EL BOLÍGRAFO DE GEL VERDE: UNA GRAN NOVELA Y UN GRAN ESCRITOR

Escribo de madrugada ,después de haberme pasado el día entero leyendo una magnífica novela que me ha emocionado como hacia tiempo que no lo conseguía ningún título. Soy un amante de la lectura, amo los libros, amo lo que nos hacen vivir y sentir, mi pequeña biblioteca es como el rincón privado donde me dejo llevar por los mundos inventados por grandes escritores que me han llevado a descubrir otros lugres, otras personas y situaciones, y , al mismo tiempo, me han ayudado a descubrirme a mi mismo. Pero aunque leas muchas novelas, solo unas pocas pueden llegar a rozarte el corazón, a conmoverte el espíritu, a hacerte reflexionar sobre tu propia vida y sobre el mundo que te rodea, pocas, en fin , las que logran dibujar una sonrisa en tu rostro o arrancarte una lágrima.
Pues hay una novela que lo ha conseguido, aun la siento dentro de mi cuando escribo estas palabras ,porque la he terminado apenas hace unos minutos. Los ecos de las voces de sus protagonistas siguen vivos en mi mente, me parece oír sus palabras, sentir su sufrimiento y vivir sus esperanzas. Lo tengo aquí, delante de mi, en su portada un hombre sentado, abatido, con su cabeza hundida entre sus rodillas, sensación de soledad, de pérdida, de desolación y en el fondo una ciudad que aparece difuminada, un lugar extraño, frío , desalmado. Sobre ellos el título de esta novela «El bolígrafo de gel verde» y su autor, su gran autor, Eloy Moreno.
No quiero escribir demasiado para  no desvelar su argumento, porque creo que esta es una novela que hay que leer con la mente abierta, dejarse penetrar por sus palabras hasta lo más hondo del alma, sentirla porque esta viva y te hace vivir . Es una historia de vidas cotidianas, de vidas ahogadas por la rutina, es una historia de silencios, de palabras que mueren en los labios, de sueños abandonados, de frases que se clavan como cuchillos, de miserias que todos reconoceremos y de ese miedo que en tantas ocasiones nos impide ser quienes queremos ser, quienes podemos ser. El presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt ya advertía que «a lo único que tenemos que tener miedo es al mismo miedo «, y así es ,  porque el miedo nos paraliza, nos ata el alma y el cuerpo y no nos deja luchar por lo que queremos.

La historia que nos narra Eloy es como un espejo que pusieran delante de nuestra realidad diaria, para que veamos lo ciegos que estamos , como permitimos que se nos escape la vida entre las manos, como olvidamos las cosas que son importantes de verdad perdidos en la vorágine de las prisas diarias. En un momento del libro, Eloy escribe «nos pasamos tanto tiempo persiguiendo cosas vacías»  y es así, sacrificamos la vida para lograr una seguridad irreal, porque la seguridad no existe, es un ilusión que nos creamos para justificar lo que estamos haciendo. Y de esta forma permitimos que el tiempo vaya transcurriendo y nuestras fuerzas menguando, que las ilusiones se olviden y los sueños mueran dentro de nosotros sin tratar de luchar por ellos.

Portada de «El bolígrafo de Gel Verde» que ya nos anuncia lo que vamos a encontrar. Una historia de silencios cobardes, de vidas ahogadas por la rutina, de existencias alienadas por un estilo de vida donde las prisas nos hacen olvidar que lo importante son las personas y no las cosas y que lo esencial no es comprar una casa sino formar un hogar

Y lo peor de todo es que , de esta forma, llegamos a matar los sentimientos más hermosos, deshacemos los lazos que nos unen a las personas que amamos y , si no reaccionamos a tiempo, puede sucederte que una niña te pregunte un día que hiciste con tu vida y tengas que responder «nada». La gran obra de Eloy es más que una novela, es un trozo de vida, de realidad, sus personajes podemos ser cualquiera de nosotros, y sus errores y pasiones las mismas que puedo sentir yo o tu que me estás leyendo ahora. Nos habla de cosas que todos percibimos , que todos sabemos reconocer en nuestra propia vida o en la vida de otras personas, y creo que es importante leerla no solo por lo bien escrita que está, por la verdad que transmite, sino porque además quitará a muchos el velo que les impide ver la realidad en la que estamos inmersos.

