gocé me llena de tremenda desesperación. Todos mis anhelos fracasarán y ¡jamás volveré a verte en mi aposento, con aquel arrebatado ardor que me mostrabas!
Nada en el mundo me atrae, si no es verte. Siquiera recuérdame. Me bastaría con tu recuerdo, pero no estoy segura de él. No encerraba en tan angosto espacio mis esperanzas cuando nos veíamos a diario, pero me has enseñado a someterme a todos tus caprichos y voluntariedades»
Y así , Mariana escribe su quinta y última carta , en la que se despide del hombre al que ama, aunque sabe que no podrá dejarle nunca de amar. Ella misma se contradice cuando dice que espera no pensar nunca más en él pero , al mismo tiempo, afirma que ya no podrá conocer la felicidad. Así es el amor ¿verdad?una contradicción entre la razón que nos dice que olvidemos y el corazón que insiste en guardar el recuerdo para que no se cierre la herida.
«Por última vez le escribo. Espero que el tono y estilo de esta carta advierta que por fin llegué a la conclusión de no haber sido nunca amada y de que por tanto debo dejar de amar.
Cuanto de usted me queda , le será enviado con el primero que salga para Francia. Ni seré yo quien escriba su nombre en el sobrescrito de esta misiva…Conozco perfectamente mi destino y no trato de vencerlo. Seré infeliz toda mi vida.¿No lo era ya cuando a diario nos veíamos?Ya entonces me aterraba la idea de que usted me fuera infiel. Anhelaba verle a todas horas y eso no era posible. Me atribulaba por los peligros que usted corría entrando en el convento.No vivía cuando marchaba usted a la guerra.
Al fin estoy libre ya del encantamiento. Para ello tuvo usted que darme las pruebas inequívocas de su desvío. Sin ellas seguiría hechizada.Hubiera sido venturosísima amándole toda la vida.
Le dejo para , si me es posible, no volver a pensar más en usted. Hasta creo que no debía volver a escribirle .¿Acaso estoy obligada a darle cuenta de mi vida?»



«Cartas de amor de la monja portuguesa» fue publicado por primera vez en 1669, cuando Mariana tenía 29 años. Sus cartas fueron traducidas por el aristócrata frances Gabriel de Guilleragues, al que algunos atribuyen la auténtica autoría de esas carta sin pruebas para ello. Las palabras de sus cartas me parecen destilar demasiada verdad para ser fruto de la imaginación y no de la realidad de un amor desgraciado



 Así termina la última carta que Mariana Alcoforado escribió a su amado. Dice «al fin estoy libre del encantamiento» pero reconoce «seré infeliz toda mi vida». Cuando leo esto no puedo sino preguntarme que sentiría aquel oficial al recibir estas cartas, que tipo de hombre era que no le conmovían las palabras de una mujer que le amaba de esa forma y saber que él era el único remedio para el mal que ella sufría con tanta intensidad. ¿No pensó siquiera en regresar para decirla que no la amaba de la misma forma que ella a él pero que , al menos, siempre sería una persona importante en su corazón?¿No sería eso mejor que ese silencio ante las palabras de Mariana?
El poeta francés Theophile Gautier escribió «Ama a una mujer, ama a una nube,pero ama». Si , una vida sin amar no es una vida sino una sombra de la existencia, como si nos negásemos a ver la belleza del amanecer o a sentir el frescor del agua del mar, es renunciar a lo más intenso y hermoso que nos puede ofrecer la vida. Pero hay que estar preparado para pagar el precio del desengaño, del dolor del amor no correspondido o del amor traicionado. Y aún así, sigo pensando como Theophile Gautier, amemos a otro ser humano, a la vida, al cielo azul del verano, a la sonrisa de un niño, a la belleza de un atardecer, al simple hecho de sentir y estar vivos. Es el amor , no el rencor,la amargura o la venganza,el camino hacia la paz y la felicidad . No me resisto a cerrar este artículo con estas palabras de Teresa de Calcuta, que para mi son una de las más bellas declaraciones de amor por los demás «No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz.»
Y quiero imaginar, antes de irme. a Mariana Alcoforado, con una sonrisa melancólica en su celda del convento , acariciada por los últimos rayos de sol de la tarde, recordando con dulzura, ya con la herida de su amor cicatrizada, aquellos días en que fue feliz , porque ella si amó de corazón.