No somos autómatas, somos seres humanos, aunque esta sociedad parece empeñada en que lo olvidemos, pero Eloy nos sacude por los hombros ,nos zarandea el alma y nos hace despertar de este sueño que es pesadilla. Es una peregrinación por el espíritu de un hombre, una Divina Comedia en la que bajaremos a los infiernos y también tendremos atisbos de paraísos perdidos, una historia de soledad y de esperanza, de culpa y arrepentimiento. En definitiva, es una gran historia que cuando pasas la última página no te abandona, y que , al menos a mi, que , por fortunas de la vida, no he vivido nada parecido, si me servirá para no cometer el error de olvidarme de vivir, para no tener que aplicarme otra de las frases que extraigo de su obra, «cuando uno no sabe a donde se dirige, dificilmente sabe cuanto te queda» . Corremos y corremos pero ¿hacia donde vamos?

Desde aquí, desde la emoción que todavía siento, que ni siquiera me ha dejado dormir y me mantiene despierto escribiendo, os recomiendo que os aventuréis en sus páginas, que os dejéis atrapar, y, sobre todo, olvidaos mientras leéis sus páginas del reloj, del tiempo , de las prisas. Os sentiréis mucho mejor cuando la terminéis, os lo aseguro.

Pero además de su novela, también tengo que hablar de su autor, de Eloy Moreno. Lo primero que puedo decir es que ha nacido un gran escritor. No soy un crítico literario, ni tengo formación ni conocimientos para juzgar la calidad técnica y literaria, pero si sé cuando algo me conmueve y se queda grabado en mi memoria, y la obra de Eloy es de las que no se olvidan, y eso sólo lo consigue un gran escritor . Pero además de un gran escritor es un hombre valiente, que ha sabido luchar por sus sueños. Decía el escritor alemán Goethe «Sea lo que sea que puedas o sueñes que puedas, comiénzalo. Atrevimiento posee genio, poder y magia. Comiénzalo ahora» y Eloy ha tenido ese atrevimiento de luchar por su sueño ,el talento para poder darle forma y la magia de crear una historia tan hermosa y tan viva.

Eloy no tiene una gran campaña de marketing detrás, tiene su fe en sus sueños y en capacidad para alcanzarlos y de verdad que lo ha logrado. Yo le he conocido gracias a este blog,el Mentidero,  que sólo por eso ya me merece la pena haberlo iniciado. Un día me encontré un correo electrónico saludándome porque había visto que me interesaba la literatura ¿qué escritor hace eso?¿quién te abre sus puertas para que además de lector puedas llegar a conocer a la persona? Lo mejor que puedo decir de Eloy, y ya he dicho antes que para mi es ya un gran escritor que dará mucho que hablar, es que es una persona a la cual, sin conocerla, me gustaría darle un abrazo, darle las gracias por las emociones que me ha hecho vivir con esta novela, y tomar una cerveza con él sin mirar el reloj para hablar de la vida.

Eloy Moreno, el autor de esta novela que me ha tenido toda la madrugada escribiendo porque tenía que transmitir las emociones que ha despertado su escritura. Ha tenido el valor de luchar por sus sueños y convertirlos en realidad  y ha demostrado además conocer muy bien la realidad que vivimos y el sufrimiento callado de muchas personas 

En el reverso de la novela de Eloy «El bolígrafo de gel verde» , se puede leer que «esta novela no ha sido galardonada con ningún premio literario; ni siquiera con uno desconocido». Quizás estas palabras sean las únicas que no son ciertas de toda la novela, porque si tiene un premio, y el mejor de todos, el agradecimiento de todos los lectores de esta novela por la maravillosa historia que nos has regalado y por el bien que pienso que puede hacer a mucha gente su lectura. Estoy seguro que habrá personas que cambien de alguna forma después de viajar por el mundo creado por Eloy.

Por mi parte sólo quiero añadir las palabras de dos grandes escritores que expresan  dos ideas muy importantes de esta novela. Por un lado, la escritora norteamericana Harriet Beecher Stowe nos dijo  «Las lágrimas más amargas que se derramarán sobre nuestra tumba serán las de las palabras no dichas y las de las obras inacabadas» y el gran escritor ingles Charles Dickens añadió «Nunca es tarde para el arrepentimiento y la reparación».

Así es, no permitamos que el miedo nos separe de las personas que amamos, que ahogue un te quiero en nuestros labios y, si hemos cometido errores, no perdamos la esperanza, mientras tengamos aliento en nuestros pulmones y el corazón tenga fuerzas para latir hay tiempo para el arrepentimiento y la reparación, pero , para hallar ese tiempo, seguid el consejo de Eloy «mirad vuestra muñeca izquierda, ahí esta todo»

EL TIEMPO Y LA VIDA : "CARPE DIEM" , RECUPEREMOS NUESTRA EXISTENCIA

Escribía Platón que «el tiempo es la imagen móvil de la eternidad» porque el tiempo, en realidad, no existe, no es más que la convención creada por  el ser humano para organizar su existencia, nacida de la necesidad innata que tenemos de estructurar todo, de fijar limites a eso que nos da tanto miedo, el infinito, la eternidad, que no entiende de principios ni de finales, ni de horas , minutos o segundos. Cuando a un niño, al que todavía no hemos contaminado con nuestras necesidades, con nuestras prisas y urgencias inaplazables, le hablamos de que espere a mañana o que llegarás a un destino determinado  en una hora, él no lo entiende, porque no nacemos conociendo el tiempo y por eso es difícil sentirse tan libres como cuando eramos niños, porque en cuanto tomamos conciencia del reloj es como si viviéramos el resto de nuestra existencia en una carrera contrareloj.
¿Por qué hablo hoy del tiempo? Que perdida de tiempo, valga la ironía. Con la de cosas importantes que hay que hacer, esas cosas que llenan nuestros días y nos obligan a ir corriendo a todos los sitios. Si, que perdida de tiempo para la sociedad, para el sistema que necesita personas siempre ocupadas y apresuradas porque hay que producir hoy más que ayer y mañana más que hoy , donde sentarse en el césped para escuchar el rumor de las hojas acariciadas por el viento o tomarse el tiempo de escuchar a un amigo sin prisas son casi excentricidades de personas marginadas o bien tan afortunadas que pueden permitirse ese lujo.
Lujo, esa es la palabra clave, el tiempo se ha convertido en el lujo de nuestros días. Pensamos que los lujos son tener un buen coche, una casa, buena ropa, viajar o tener una carrera brillante, pero la verdadera riqueza de ahora y de siempre es el tiempo ,aunque en la vorágine de la vida cotidiana nos olvidamos de ello y permitimos que nos lo roben, y si te roban el tiempo te están robando tu propia existencia. El escritor español José Luis Sampedro que «El tiempo no es oro, el tiempo es vida». Si, el tiempo es vida, es lo más valioso que tenemos y , sin embargo, todos nos exigen que lo cedamos , que lo vendamos para conservar un sistema que funciona alimentándose de nosotros, de muestro tiempo, como si se tratase de un vampiro absorviendo nuestro fluido vital. 
Esta es la realidad cotidiana de decenas o de  cientos de millones de seres humanos en el mundo. Prisas, atascos, aglomeraciones, presiones en el trabajo, más carreras y apenas tiempo para dedicarlo a lo que de verdad importa. Las personas , son ellas y no lo que el mundo nos vende como esencial , los coches, casas o los últimos aparatos tecnológico.Hay que recuperar el sentido de lo que nos hace feliz
Hace un momento me preguntaba por qué hablo hoy del tiempo , de este termino tan abstracto. Pues me pregunto por él precisamente porque, por primera vez en mi vida, dispongo de eso, de tiempo para pensar, para preguntarme y para darme cuenta de como vivimos y como se aprovechan de nuestro esfuerzo y crean falsas expectativas para que sigamos con este espejismo de bienestar que no es tal, somos esclavos de necesidades que nos imponen desde el exterior, de un tipo de vida que nos impide vivir, nos están robando esto tan precioso que es nuestra existencia y que nadie nos devolverá el día de mañana. Lo que ahora no vivamos lo habremos perdido irremediablemente.
 Si, las circunstancias de la vida, el azar, la fortuna, Dios o como queráis definirlo, me han permitido saborear ser dueño de mi tiempo no de forma definitiva, pero al menos durante un determinado período de mi vida. Durante este paréntesis de mi existencia soy dueño de mis días y nunca como ahora he sentido la fuerza de la existencia , las ganas casi dementes de seguir viviendo, de paladear cada momento como un regalo inmerecido.
Y al mirar atrás , al pasado de aquellos días donde más de la mitad del día se sacrificaba en el trabajo, donde tantos momentos preciosos de la existencia pasaban a mi lado sin que apenas me percatase de ello porque siempre había algo más importante que hacer,soy consciente que es ahora cuando de verdad valoro la vida, la mía y la de todos, la de los amigos a los que quiero tanto, la de la familia y valoro la belleza de este mundo que, por desgracia, nos pasa desapercibida porque no disponemos del tiempo necesario para detenernos y mirar a nuestro alrededor.
Y no significa que me haya arrepentido pues, como decía Spinoza , «No me arrepiento de nada. El que se arrepiente de lo que ha hecho es doblemente miserable». Creo que todo lo que hacemos, aciertos y errores, son los pasos que cada uno de nosotros tenemos que dar por la vida para ir aprendiendo y en eso cada uno tenemos nuestra propia ruta para hallar el sentido y el significado de nuestra presencia en el planeta. No, no me arrepiento del esfuerzo, de las horas dedicadas al trabajo, gracias a ello he aprendido más de mi mismo , he conocido a grandes personas y he crecido como ser humano gracias a esas personas. No, no me arrepiento porque ese camino me ha enseñado a amar la vida, a disfrutar de las cosas pequeñas, a amar a los demás y darme cuenta de lo importante que es pararte en el camino y desviarte del sendero que conduce a casa para acompañar durante un rato al amigo que te necesita.



Carpe Diem nos aconsejaban los romanos. Gocemos de la vida como cuando eramos niños y aún no nos habían enseñado que hay que ser esclavos del tiempo.Descubramos de nuevo donde reside la paz, la alegría, deslumbrenos con un atardecer al lado de unos buenos amigos, disfrutad de vuestros hijos, sentid el placer inmenso de vivir  



Ayer estaba sentado al sol, disfrutando de la calidez de sus rayos acariciando como un beso de primavera mi piel, y en ese instante me sentía feliz, fuera del tiempo, libre de la esclavitud de horarios, de esas cadenas que desde pequeños nos enseñan a llevar encima como si formara parte de nuestro cuerpo. Es el  «Carpe Diem quam minimum credula postero» de los romanos, que significa «aprovecha el día, no confíes en el mañana», es sentir el placer de la vida, que no tiene nada que ver con los placeres que nos quiere vender la sociedad en la que vivimos. No tiene nada que ver con los bienes materiales, la única felicidad auténtica nace en el interior, cuando hallas la paz y te das cuenta que lo que de verdad importan son las personas y compartir esta existencia con ellas.
Por eso, cuando viajo en el metro o paseo por las calles de la ciudad soy más consciente de lo que esta sociedad, nuestra forma de vivir, está haciendo con la gente. Nos han robado la libertad, nos han convertido en esclavos del sistema, nos hacen creer que vivimos para nosotros pero no es cierto, vivimos para conservar una estructura económica y social que ha olvidado que fue creada para facilitarnos la vida y no para robárnosla. No, no soy un ingenuo, se que no podemos vivir en un mundo sin algún tipo de organización, que para disponer de las cosas que nos hacen más sencilla y fácil la vida diaria hay que trabajar , que la única forma de evolucionar tanto a nivel personal como de sociedad es a través del esfuerzo , que aunque no nos guste no podemos vivir mirando las estrellas ni arrullados por el canto de los pájaros , que es necesario establecer unos horarios y dedicar una parte de nuestras horas vitales a trabajar.
No, no estoy haciendo un discurso anarquista para derribar la sociedad, no se trata de eso. Se trata de cambiar una sociedad que hace que un 10% de los estudiantes tengan que someterse a tratamiento con antidepresivos, de cambiar una sociedad que hace que los padres tengan que levantar a sus hijos a las seis de la mañana para llevarlos a la escuela o dejarlos con los abuelos y no verlos hasta las nueve de la noche, de cambiar una sociedad que convierte a extraños a las parejas que viven bajo el mismo techo pero que sólo se ven un momento por la mañana y otro por la noche sin apenas tiempo ni de darse un beso, cambiar una sociedad que roba la vida a la gente y la sumerge en una rutina de prisas, de tensiones y angustias donde todo se sucede en una cadena de acciones, como si fuéramos autómatas: buenos días, desayuno, coche, atasco, buscar, aparcamiento,trabajo, comida, trabajo, coche, atasco, encontrar aparcamiento,hola, ¿que tal el día?, cena, televisión, buenas noches, dormir… y vuelta a empezar, como en un bucle o como en aquella película «Atrapado en el tiempo» donde un hombre repetía una y otra vez el mismo día de su vida.
Las condiciones de vida que tenemos ahora no son, ni mucho menos, las penosas condiciones de vida de hace doscientos años o de hace apenas un siglo, cuando la gente trabajaba desde que eran niños en jornadas interminables y para salarios miserables que apenas bastaban para comprar comida, pero que ahora estemos mejor que entonces no debe resignarnos a aceptar que así debe ser la vida. La ciencia nos ha permitido mejorar nuestra calidad de vida con nuevas máquinas que facilitan el trabajo, por eso ,ahora que tenemos los medios para liberar al ser humano de esa esclavitud no tiene sentido que sigamos basando la sociedad en un sistema que parece exigir de nuevo y cada vez con mayor urgencia, parcelas más grandes de nuestro tiempo, de ese tiempo insustituible e irremplazable. Y no deberíamos aceptarlo, no deberíamos bajar la cabeza con resignación y dar por sentado que debe ser así.
Los célebres Relojes Blandos del genial Salvador Dalí. Ojala pudiéramos distorsionar los relojes que, desde nuestra infancia, parecen marcarnos un horario que debemos cumplir hasta nuestra muerte.No podemos, es cierto, pero si podemos dejar de convertirnos en esclavos de un tiempo inventado por nosotros y que el sistema usa para hurtarnos nuestra vida   
Ojalá pudiera hacer ,como Salvador Dalí con sus cuadros de relojes blandos, distorsionar cada reloj para que nos olvidáramos de las horas, para que las cadenas que nos ponen de pequeños y que no son de hierro sino hechas de horas, minutos y segundos se desprendiesen para liberar nuestros cuerpos y volar libres de nuevo, para recordar que se siente cuando la vida te llena el alma. Eso , por desgracia, no podemos hacerlo, pero si podemos tratar de recuperar parte de esa vida, de romper ese círculo vicioso que amenaza en convertir la vida de muchos en una rutina alienante donde llegas a olvidarte de que eres una persona y que no es una televisión, ni un coche, ni un gran trabajo los que estarán contigo en los buenos y en los malos momentos, que son las personas que unas a tu vida , las que te quieren, las que harán que tu vida sea feliz.
Iniciaba este artículo con una frase de Platón sobre el tiempo, y quiero terminarlo con otras palabras del norteamericano Benjamin Franklin » ¿Amas la vida?Pues no desperdicies el tiempo, porque es la sustancia de la estas hecho». No desperdiciemos el tiempo, no dejemos que nos hurten nuestros días , que nos engañen con tantas cosas que en realidad no necesitamos, recuperemos esta vida que nadie nos devolverá si la dejamos escapar. Y nunca permitamos que nada esté por encima de las personas que amamos, de los amigos, de la familia y de las nuevas personas que conoceremos en el camino. Es cierto que la sociedad no está montada así, pero si nosotros cambiamos de actitud podremos iniciar ese cambio, pues, como decía Gandhi  «nosotros somos el cambio que deseamos ver en el mundo «. Primero los seres humanos, después todo los demás.
Carpe diem a todos los que lean y a los que no también, gozad de la vida, amadla y no permitamos que nadie , ni el Estado, ni la empresa, ni el sistema económico, ni los mercados ni ningún otro invento humano nos prive de la felicidad de estar vivos. A mi me costó décadas aprenderlo , pero merece la pena el aprendizaje cuando ya te sabes la lección . El cambio está en nosotros.